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María José Sáenz de Buruaga tenía esta mañana una estrategia a la hora de lanzar su mensaje, su análisis de lo ocurrido en los últimos días. Ha empezado con Pedro Sánchez y una investidura que supone «un engaño sin precedentes». Ha dicho, resumiendo, que su ... gobierno será malo «para España y para Cantabria». Y ha trasladado la figura de Sánchez y sus políticas a la de Pablo Zuloaga y los socialistas cántabros. «Pedro Sánchez es Pablo Zuloaga». Y así llegó a su conclusión: «No parece coherente romper con Sánchez en Madrid y mantenerlo en el Gobierno de Cantabria. No basta con corregir el error Sánchez, hay también que corregir el error Zuloaga». O sea, que para la presidenta de los populares cántabros Revilla y el PRC «se han quedado a medias».
Buruaga ha considerado que «Revilla ha acertado». Incluso aplaude su decisión de decir «'no' a un acuerdo de investidura malo para Cantabria». Rectificar, ha dicho en varias ocasiones para incidir en que el presidente de Cantabria se equivocó, a su juicio, al pactar con Sánchez en Madrid y con Zuloaga aquí. Que fue él quien eligió «pese a que había otras matemáticas y otra aritmética». Pero el aplauso, para los populares, no es completo. «Si estuviera en el lugar de Revilla no me hubiera quedado a medias. Si el PSOE es malo en Madrid, no se puede mantener a los hombres del PSOE y sus políticas en el Gobierno de Cantabria». Le han preguntado, entonces, si invitaba al líder de los regionalistas a sacar del Ejecutivo a los consejeros socialistas. Ella evita decirlo con esas palabras. «Yo no soy quién debe decir...» o «la decisión la tiene que tomar el que la tiene que tomar cuando corresponda». «Pero no hay otra fórmula», le han cuestionado los periodistas. Su respuesta supone valorar irónicamente el movimiento de los socialistas cántabros: «Es evidente que los consejeros del PSOE no se van a ir. Sus razones todo el mundo las ha visto».
En este contexto, en opinión de Buruaga, el pacto del bipartito «está roto» en el fondo, aunque en la forma «se escenifique otra cosa». «Es sólo cuestión de tiempo». Y se atreve, de hecho, a poner la siguiente crisis en el horizonte. «Seguramente cuando Pedro Sánchez devuelva el golpe con los Presupuestos. Si cuando eran amigos, Revilla ya se llevó una bofetada, ahora veremos reflejado lo que para Pedro Sánchez es Cantabria, una comunidad de segunda». Todo, en un «escenario territorial» que perjudicará, ha afirmado, a la región, supeditado a los independentistas. Para reforzar esta idea ha recordado las palabras «mezquinas» de la vicepresidenta Carmen Calvo y se ha preguntado «dónde va estar el PSOE cuando se incumpla el 'papeluco'». «Si ya se cumplía poco, las posibilidades ahora son ninguna». Ahí pone como ejemplo cuál será la postura socialista al hablar de la financiación autonómica, un asunto (recordó) en la que los independentistas catalanes ya han puesto el ojo sobre Cantabria.
Y frente a la «inestabilidad inadmisible» en el Gobierno de Cantabria, la dirigente popular destaca la «responsabilidad» que, a su juicio, ha ejercido su partido. Tanto desde Cantabria como desde Madrid, con el ofrecimiento de Pablo Casado si los socialistas se marchaban. «Aún sabiendo que la amenaza del socio era con la boca pequeña». Buruaga ha indicado que en estos días no ha hablado con Revilla, pero ha repetido que su mensaje «no es nuevo». Un ofrecimiento desde el inicio de la legislatura que, en este caso, estaba vigente, «pero siempre condicionado a que el pacto se rompiera». Y, pese a que «ha habido mucho ruido, mucho fuego de artificio», no se ha dado el caso. Eso sí, reitera que quien ha puesto el pacto en entredicho «y ha generado una bochornosa situación no es el PP».
Ahí ha estado, de hecho, uno de los momentos más curiosos de la rueda de prensa. Revilla estaba hablando al mismo tiempo en la sede del PRC y a Buruaga le han comunicado que el líder de los regionalistas acusaba a los populares de «regocijarse» con la situación. «El que pone el pacto en entredicho es el PSOE, que amenaza con irse, chantajea y hace a los cántabros rehenes de sus intereses... Pero es el PP el que se está regocijando...», ha ironizado. «No es momento de regocijo, sino de preocupación. No tenemos urgencia ni necesidad de romper pactos o de entrar en ningún gobierno y nuestro ofrecimiento va a seguir ahí. Lo vivido y lo que vamos a vivir exige un análisis más serio y menos frívolo».
Un ofrecimiento, en todo caso, que «no implica necesariamente formar parte de un gobierno». «Estabilidad es estabilidad y se puede aportar desde la oposición». Eso ha explicado respecto a la oferta de su partido. Que se valorarían las fórmulas, que se ofrece la disposición para los consensos o los acuerdos en los grandes asuntos. «Pero no es momento de adelantar acontecimientos ni de alimentar escenarios. Nuestro ofrecimiento de estabilidad se produce si el pacto se rompe y no ha ocurrido. Somos un partido serio y no hablamos de hipótesis ni de futuribles».
Crisis en el Gobierno
José María Gutiérrez
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