Manuel del Jesus: «No me he enterado de nada hasta que ha explotado la bomba»

Uno de esos «sorprendidos» compañeros, y su jefe durante los último cuatro años, es el ex director general de Obras Públicas, Manuel del Jesus, que cuando explotó la operación impulsada por el Juzgado de Instrucción número 5 de Santander no dudó en presentar su dimisión para salvar al entonces consejero José Luis Gochicoa. «Estoy superado, sigo sin entender cómo se ha montado esa organización a mi lado y no me he enterado», afirma, sin querer entrar en muchos detalles a la espera de que se aclare todo.

Tras dimitir de su cargo como director general de Obras Públicas, puesto político que ha ocupado durante los últimos cuatro años, Del Jesus da a entender que no quiere salir por la puerta de atrás, ya que ha solicitado su incorporación al cargo que dejó en 2019, el de jefe de servicio de Carreteras Autonómicas, plaza que ocupaba desde entonces Miguel Ángel Diez, en prisión provisional desde el pasado 24 de febrero como cabecilla de la supuesta trama de adjudicaciones de obras a cambio de mordidas. «Mi intención es ocupar esa plaza hasta agosto, que es cuando cumplo 69 años y tengo previsto jubilarme, aunque podría seguir hasta los 70», apunta, a la espera de recibir una respuesta sobre su petición de reincorporación.

Del Jesus sigue todavía intentado asimilar todo lo que ha pasado: «Me ha sorprendido mucho». Y más viniendo de un compañero con el que llevaba trabajando casi 25 años. «Además, hablamos de un montón de contratistas y nadie de alrededor se ha enterado, no sé si por amenazas o porque les viene bien a todos».

El ex director general de Obras Públicas extiende su sorpresa al del resto de compañeros de la Consejería. «Estamos todos superados. Todo el entorno está en fuera de juego, es una cosa de locos. Ni un cártel de la droga está tan bien organizado», señala. Tanto es así que al entorno laboral del funcionario encarcelado no le cuadran los números, ni de dónde salen esos millones que Diez ha percibido. Por eso sospechan que las empresas que han abonado esas supuestas mordidas, previamente se han visto lucradas con cantidades similares o superiores a las percibidas por el jefe de Carreteras.

En su caso, Del Jesus dice que estas tres últimas semanas están siendo especialmente «duras» para él. «Si me tienen que dar una medalla es al más ingenuo, porque no me he enterado de nada hasta que ha explotado la bomba». «Él -Miguel Ángel Diez- es uno, pero en el tinglado hay unos pocos y ni un solo comentario ni un solo rumor ha habido», lamenta, con la creencia de que «no hay más funcionarios implicados porque están todos desquiciados».

Sobre la denuncia anónima que dio origen a la investigación que inició hace un año la Delegación de la Agencia Tributaria en Cantabria, el hasta ahora número dos de Obras Públicas cree que pudo venir de alguien de fuera «que ha visto todo este manejo y lujo». «Quizá haya sido algún vecino o alguien que no entendía de dónde salían todos esos bienes». «Porque no ha habido ni un solo comentario por parte de ningún contratista», insiste, dejando claro que lo que está pasando es «de locura, de ciencia ficción, no encaja en mi mente».

El exdirector de Obras Públicas no es el único que está a la espera de conocer si puede reincorporarse a su antiguo puesto de jefe de Carreteras. El subdirector de este área, Sebastián Martín, que fue destituido la semana pasada tras conocerse que había quedado para comer en el Celler de Can Roca con el funcionario encarcelado y los dos investigados de Rucecan cuatro días después de estallar el caso, está a la espera de conocer qué puesto le encomiendan ahora.

Lo que sí tienen claro en el seno de Obras Públicas, según avanzaron el pasado 7 de marzo, es que este funcionario -que sigue acudiendo a la Consejería- no volverá a su antiguo puesto de jefe de servicio de Vías y Obras. «Será la Secretaría General de la Consejería la que decida qué puesto ocupará este funcionario a partir de ahora».