El cambio del calendario escolar divide a los padres
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Cantabria ·
Algunos habían reservado vacaciones para compartir la semana con sus hijos y otros prefieren que sigan con las clasesEn los habituales corrillos de padres y madres, en el entorno de los colegios, este jueves sólo había un tema de conversación: la cancelación de la semana de vacaciones. Y división de opiniones entre los que aplauden la medida y quienes la ... critican. Aunque todos ellos comparten como queja el hecho de que se haya tomado una decisión de tal magnitud sólo con tres días de antelación. Un aspecto que generaba una crítica común y que hacía que se repitiera una pregunta: «¿Y ahora qué hacemos?». La respuesta salía de las propias familias: «Volver a organizarlo todo».
Los padres más contrarios a la anulación de la semana de descanso hablaban, pero no querían fotos. Entre ellos se encontraban María Arrizabalaga y Alejo Gómez. A las 09.00 horas, en la puerta del colegio Cisneros de Santander, observaban cómo entraban sus hijas al edificio. Su presencia allí es rara y pudo ser real porque ambos están de vacaciones: «Nosotros no venimos nunca al colegio porque trabajamos, pero hoy estamos aquí porque hemos pedido esta semana y la próxima para poder estar con nuestras hijas».
«Desde hace meses, cuando salió el calendario escolar, hemos organizado estas vacaciones para pasarlas con nuestras hijas», afirmaba María. «¡Dos días antes no pueden hacer esto!», sentenciaba. No pensaban salir de Cantabria, sino que simplemente iban a pasar tiempo con las niñas y hacer algunas rutas de montaña. «Al menos no nos ha ocurrido como a unos amigos, que desde mañana pensaban irse de casa rural con sus hijos».
El descanso es otro de los temas que les preocupa. «Creemos que tanto los niños como los profesores necesitan ese respiro por el ritmo de vida que llevan este año, todo el día con las mascarillas y los geles para arriba y para abajo». «Les iba a venir -añadían- bien esa semana de tranquilidad, sin madrugar y creo que a mis hijas les va a costar renunciar a los planes que ya les habíamos prometido». Otra de las madres a las que le parece «fatal» la cancelación de la semana no lectiva, era Nuria Méndez, que se había cogido vacaciones para cuidar a sus hijos y «a última hora no las puedo cancelar». «Lo están haciendo todo tarde y mal sin dejar margen para que nos organicemos», señalaba. Además, personalmente, a Nuria le hubiera gustado poder elegir a principio de curso que sus hijos estudiaran desde casa, por lo que ahora preferiría que no fueran a clase durante la próxima semana: «Prefiero que estén en casa», confesaba. «Desde que publicaron el calendario me ha parecido fatal que se ponga una semana de vacaciones en mitad del curso».
En cambio, a Miguel Moreno le viene bien la suspensión de la semana no lectiva. Su hija de dos años hubiera tenido que pasar las mañanas con su abuela en caso de no tener clase y «conciliar supondría un problema tanto para la abuela como para mí porque ella también trabaja y personalmente prefiero que venga al colegio», explicaba. Defendió que continúe la rutina ya que le parece que «el colegio es un entorno seguro, controlado, y prefiero que esté aquí mientras yo trabajo», añade Miguel.
En la puerta del Cisneros también había este jueves abuelos acompañando a sus nietos a las aulas. Es el caso de María Almudena García, quien algunos días hace una ruta para acercar a sus tres nietos a los colegios Cisneros y Mercedarias. Era uno de esos días en los que le 'tocaba'. Ella no ve normal que se planteen unas vacaciones en este momento del año. «El curso pasado perdieron muchos meses de clase y prefiero que estén en el colegio porque es mucho mejor para sus estudios», asegura. Además, María Almudena ve «fatal» que exista esta semana no lectiva: «Están mejor aquí que en casa conmigo, que ya me han visto bastante a lo largo de este año», opina.
Aminta Machado acataba la decisión: «Si han tomado ese camino será porque ven que es lo mejor para los niños», argumentaba. Sin embargo, ella preferiría que sus hijos se quedaran en casa y no corrieran riesgos yendo a clase. Aunque no ve necesaria esta semana de vacaciones: «Han estado mucho tiempo sin venir al colegio» y cree que parar durante una semana les puede cortar el ritmo de aprendizaje. Sin embargo, tampoco le afecta el cambio de planes. «Yo misma me puedo encargar de ellos», dice.
También los hay que respaldan la medida por precaución. «Por lo que pueda pasar más adelante, la cancelación me parece apropiada porque no sabemos si van a tener que perder clases presenciales después y creo que mientras se pueda deben ir», afirmaba Jesús García, mientras esperaba la entrada de su hija al colegio Cumbres. Él tocaba madera y deseaba que «no haya necesidad que los niños deban continuar el curso desde casa». En su casa no tenían planes para la semana próxima: «La vida seguirá igual, así que no habrá problemas con que finalmente sea una semana lectiva». Tanto él como su esposa y los hermanos mayores de la niña están disponibles para acompañarla hasta el colegio. En la puerta del Cumbres no hay corrillos. «Los padres pasan con el coche por aquí, por la puerta, los niños se bajan y se van sin mayor contratiempo», explicaba Jesús. En definitiva, opina que lo mejor es seguir «por lo que pueda pasar después», reafirma.
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Diego Vallejo acompañaba a sus hijas al colegio. Él tenía sensaciones contrapuestas. A nivel organizativo no le gusta la decisión de Educación, pero a nivel sanitario sí. Le parece bien la suspensión «para que se puedan mantener los grupos burbuja», pero cree que «la decisión llega demasiado tarde por la poca antelación con la que la comunican para que los padres se organicen». En ese momento aún no se conocía la noticia de la cancelación definitiva de las clases lectivas. 96 horas de margen.
A él le parece que «la situación se está llevando muy bien en el colegio a nivel de contagios». Por lo tanto, cree que está bien por el hecho de evitar los contagios propios de unas vacaciones. A nivel de estudios, él vería con buenos ojos la continuidad «por todo lo que ha pasado y así afianzar los conocimientos». A Miguel y su pareja la cancelación no les trastoca ningún plan pues la semana próxima semana también trabajan. «A nosotros no nos ha resultado un trastorno pero conozco mucha gente que sí se había organizado de otra manera».
Los niños tienen menos dudas que los padres. Si se les da la opción de elegir ellos son unánimes: «¡Queremos vacaciones!». Así responden, al unísono, las hijas de Diego Vallejo. En ese momento, su padre admite que también a ellos les gustaría disfrutar de sus hijas durante una semana. «Ellas lo tienen claro, quieren descansar», apuntaba Diego. «La semana de vacaciones no es un problema para nosotros porque nos podemos encargar de ellas».
Las hijas de María y Alejo, los primeros padres del reportaje, también rechazan el cambio de planes. «Cuando les hemos comentado que podría ocurrir nos respondieron a grito 'pelao' que no, que ellas quería pasar esos días con nosotros». Mientras unos padres cancelan sus planes otros podrán seguir con su rutina habitual aliviados.
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