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Con la pelota en el tejado del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, la sociedad cántabra vive días de incertidumbre y debate. El viernes pasado se anunciaron unas medidas para el martes, el martes se retrasaron para el miércoles y el miércoles se ... propuso un toque de queda y una limitación de grupos entre la 01.00 y las 06.00 horas que ahora debe aprobar un juez. Tensa espera. Mientras el vicepresidente y portavoz del Gobierno regional, Pablo Zuloaga, está «seguro» de que «el planteamiento jurídico» que se ha hecho desde el Ejecutivo para justificar las restricciones «garantizará el apoyo» del Tribunal, en la calle se discute sobre las medidas. Si son excesivas, si se quedan cortas, si llegan tarde o si se ajustan a derecho. Y, entre tanto, la incidencia sigue creciendo sin techo a la vista. El pasado miércoles, otros 343 positivos, la segunda cifra más alta desde que en la vida de los cántabros se instauró la palabra pandemia.
A Zuloaga le preguntaron ayer por su confianza en torno a la decisión del TSJC y sobre cómo podría verse condicionada la respuesta por la sentencia del Constitucional en torno al primer estado de alarma. Ante el aumento que se está viviendo de «todos» los indicadores, dijo, Sanidad ha hecho un planteamiento «absolutamente justificado para que sea avalado por el TSJC». Tanto, que no le pareció «momento de responder a esa pregunta» cuando le cuestionaron sobre la posibilidad de recurrir al Tribunal Supremo en caso de no obtener el aval. «Puesto que aún no se conoce la resolución que adoptará el tribunal cántabro», concluyó (el consejero de Sanidad ya dijo un día antes que se presentaría un «recurso express» ante el Supremo si no les dan luz verde).
«Las medidas son muy lógicas. Está demostrado que ese ocio nocturno sin control, en interiores, con proximidad y sin mascarilla ha facilitado la ola. Tenemos la respuesta a algo que ya sabíamos. Si el virus está en circulación, la gente no se protege y no está completamente vacunada, se extiende. En Semana Santa tuvimos una ola y se controló. Ahora se ve que el que no está protegido aún, los más jóvenes, que son los que hacen vida entre la una y las seis, se contagia. No están protegidos. No hay discusión sobre la causa y el efecto, las consecuencias están clarísimas. Es una medida proporcional porque no prohiben los grupos de más de seis fuera de ese horario. Cuando no se toman precauciones es por la noche. Y la gente sin vacunar debe extremar la precaución: contactos, mascarilla y limpieza».
«La venta de alcohol ya estaba prohibida a partir de las 22.00 horas, pero nadie lo ha controlado jamás. Que lo adelanten es correcto si lo van a controlar. Pero correcto sólo entre comillas, porque, si quieren comprar, lo harán a las 19.55. Me parece bien si sirve, pero dudo que sirva para algo. En cuanto a la propuesta de toque de queda la valoramos negativamente. Vuelven a estigmatizar al ocio nocturno y a confundirlo con el ocio descontrolado. El del botellón, las reuniones privadas... La sentencia del TSJ de Valencia que avala allí la medida dice que las medidas utilizadas hasta ahora han sido ineficaces. No deja de darnos la razón. En este sentido, si esto sirve para cortar la transmisión y que se vea que la culpa no es de la hostelería sino del ocio descontrolado, el del botellón, bienvenido sea».
«El tema del toque de queda en la cultura apenas nos atañe. Casi todo lo que hay programado lo está en las mañanas y las tardes. Todo lo que se podía hacer otros años a esas horas, en general (verbenas, fiestas), ya no se estaba haciendo. En cuanto a la venta de alcohol, yo no sé si los que toman las medidas saben cómo va el botellón. Los chavalitos van a comprarlo antes. Igual hasta fastidia más a uno que ya no va de botellón y por su trabajo no puede ir a hacer la compra antes de las ocho. Creo que eso es ridículo. En cuanto al toque de queda y los grupos, no sé si la salida de una a seis es la principal causa de este incremento de casos. Los chavales salen, pero no sólo ellos. Todo está lleno. ¿Es sólo por el ocio nocturno? No sé. No soy una experta, pero tengo mis dudas de que unas medidas así resulten efectivas».
«La línea de CEOE es que las medidas que se vayan a aplicar y afectan al mundo empresarial se trasladen para poder aportar ideas. Y nada. Se nos llamó para aportar mascarillas o pantallas, pero para ver las repercusiones no se nos llama nunca. Por otro lado, si existen estudios que justifiquen que esto puede ser efectivo, adelante. No queda más remedio. Pero, eso sí, al sector que resulta el pagano de todo, el ocio nocturno (y si afecta a otros, como el transporte) habrá que compensarle en condiciones. No con las medidas económicas ridículas puestas en marcha hasta la fecha. En cuanto a la efectividad, prohibir la venta desde las ocho creemos que va a servir para poco porque la gente joven tiene flexibilidad en sus formas de actuar. Y el toque de queda, puede ser, pero lo vemos con dudas».
«En mi opinión, lo veo bien. Y a nivel del colectivo, también. Es la única manera de pararlo. Los chavales siguen saliendo igual y el cierre de la hostelería no sería una solución. Seguirían saliendo del mismo modo. El que va a hacer botellón ya sale de casa con esa idea. Lo vemos cada noche. Otra cosa es que los que salen de los locales cuando cierran digan, por ejemplo, 'hay gente de botellón en el parque del Ris' y se sumen. Pero el ambiente y la fiesta, el botellón, ya estaban montados allí antes. Ya habían salido a comprar y ya estaban allí. Lo de la venta de alcohol me parece también una buena medida. Personalmente, incluso, lo hubiese adelantado a las 18.00 horas. Pero si se aplica el toque de queda va a dar casi igual la venta porque no podrán estar en la calle y no habrá botellón».
«Como siempre hemos dicho, nosotros entendemos que las medidas son justas y que pueden ser necesarias. Pero sería muy importante aumentar el ritmo de vacunación entre los jóvenes, sobre todo en la franja más afectada por el aumento de contagios, la de los que tienen entre 20 y 29 años. Está bien tomar medidas, pero debe complementarse con otras cosas como la vacunación. El semáforo covid, los toques de queda, la venta de alcohol... Sí, pero lo importante es la vacunación. Ya están empezando y está bien, como se ha hecho en Madrid, por ejemplo, pero tiene que ser lo más rápido posible. Si queremos salvar el verano o que todos podamos movernos entre municipios sin problemas deben aumentar el ritmo de vacunación. Los jóvenes queremos vacunarnos, pero no tenemos posibilidad».
Zuloaga se limitó a indicar que el Gobierno está «a expensas» de la decisión y «la atenderá, la entenderá y, en su caso, la desarrollará». Llegado el momento se verá «cuáles son las vías para seguir adelante porque es fundamental tomar medidas para corregir la incidencia», insistió.
«La clave está en la justificación sanitaria», explica el decano del Colegio de Abogados de Cantabria, Andrés de Diego. Para restringir derechos fundamentales «la Sala necesita justificación técnica». Lo ve «razonable», siempre que la Consejería presente razones de peso, y dejando claro, a la vista de las contradicciones en las comunidades autónomas o la sentencia del Constitucional, que es un asunto, en todo caso, «complejo».
Lo que no necesita del visto bueno judicial es la prohibición de bebidas alcohólicas en el comercio minorista y las estaciones de servicio a partir de las 20.00 horas. Y aquí empiezan los debates. Opiniones a favor, como la del presidente de la Sociedad Española de Inmunología, Marcos López Hoyos, o el jefe en funciones de la Policía Local de Noja, José Luis Revuelta. Pero no todos lo ven tan claro. El argumento más repetido es que, el que quiera comprar para salir de botellón, lo hará antes de esa hora. O sea, que no será efectivo. Es lo que piensa, por ejemplo, Jorge de Benito, presidente de Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio. Para Rocío Álvarez, que preside la Plataforma de Empresas Culturales de Cantabria perjudicará incluso más al trabajador que no pueda ir a la compra hasta las ocho por sus horarios laborales que a los «chavales del botellón».
«Está claro que esto ahora mismo se está disparando. La gente más joven, que estaba en la universidad o en los colegios, ahora, durante el verano, está con más ganas de relacionarse y salir. Las medidas que ha puesto sobre la mesa la Consejería de Sanidad me parecen totalmente razonables, hay que acatarlas y ver si así se frena un poco el número de positivos que tenemos ahora, que sabemos que son, sobre todo, entre la gente más joven. El que quiera beber, lo acabará haciendo, eso sí. En vez de hacerlo a las ocho de la tarde lo hará a las seis. Pero en algún lugar hay que intentar ponerle un poco de freno. Lo que creo, en cualquier caso, es que es mejor aplicar este tipo de medidas que se proponen a que nos encierren a todos o cierren los interiores de los locales de hostelería en la región».
«Se mezcla con el ámbito puramente sanitario. Supongo que la Consejería presente unos informes con la incidencia que justifiquen la petición. Que hay una razón para limitar derechos fundamentales. La Sala debe tener una base sólida puesto que, al tratarse de estos derechos, su interpretación es restrictiva. Debo presumir que, dada la evolución, la medida está justificada, que podrán demostrar que el incremento del virus es por estos. Si Sanidad, en ese sentido, pone el foco en la noche, parece razonable la petición. Lo veo razonable si es razonable, si hay una buena justificación técnica. Pero en esto ya hemos visto que se mezclan muchas cosas y hay contradicciones. Es un asunto complejo, como hemos visto con el estado de alarma y el Constitucional. La base es la justificación sanitaria».
«Sobre lo de la venta de alcohol a partir de las ocho, cualquier prohibición nos parece algo que no es de esta época. El que quiera consumir adelantará la compra. Y a nosotros nos traerá un problema añadido. Va a venir un cliente a las 20.03 horas y la bronca será para nosotros. Una más para este sector maltratado al que obligaron a seguir abierto en su momento sin clientela ni movilidad. Y ahora esto, que, aunque para las estaciones de servicio la venta de alcohol es algo minoritario, provocará nuevos quebraderos de cabeza. En cuanto al toque de queda y los grupos, estamos de acuerdo con cualquier medida que sirva para reducir la propagación del virus, pero creemos que estas medidas en concreto no van a evitarla. Además, vuelven a atacar a otro sector que es de los más castigados, la hostelería».
Y todo, en mitad de una escalada de casos que no cesa. Cantabria, eso sí, sigue en nivel uno. La hospitalización mantiene ese baremo de riesgo. Cinco personas siguen en la UCI, dato estable otro día más. Pero los ingresos en los hospitales crecieron el miércoles (cinco más) y hasta las ocho de la mañana del jueves, según dio a conocer Zuloaga, la cifra se iba hasta las 63 personas, otras cinco más con respecto al dato del día anterior. En estos momentos, relató el vicepresidente, en Cantabria hay 5.275 personas que tienen coronavirus, «de las cuales 5.212 están en cuarentena domiciliaria y las 63 restantes hospitalizadas».
Lo mejor al repasar los datos es ver que el contador oficial de muertes desde que empezaron a apuntar las víctimas mortales sigue parado en 578. Lleva así diez días seguidos.
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