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En apenas quince minutos han despejado los sindicatos de la mesa sectorial la mínima esperanza que aún guardaba el gerente del Servicio Cántabro de Salud, Rafael Sotoca, de alcanzar un acuerdo que cerrara el conflicto de las peonadas y permitiera retomar toda la actividad quirúrgica ... y de pruebas complementarias que se realizan en los hospitales por las tardes, de forma voluntaria, para aligerar las abultadas listas de espera. Por unanimidad, las seis organizaciones –Sindicato Médico, CSIF, CC OO, UGT, Satse y ATI– han dicho que 'no' al ultimátum que lanzaba este lunes la Consejería de Sanidad a través de su titular, Raúl Pesquera, en una reunión que contó también con la presencia de los tres gerentes de los hospitales (Rafael Tejido –Valdecilla–, Pedro Herce –Sierrallana– y Mónica Hernández –Laredo–) que estuvo marcada por las tensiones y la discusión.
De aquel primer encuentro, donde la respuesta sindical ya avanzaba la negativa generalizada a la subida del 10% planteada por el SCS, se emplazó a los sindicatos a volverse a sentar esta mañana para dar una contestación definitiva. Sólo CSIF había supeditado su respuesta de hoy a las modificaciones que había sugerido introducir en la propuesta. Y a la vista del resultado, está claro que la última redacción de la oferta no les ha convencido.
«Es lamentable que se haya perdido una oportunidad para revisar las condiciones de los programas especiales», apunta Margarita Ferreras, portavoz del sector sanitario de CSIF, que admite que «había aspectos positivos en el documento», pero «lo que nos han presentado hoy es una redacción vaga e imprecisa, que no garantiza la continuidad en el tiempo de esa actualización de precios. Estábamos dispuestos a rebajar las expectativas de las subidas económicas, si había ese compromiso, pero no hemos visto cintura negociadora».
También el Sindicato Médico, que ya había adelantado la semana pasada su rechazo a la oferta del SCS, confiaba en que, al menos, se les diera «garantías de que las nuevas tarifas se actualizarán a medio plazo y no volverán a congelarse durante otros diez años», pero las líneas añadidas en el documento que hablan de una hipotética prórroga «no sirven para los programas especiales, ya que no se prorrogan, sino que se aprueban para un plazo determinado (habitualmente seis meses) con un presupuesto asignado», aclaran desde el sindicato.
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Así las cosas, sin acuerdo y con unas elecciones autonómicas a la vuelta de un mes, la Consejería da por finiquitadas las negociaciones y deja en manos del próximo equipo que dirija la Sanidad cántabra la resolución del problema. «Nos lo han dicho así de claro», señala Santiago Raba, vicepresidente del Sindicato Médico, que asegura que no se ha alcanzado un acuerdo «por una cuestión ideológica del propio consejero, que está en contra de la realización de peonadas, es decir, de realizar actividad extraordinaria a través de sus propios profesionales, mientras aumenta la externalización a la sanidad privada». A su juicio, «es evidente que aquí hay una privatización encubierta y por eso no les ha interesado negociar».
El rechazo a esta última oferta puesta encima de la mesa –«para la que los profesionales nos habían dado el no rotundo», añade Raba– implica que no se reactivarán las cirugías por la tarde. Al menos, no con mejoras retributivas, como reivindicaban los médicos desde principios de marzo. Si algún profesional quisiera participar en los programas especiales, sería a los precios que se venían pagando desde enero, dentro de los programas aprobados, y que finalizarían en junio.
«No entendemos que no se haya firmado un acuerdo», ha declarado el gerente del SCS, Rafael Sotoca, tras la fallida mesa sectorial, «a pesar de que se ha duplicado la oferta inicial (se pasó del 5% al 10%), se ha trabajado con los jefes de servicio la mejora técnica, se ha incluido el inicio de la entrada en vigor de los nuevos precios en mayo (en lugar de julio) y se ha apuntado la revisión anual en caso de prorrogarse estos programas especiales». Con sus palabras, deja la responsabilidad del fracaso de la negociación en la parte sindical. Aún así, confía en que los profesionales «sigan trabajando en esta actividad extraordinaria y voluntaria» que ayuda a aligerar las listas de espera, cuyo parón afecta al 4% de las cirugías que se realizan en el SCS – una media de cincuenta intervenciones semanales–.
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