El Ministerio se adelanta a Cantabria en la licitación de las otras diez unidades de protones

Como ya había hecho con el caso anterior, la Consejería de Sanidad quitó importancia a este segundo obstáculo. Anunció que se reformularían los pliegos, que se corregirían aquellos aspectos que frenaron a los posibles licitadores y que volvería a sacarse a concurso con mejor resultado. Que no tendría grandes consecuencias porque, en la práctica, se mantenía esa previsión de convertir a Valdecilla en el primer hospital público con protones.

El pasado lunes, en el Pleno del Parlamento de Cantabria, el bipartito volvió repetir esa afirmación. Lo que entonces no sabía el Gobierno regional es que el Estado ya estaba ultimando la licitación del contrato de compra de esas diez máquinas de protonterapia que se pagarán con el dinero donado por el fundador de Zara y que competirán con la de Santander. Porque el Ministerio de Sanidad ya ha publicado el anuncio previo de la licitación, el paso inmediatamente anterior a dar a conocer el pliego y abrir el periodo de recepción de ofertas. Y lo hace antes de que el SCS hago lo propio con su segundo contrato -el corregido- de la unidad de Valdecilla. A día de hoy, el Gobierno de España va un paso por delante del Gobierno de Cantabria.

La comunidad autónoma podría volver a tomar la delantera porque la intención del Ejecutivo regional es reabrir el concurso público este mismo mes de abril. Dependerá de lo que ahora tarde el Ministerio en pasar de la primera fase (ese anuncio previo de licitación) a la segunda (la licitación como tal). Consultado sobre este asunto, el departamento que dirige la ministra Carolina Darias no aporta calendario, pero sí que ayer la ministra socialista estaba en Galicia -una de las autonomías que tendrá una de esas diez máquinas donadas y la que iba más avanzada tras Cantabria- para firmar un convenio de colaboración con la Xunta que incluye los protones.

Estar por delante no es solo una cuestión simbólica. Tendrá consecuencias prácticas evidentes. La máquina de protones es una tecnología puntera que sólo la fabrican unas pocas empresas en el mundo. Además, lo hacen bajo demanda. Hasta que un hospital no pone el dinero sobre la mesa, las empresas no comienzan su construcción. No hay un stock previo y lo que sí puede haber en los próximos meses es un cuello de botella en la demanda. A las diez máquinas que pagará Amancio Ortega y a la de Cantabria se sumarán el resto de los pedidos mundiales, por lo que se puede generar lista de espera.

El contrato del Ministerio, a través de la Secretaría de Estado de Sanidad, asciende hasta 271 millones para el «suministro de equipos para tratamiento con protonterapia y equipamiento electromédico». Son 27 millones por equipo que las autonomías no tendrán que pagar, pero sí la instalación, gestión y mantenimiento posterior.

Cantabria lo pagará con fondos europeos. Concretamente con el Fondo React-UE que se repartió de forma equitativa entre todos los territorios en función de su peso. La región usará 45 millones -la mitad de esta partida- a la protonterapia, mientras que las que tendrán la unidad gracias a la donación disfrutarán del mismo servicio y además podrán destinar su parte del pastel a cualquier otro gasto. Y luego están los equilibrios que tendrá que hacer la Consejería que hasta hoy dirigía Miguel Rodríguez para no perder ese dinero, porque sólo sirve para pagar facturas firmadas hasta el 31 de diciembre de 2023, unos plazos muy justos debido a los retrasos.

En el caso cántabro, el primer pliego -el fallido- recogía tanto la compra de la máquina como su instalación y la obra. En el nuevo, se hará por separado. El primero es el que se tiene que licitar este abril. Para el resto no se han concretado plazos.