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A. G.
Santander
Jueves, 20 de octubre 2022
El vuelo entre Barcelona y Santander operado por Vueling, que partió de la capital catalana esta tarde con cierto retraso -el horario oficial apuntaba a las 15.50 horas y el vuelo salió finalmente a las 16.10 horas- no ha podido aterrizar en el ... aeropuerto Seve Ballesteros debido al intenso viento que azota la zona. Finalmente, ante la imposibilidad de tomar tierra en Cantabria, el aparato ha continuado hasta el aeropuerto de Asturias, desde donde el pasaje será trasladado a su destino original en autobuses.
Más allá de lo incómodo de la situación, lo llamativo del caso son las fuertes turbulencias que han tenido que afrontar el avión y sus pasajeros debido a los «vientos cruzados» que han sufrido desde antes de llegar a la zona de Bilbao, según afirma la cántabra Judith González Lavín. «Nunca había vivido unas turbulencias tan intensas», explicaba con alivio, ya en tierra, desde la capital asturiana. Una circunstancias que ha convertido el vuelo en toda una experiencia para un pasaje completo en el que había «muchos niños, bebés y también gente mayor», destaca. Además del susto, «también ha habido varios mareos porque el avión se movía mucho», resalta.
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Según señala la pasajera, la tripulación ya avisó al pasaje antes de llegar a la zona de Bilbao de la existencia de esos vientos cruzados, causantes de las turbulencias. Un aviso que, sin embargo, no impidió que la fuerza de los movimientos sorprendiera y asustara a gran parte de los pasajeros. «Mi asiento estaba al lado de una de las alas y nunca las había visto sufrir tanto, se movían y vibraban mucho».
Aunque inicialmente se esperaba que el aterrizaje en Santander fuese posible pese al intenso viento, al aproximarse a la pista han tenido que abortar debido a la dificultad que suponía la inestabilidad provocada por las condiciones meteorológicas. «Cuando nos hemos acercado nos han comunicado que era imposible aterrizar y que íbamos a seguir hasta Asturias, donde la situación era mejor, aunque hemos seguido teniendo muchas turbulencias y el aterrizaje tampoco ha sido fácil», destaca la viajera cántabra, que regresaba de un periplo de carácter laboral.
Con el avión lleno hasta arriba, con tantos cambios de información -«ha sido un poco caótica», explicaba Judith González- y unas turbulencias tan fuertes, el viaje ha sido toda una experiencia que acabado felizmente en tierras astures. «Además, una vez en Asturias al principio no nos dejaban desembarcar porque estaban valorando si había mejorado la situación para regresar volando hasta Cantabria, pero finalmente han desistido», explica. «La verdad es que nos hemos portado muy bien», resalta entre risas, «porque hemos aguantado todo pacientemente con la mascarilla puesta».
El itinerario del vuelo puede verse recreado en este enlace.
La compañía ha gestionado la llegada de hasta tres autobuses encargados de recoger a los pasajeros y llevarlos hasta el Seve Ballesteros. «Iban a llegar a las 17.50 horas pero van algo retrasados», señala González, quien lamenta que los autobuses tengan como destino el aeropuerto santanderino y no el centro de la capital cántabra. Pese a ello, seguro que agradece, como el resto de los pasajeros, no tener que volver a experimentar la angustia que las fuertes turbulencias les han hecho pasar a todos.
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