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La llegada del invierno, el frío y el aumento de las relaciones sociales durante el periodo navideño han aumentado considerablemente la incidencia de los virus respiratorios que están detrás del exceso de muertes que desde el pasado 1 de diciembre ha experimentado Cantabria. Según los ... datos de monitorización diaria (Momo) del Instituto de Salud Carlos III, la región contabilizó un centenar de decesos más de los previstos para este periodo. La mitad de ellos se produjeron por causas atribuibles «a la temperatura». El Carlos III había previsto que entre el 1 de diciembre del año pasado y el 11 de enero del presente –este pasado jueves– morirían 806 personas. Sin embargo, fueron notificadas 921. Es decir, que hubo 115 más. De ellas, 55 se produjeron debido a las frías temperaturas de esta época del año.
806 muertes era la estimación prevista por el Carlos III desde el 1 de diciembre hasta ahora.
921 muertes fueron finalmente notificadas al Carlos II en el citado periodo.
55 decesos por causas atribuibles a la temperatura se han constatado desde el 1 de diciembre.
Cantabria no se ha librado este año de los virus respiratorios que se han expandido a la vez por prácticamente todo el país. A la tradicional temporada de la gripe –más madrugadora que nunca–, se unió un repunte de los casos de covid, y también se registraron casos del denominado virus respiratorio sincitial (VRS). El denominado sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo) está coordinado por el Ministerio de Sanidad y surgió como «plan de acción contra los efectos de las temperaturas excesivas». El objetivo es identificar las desviaciones de la mortalidad respecto a la esperada, teniendo en cuenta las series históricas de decesos. Almacena datos desde el año 2020.
El panel permite ahondar en la relación que hay entre la temperatura y los diferentes grupos de edad. Por ejemplo, desde el 1 de diciembre se registraron 64 muertes más de las esperadas en las personas mayores de 65 años. De estos 64 decesos extra, 52 fueron atribuidos a la temperatura. Entre los mayores de 85, en cambio, el dato es aún más revelador: 35 de las 44 muertes se debieron a los efectos de la temperatura.
Los decesos provocados por el frío, además, se concentraron en un periodo muy concreto de tiempo: sobre todo, a partir del 17 de diciembre, tras el puente de la Constitución y la Inmaculada y en las vísperas y posterior desarrollo de las Navidades.
De los tres virus que generan complicaciones respiratorias, el que más problemas ha provocado a la población y también a los servicios sanitarios es el de la gripe, que además fue más madrugador de lo habitual. Llegó prácticamente por sorpresa en la recta final de noviembre. Así lo constató Salud Pública después de contabilizar varios días seguidos con comunicaciones de los médicos de Atención Primaria –los primeros que lo notan– por encima de los 25 contagios sospechosos. Para esas fechas, 109.000 personas se habían vacunado en la campaña en curso, una cifra similar a la de 2022.
Un mes después, la epidemia de la gripe ya se encontraba en plena expansión, lo que desencadenó la saturación de los servicios de urgencias tanto de los hospitales como de los centros de salud. Hacía un par de semanas que había superado el umbral epidémico y su propagación era rápida. La mayoría de los ingresos hospitalarios era de personas mayores con otras patologías previas que se veían descompensadas a consecuencia del virus.
La transmisión, que suele empezar siempre en la población infantil, ya era generalizada. En cambio, aunque la onda del virus respiratorio sincitial (VRS) se solapó con la de gripe, los datos indicaban que el causante de la bronquiolitis en los más pequeños estaba bajando.
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Ante esta situación, a los hospitales, con las Urgencias prácticamente colapsadas, no les quedó más remedio que reforzarse. Valdecilla reservó camas extra para afrontar el impacto de la gripe, que esta temporada tiene el título de la más intensa de los últimos cuatro años en Cantabria.
Los hospitales han atendido más de mil urgencias diarias en los primeros compases de 2024. Ahora la situación parece que comienza a remitir, aunque el Gobierno central ha decretado el uso obligatorio de la mascarilla en hospitales, centros de salud y residencias. El Ejecutivo cántabro ofrece los datos de la gripe una vez a la semana. Los últimos son del pasado martes y muestran que la onda epidémica ha comenzado a perder fuerza, a diferencia de otras comunidades autónomas. Los números correspondientes a la primera semana del año confirman un cambio de tendencia. Los contagios han caído el 7,6%.
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El exceso de mortalidad se ha traducido en más trabajo para las funerarias. Hay puntos del país, como Barcelona, donde están desbordadas y hay esperas de hasta de tres o cuatro días para celebrar un entierro. «Aquí eso no está pasando, aunque si es cierto que tenemos más trabajo del habitual», reconoce Joaquín Cavero, gerente de la funeraria La Montañesa.
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