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Se está aclimatando a su nuevo entorno con normalidad. Esas son las primeras conclusiones sobre la osezna Saba, la cría de oso cantábrico reintroducida el pasado mes de noviembre en el Parque Nacional de los Picos de Europa tras recuperarse durante tres meses en ... el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Villaescusa (Cantabria). Había sido encontrada desnutrida y deshidratada, con alteraciones neurológicas graves
El primer contacto visual del animal desde que fuera soltado ha sido la zona occidental del Parque Nacional de Picos de Europa (en la zona oriental de la Cordillera Cantábrica) y ha permitido comprobar que sigue en esa zona y que presenta un buen aspecto.
Desde el momento de su suelta se ha realizado un seguimiento por parte del personal del Gobierno del Principado de Asturias, la Junta de Castilla y León y del propio Parque, que pone de manifiesto queel animal ha alternado periodos de inactividad, en los que ha estado a refugio, con otros en los que merodeaba en busca de alimento. También se ha confirmado la presencia de dos ejemplares subadultos de oso pardo en las proximidades.
La liberación de la osa se realizó en condiciones de extrema precaución y sin contacto con humanos para aumentar las posibilidades de éxito de su reintroducción en el medio natural. La zona de la suelta fue elegida tras analizar múltiples variables, entre otras, la disponibilidad de alimento y la baja presencia de personas.
Asimismo, su traslado a esta zona oriental de la Cordillera Cantábrica va a poder contribuir a conectar la población osera de esta área, que no es muy numerosa, con la de la parte occidental mucho más estabilizada.
La Guardería de Medio Natural del Principado, en colaboración con técnicos especializados, recogió a la cría en las inmediaciones del cercado osero de Proaza a finales de mayo de 2019. Padecía desnutrición, deshidratación y alteraciones neurológicas y fue enviada a un centro veterinario para estabilizarla. Tras experimentar una leve mejoría, se acordó su traslado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre, en Cantabria, unas instalaciones específicas para el tratamiento de esta especie.
Durante los tres meses que permaneció allí, estuvo bajo control permanente y especializado, aunque sin contacto visual con sus cuidadores, y alcanzó un desarrollo óptimo, hasta llegar a los 23 kilogramos el pasado mes de septiembre.
En ese momento, fue trasladada al recinto de Valsemana, en la Junta de Castillla y Léon, un espacio en semilibertad, aislado y con un adecuado enriquecimiento ambiental, como paso previo a su reintroducción en el medio natural a comienzos de noviembre.
Las administraciones de Asturias, Cantabria, Castilla y León y el Ministerio para la Transición Ecológica han mantenido una intensa y constante colaboración en todo el proceso, lo que ha ayudado a actualizar los protocolos de rehabilitación, sedación, radiomarcaje, traslado y liberación de crías de oso pardo, algo de gran utilidad ante otros casos similares.
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Javier Gangoiti
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