Esto es el Pantano del Ebro

Llama la atención. Los puentes, el riachuelo, el aspecto fangoso que casi se puede tocar. Fango seco. La foto que ilustra estas páginas muestra una imagen actual en las inmediaciones de La Población (Campoo de Yuso). Allí suele haber agua. Es, claro, una parte del pantano. De las más vacías hoy en día. Esa reserva pasa ahora por uno de los momentos menos boyantes de su historia. Para ser exactos, el octavo caudal más bajo a estas alturas del año desde que existe. Que el pantano ande así no depende sólo de Cantabria. Ni mucho menos. Obedece a una sequía general –y a las necesidades de abastecimiento en muchos territorios–. Es toda la cuenca y, en realidad, todo el país. Pero es que, en este caso, Cantabria –la verde, la fresca, la norteña– no es ajena al escenario. Por eso, la foto sirve. Es un ejemplo. Si se miden los años contando lo sucedido entre enero y octubre, la comunidad ha vivido el más cálido y más seco de su historia desde que hay registros (los sesenta). Lo confirma la Agencia Estatal de Meteorología. Sus mediciones. Nunca, desde que hay datos disponibles, la temperatura media fue tan alta ni la precipitación recogida, tan corta.

La Aemet, a nivel nacional, publicó recientemente un hilo de datos en sus redes sociales. Sobre octubre y, de paso, sobre lo que va de año. La temperatura media en el país el mes pasado fue de 18 grados. Muy alta. De hecho es el octubre más cálido de toda la serie. Pero lo más llamativo es que estuvo 3,6 grados por encima del promedio normal. Tanto, dicen los expertos, es «muy poco habitual». Hasta el punto que sólo en siete meses de los 730 de los que hay datos se han producido desvíos de tres o más grados. Y en el acumulado del año, algo parecido. Lo que va de 2022 es –contando como un año entero y comparando con otros años también de enero a octubre– el periodo más cálido de la tabla. Temperatura media de 16,4 y desvío respecto a lo habitual de 1,6 grados. Y, además de eso, el año –de diez meses– es el cuarto más seco de toda la serie (desde los sesenta).

Lo que ha hecho El Diario es pedir a la delegación territorial de la Agencia la traslación de ese resumen a Cantabria. Respecto a octubre, llama la atención la cantidad de días de surada. «Hasta tres borrascas de las que entran por Portugal o Castilla y León y que llegaron aquí con viento seco y cálido. Siempre se dice que cuando hace sur en Cantabria, en Castilla llueve». Lo cuenta José Luis Arteche, el delegado de la Aemet. Y eso explica alguna de las particularidades de lo que sucedió en la región. En Valderredible o Valdeolea –zonas próximas a Castilla–, llovió un 20% por encima del promedio. Pero en la «Cantabria litoral», la precipitación recogida estuvo un 80% por debajo. «Incluso –añade Arteche– hay zonas concretas del centro de la comunidad que han registrado valores mínimos históricos». De récord. Conclusión, un mes «muy seco» que se coloca como el décimo octubre con menos precipitación de la serie (aunque es el tercero si se toma como referencia la medición en la zona de la Bahía, por ejemplo). Y en cuanto a las temperaturas –ojo a la comparación con los datos nacionales–, el octubre más cálido de la serie, con 16,8 grados de media, y una anomalía de 3,7 (por encima de la registrada a nivel nacional, que era, ya se ha dicho, «muy poco habitual»).

¿Y en lo que va de año? «Con los datos medios de la comunidad sí que se confirma que es el año –siempre con la referencia de de diez meses, a falta de noviembre y diciembre, y comparándolo con periodos idénticos– más cálido y más seco de la serie». El equipo de la Aemet en la región ha tirado de la estadística acumulada. Hasta ahora, en cuanto a temperaturas, lo más alto eran los 13,6 grados del año 1997. Este 2022 ha alcanzado 13,8. Eso supone estar 1,3 grados por encima del valor medio, de lo que podríamos llamar 'normal'. Y si hablamos de precipitaciones, lo caído en estos diez meses (612 litros por metro cuadrado) supone sólo un 67% de lo que suele caer de enero a octubre. Nuevamente, el año está en el extremo y supera los registros de 1989, que hasta ahora era el periodo más seco desde que hay datos.

Para ejemplificar aún más, Arteche propone tomar los datos de una única estación (lo otro es la media regional). De la que ha ofrecido datos de forma más estable y con continuidad durante más tiempo. La del aeropuerto (está desde 1978). La temperatura media en este punto en los diez primeros meses del año es de 15,2 grados. El valor para comparar. Este año ha quedado en 16,8. «Esa diferencia de 1,6 grados es muchísimo para un periodo anual. Es un 11% más cálido. Es la diferencia que suele haber entre zonas climáticas muy diferentes», destaca el meteorólogo.

En los datos nacionales, la Agencia añadía en su repaso que «siete de los diez años más cálidos han ocurrido desde 2011». Arteche, trasladando el estudio, concreta que en la estación del aeropuerto «16 de los 20 años con temperaturas medias más altas corresponden a este siglo».

Y sigue con las precipitaciones en ese punto. En este caso, han estado un 25% por debajo de lo normal en esos diez meses. Tercer registro más bajo desde que hay datos. Al respecto –escasez de precipitación–, si a nivel nacional «cinco de los diez años más secos han tenido lugar desde 2009», en el aeropuerto, de los «veinte años más secos, once han sido durante este siglo».

Tras los datos, las valoraciones. José Manuel Gutiérrez (Castro Urdiales, 1969) es el director del Instituto de Física de Cantabria (IFCA) y uno de los artífices del Atlas Interactivo del IV Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) de la ONU. Habla, de entrada, de resultados de un «año aislado». Es decir, no entra a buscar causas concretas ni introduce la variable del cambio climático como explicación.

Lo que sí hace es coger los datos concretos de este año y compararlos con las proyecciones que hacen los investigadores. «Un año así, con estas cifras, en cuanto a temperaturas sería un año normal a finales de siglo si se cumplen los compromisos actuales de emisiones acordados en las cumbres. Esto, que ahora es un extremo histórico, pasaría a ser nuestra referencia de normalidad. Tendríamos años más cálidos o más fríos, pero este sería un año normal de acuerdo con las proyecciones». Los números le encajan con el patrón de calentamiento que manejan los especialistas (lo acumulado hasta ahora, más la anomalía de 1,3 grados en lo que va de año, es acorde al calentamiento de 2,5 grados que calcularon para finales de siglo).

Pero, ojo, porque ese escenario está calculado si se cumplen los acuerdos de emisiones –estos días se celebra la Cumbre del Clima, la COP27, en Sharm el Sheikh (Egipto) bajo el lema 'Juntos para la implementación'–. «Sería un año normal en el escenario más optimista. Si no se cumplen los acuerdos, lo de este año en cuanto a temperaturas estaría por debajo de lo normal. Si no hay más ambición, el futuro tiene esta pinta», determina.

Y hace el mismo cálculo con las precipitaciones. El descenso que estiman para final de siglo estaría entre un 10% y un 20%. «Con el dato de este año, algo más de un 30%, hablaríamos de un año seco, pero no de algo raro».

O sea, que si los datos de 2022 –con récord, con valores extremos– se trasladan a, por ejemplo, 2095 (según las proyecciones y si se cumplen los acuerdos), hablaríamos de un «año normal y un pelín seco».

• Temas
• José Luis Arteche
• Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)
• ONU
• Cantabria
• Castilla y León
• Castro Urdiales
• Egipto
• Portugal
• Valdeolea
• Gota fría
• Ola de calor
• Verano
• otoño
• sequía
• Cambio climático