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Imagen del interior del avión que ayer hizo la ruta Santander-Roma, momentos antes de despegar. En el vídeo, pasajeros procedentes de Italia. Héctor Díaz

«He pensado en cancelar el viaje, pero no podemos dejarnos llevar por la psicosis»

El vuelo con destino Roma despegó ayer de Santander únicamente con 72 pasajeros, que viajan «tranquilos, pero extremando la higiene»

María Causo

Santander

Jueves, 5 de marzo 2020, 07:14

Aeropuerto Seve Ballesteros de Santander. Dos de la tarde. En las tarjetas de embarque de las treinta personas que en ese momento hacen cola para pasar el control de seguridad, solo hay cuatro con destino Roma. «La verdad que, con todo el tema del coronavirus, te lo piensas dos veces», cuenta Enrique Delcano, uno de esos pasajeros. Y son muchos los que han debido pensárselo y han decidido quedarse en tierra porque la conexión entre Santander y la capital italiana -al igual que Milán y Bolonia, los otros destinos italianos del aeródromo cántabro- está registrando unos datos de ocupación muy por debajo de la media habitual. Ayer, en el vuelo operado por Ryanair, únicamente viajaron 72 pasajeros, cuando la capacidad del aparato es de 189.

Los viajeros son conscientes de los datos y muchos se han informado antes de emprender viaje. «Mi primo vive en Roma y me ha dicho que la situación es normal. Eso me ha tranquilizado, pero si él no viviera allí, igual no hubiese ido», relata Delcano. Aún así, será precavido. Lleva gel desinfectante de manos y guantes de látex. «Por si viajo en metro». Y prestará más atención de la habitual. «Marcar distancia con los demás turistas y, básicamente, extremar la higiene».

La cola de seguridad avanza y Pablo Hervás comienza a separar sus pertenencias en las bandejas del aeropuerto. Está tranquilo. Cree que, tomando las medidas adecuadas, «es la misma situación aquí que en Roma». Lo que más le preocupa es un posible cierre de fronteras, pero confía en que es «una posibilidad muy remota». Su compañera, Silvia Gómez, se muestra optimista y cree que la alerta sanitaria va a hacer que haya menos gente en la ciudad. «No vamos a ver Roma tan vacía en la vida», indica. No obstante, también es precavida y lleva el gel de manos y un par de mascarillas en la maleta. «No pensamos usarlas a no ser que estemos en un sitio muy pequeño con mucha gente, como podría ser la Capilla Sixtina».

«Llevamos mascarillas, pero sólo las usaremos si estamos en un sitio pequeño con mucha gente, como la Capilla Sixtina»

Silvia Gómez, Viajera con destino roma

Todavía en la fila, María Gómez espera para poder pasar el control. Tampoco se muestra preocupada. Ha llamado a la embajada de España en Italia y le han explicado la situación del país y le han dado varias recomendaciones de viaje. «No voy a mentir. Al principio sí he pensado en cancelar el viaje, pero no podemos dejarnos llevar por la psicosis. Las Administraciones dan datos tranquilizadores y hay que creerlos», señaló.

Recién incorporada a la cola, Virginia Valle hace un llamamiento a la información. Ella no tiene ningún problema en realizar su viaje. Tiene amigos viviendo en Roma que le transmiten que la ciudad es segura y que «la cosa está tranquila». Además, Valle acudió recientemente a una conferencia en Valdecilla sobre el virus, su propagación y medidas de seguridad para evitarlo. «Me ha servido de mucho. La gente debería informarse bien y profundizar un poco en el tema», comenta.

A los quince minutos, todos han pasado el control de seguridad y aguardan su embarque en la aeronave. Pero tienen que esperar a que llegue el avión que ha despegado de Roma y que, finalmente, aterrizó en la capital cántabra poco antes de las dos y media de la tarde.

Entre los pasajeros que llegaron del destino italiano estaba Cristina Arenal, que quiere destacar el ambiente de «normalidad» de la capital italiana. «Es más lo que dicen que lo que es en realidad. Está claro que hay menos gente que de costumbre, pero tampoco estaba vacío», señala.

«Me he puesto la mascarilla únicamente en el avión por seguridad, pero en Roma hay una normalidad absoluta»

Daniel ValtorreViajero, que regresa de Roma

Daniel Valtorre y su compañera cruzan las puertas de la terminal con mascarilla. «Me la he puesto únicamente en el avión, por seguridad, aunque viene medio vacío, pero en Roma hay una normalidad absoluta». Detrás de ellos sale Erika Sánchez y toda su familia. Ha sido un viaje de lo más normal y su única queja ha sido el mal tiempo. El coronavirus no les ha cambiado la rutina en Roma y en la ciudad «sólo la gente asiática lleva mascarilla». No obstante, destaca la bajada en el turismo: «Hemos estado en la Fontana de Trevi y te puedes sacar fotos con total tranquilidad sin que nadie te estorbe».

Otra de las pocas personas que baja con mascarilla del avión es Pilar Cruz. Ha estado en Nápoles, pero ha decidido ponerse ese protector en el aeropuerto porque «al final, no sabes de dónde puede venir la gente que está allí». Relata que la situación en el sur de Italia es «bastante tranquila», aunque es cauta. «Yo porque he estado visitando a un familiar, pero si no, no volaba en estos momentos», afirma.

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