La población responde de forma masiva a la llamada a vacunarse frente a la gripe

Las primeras vacunas antigripales se habían puesto sobre la marcha en las consultas de mañana a finales de la semana pasada, aprovechando que ya había comenzado la distribución de dosis en los centros, pero ha sido a partir del martes 13 cuando se ha hecho el mayor despliegue de vacunación: más de 20.000 inyecciones se han puesto, a falta de computar los datos del viernes. «Desde el minuto uno, que empezó la captación activa por teléfono, las agendas se empezaron a llenar. La gente está siendo muy receptiva y agradece que se contacte con ellos para recordar la conveniencia de vacunarse y proporcionarles la cita», sostiene. Más aún teniendo en cuenta las dificultades para hacerlo a la inversa, puesto que las líneas telefónicas están colapsadas de forma casi permanente.

Es por eso que desde la Gerencia de Atención Primaria se pidió la semana pasada tranquilidad a quienes están llamando de forma insistente y sin éxito a los centros de salud para apuntarse, porque este año la citación mayoritaria partirá del propio centro de salud, una manera de evitar también que los pacientes acaben en las colas de los mostradores y de minimizar así el riesgo de contagio de covid. El equipo administrativo de cada área de salud está llamando a los pacientes recogidos en el listado de personas de riesgo, compuesto por 168.000 nombres, con el objetivo de inmunizar al menos este mes de octubre a la mitad de ellos. «Y en vista de cómo ha ido la primera semana, con más de 20.000 vacunados, podemos decir que vamos camino de lograrlo», apunta el subdirector de Enfermería.

Independientemente de que haya una mayor concienciación –un extremo que se confirmará o no cuando acabe el periodo de vacunación y se vean las dosis sobrantes de las 182.000 adquiridas por la Consejería de Sanidad–, la estrategia este otoño es distinta a las anteriores, lo que impide hacer comparativas válidas. Y es que en esta ocasión se decidió poner en marcha un programa de vacunación masiva, que multiplica las inyecciones diarias por centro de salud respecto a otros años. No en vano, a los pinchazos puestos por las mañanas –ahí también el contexto de pandemia impide citar con la misma frecuencia que en circunstancias normales, para evitar las aglomeraciones en pasillos o salas de espera–, se añaden las dos o cuatro horas (en función del tamaño del centro) de tarde dedicadas de lleno a vacunar contra la gripe, con un paciente cada tres minutos, que es el espacio reservado en estas agendas especiales. En proporción al volumen de usuarios, en cada centro se han incorporado profesionales de enfermería (uno o dos) para poner entre 80 y 160 dosis diarias en ese espacio de tiempo. «Y tengo que reconocer, que aunque antes de iniciar la campaña había cierto nerviosismo entre los equipos, por ver cómo se gestionaba ese importante movimiento de personas, lo cierto es que está yendo muy bien, se está haciendo de forma muy organizada. Ahí tenemos que agradecer que la población está acudiendo a su hora, evitando que se formen colas», subraya Ramos, que destaca también «la excelente respuesta de los profesionales de enfermería y los administrativos de los centros».

Todavía no ha comenzado la vacunación de trabajadores del sector sanitario, otro de los ámbitos donde se confía en elevar la tasa de cobertura, que el año pasado fue del 41%. Entre las novedades de la campaña, se han incorporado los docentes como colectivo esencial y tienen cubierta la vacuna también los convivientes con población de riesgo.