¿Qué se puede hacer desde el 9 de mayo?

A continuación, tratamos de resolver algunas dudas sobre el panorama que se presenta a partir de esa fecha.

Pues sí. Una vez decaiga el estado de alarma desaparecen los cierres perimetrales de las comunidades autónomas, a menos que algún instrumento legal permita a alguna de ellas mantener el confinamiento para contener la transmisión del virus. En cuanto a los viajes al exterior, dependerán de las restricciones en el país de destino.

En principio no, como ya ha anunciado el presidente regional, Miguel Ángel Revilla. No obstante, podría solicitar al Gobierno de España que declare un estado de alarma que afectase únicamente al territorio de Cantabria ante una situación epidémica descontrolada. Pero la última palabra la tendría, en todo caso, Madrid.

Sí. Las autoridades sanitarias regionales pueden decidir aislar un municipio si lo consideran preciso, pues tienen potestad para ello. Pueden confinar un municipio, como en su día se hizo con Santoña; cerrar un barrio, como pasó en La Inmobiliaria, en Torrelavega, o incluso un edificio, una medida que afectó en su día a un bloque de la calle Nicolás Salmerón de Santander.

Claro que sí: y a las tres, las cuatro y las cinco. Otra cosa es lo que se puede hacer en todo ese tiempo, porque difícilmente encontrará un lugar abierto. El estado de alarma ampara el toque de queda; una vez que se termina el primero, el segundo desaparece automáticamente.

En principio, se supone que sí, siempre que los vecinos no se quejen por el alboroto: sin estado de alarma el Gobierno regional no tiene potestad para regular el tamaño de los grupos en espacios privados. La prudencia se convertirá en el único freno de la juerga.

También. Las medidas adoptadas por la Consejería de Sanidad no dependen de la vigencia del estado de alarma, y puede fijar los horarios de atención al público de determinados servicios y establecimientos, e incluso decidir que permanezcan cerrados. La última prórroga de las restricciones permanecerá en vigor hasta el próximo 11 de mayo.

Se trata, igualmente, de una restricción sanitaria, en este caso derivada del nivel de riesgo en que se encuentra la región. El cierre o apertura de los interiores de bares y restaurantes y el porcentaje de clientela que pueden acoger dependen de ese grado. Cantabria se halla actualmente en riesgo alto: en el momento en que descienda a riesgo medio -y pasadas dos semanas, cuando se dé por consolidado-, se podrá consumir dentro de nuevo. Si aún baja más, subirá el aforo. Si alguien tiene muchísimo empeño de comer bajo techo, se podrá ir a otra comunidad donde esté permitido.

Hasta nueva orden la mascarilla se mantiene como parte fundamental del vestuario. Ha de ser utilizada en todo momento salvo cuando se practique deporte individual o se realice un esfuerzo físico equiparable a este, al aire libre y con la suficiente distancia. Seguirá siendo obligatoria incluso en la playa mientras se pasea por la orilla, y solo se podrá guardar cuando se esté en la toalla o en el trayecto desde esta hasta el mar para darse un chapuzón.

La Unión Europea está estudiando la posibilidad de que las personas vacunadas, y todas aquellas inmunizadas tras haber superado la enfermedad, puedan quitarse la mascarilla en determinadas situaciones, pero antes deberá avanzar en el diseño y validez del anunciado pasaporte de vacunación. En países como Israel, donde el porcentaje de inmunizados es mucho mayor que en España, ya es posible salir a la calle con la cara descubierta. Pero todo eso depende de las vacunaciones, no del fin del estado de alarma.

Mientras Sanidad no determine otra cosa, que dependerá de la evolución de las cifras de la pandemia en Cantabria, bodas, bautizos y comuniones -como entierros y velatorios- no podrán exceder de diez participantes en espacios cerrados y de veinte cuando se desarrollen al aire libre. Claro que aquí se da una de tantas situaciones curiosas: en los templos está permitido un tercio del aforo en ceremonias, de modo que si hay boda con misa puede haber más gente que si se trata de un simple 'sí, quiero'. Del banquete, si pensaba en algo como las fiestas del sha de Persia, mejor olvidarse.

No mientras Sanidad no diga lo contrario. Los gimnasios seguirán funcionando a un tercio de su capacidad, sin vestuarios ni duchas -salvo en las piscinas-, y en grupos de cuatro personas como máximo. La práctica deportiva se mantendrá prohibida en espacios cerrados, y al aire libre se permitirá de forma individual o colectiva con un tercio del aforo y un máximo de trescientas personas. Respecto a los espectáculos deportivos con público, en interiores también estarán prohibidos y al aire libre los recintos deberán observar un tercio de su capacidad y mil personas como máximo.