«Queremos una educación a distancia. Y queremos que nos den alternativas»

Tayma y los suyos son una 'familia numerosa'. Tanto ella como su pareja, el fotógrafo Enrique Gambarte, aportan dos hijos cada uno. En este momento, conviven con ellos, en una gran casa con finca, en un barrio tranquilo de Santander, Valeria y Marco, de 14 y 10 años, respectivamente. La casa es además sede de 'La Maleta de Luz', nombre de uno de sus proyectos, dedicado a la organización de celebraciones privadas, de reuniones de empresa, exposiciones o talleres creativos. Cuenta por tanto con jardín y un gran espacio diáfano, de 140 metros cuadrados, en la planta baja, que ya utilizó como aula y patio improvisados durante el tercer trimestre del pasado curso, cuando la enseñanza fue totalmente online.

Esa es una de las razones que la anima a plantearse la educación en casa para sus hijos, e, incluso, para los de otras familias que compartan su planteamiento. ¿Cuál es su idea? ¿Qué le ha llevado a planteársela? Tayma García defiende la docencia presencial -«los profesores y el centro han trabajado muchísimo», comenta en referencia al CP Cisneros-, pero no ahora.

Quiere que se favorezca el seguimiento de la educación reglada desde el domicilio para evitar que el alumnado se expongan al contagio. Sería necesario el apoyo de la Administración -para realizar, entre otras cosas, un seguimiento- y también acceder al plan educativo del centro para, de este modo, trabajar con los mismos contenidos y actividades que en el aula, también para preparar los exámenes. «Yo no quiero negarle la educación a mis hijos, que es un derecho esencial. Se nos ha llegado a poner a esa altura. A lo que nos negamos es a la infección, a un confinamiento. Abogamos por una educación completa, y por eso queremos que nos den alternativas».

Ella, incide, puede poner de su parte: tiene medios y opciones de teletrabajo; puede apoyar personalmente la evolución de sus hijos. También reclama ayuda para quienes no puedan asumirlo. «Ayudemos a todas las familias».