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En términos de vida humana, pocos comportamientos son tan condenados socialmente como el acto de matar a un hijo. En el reino animal, en cambio, el infanticidio constituye una conducta bastante habitual. De ahí que, aunque el vídeo de la pelea entre dos osos pardos ... que se precipitan por un risco en la Montaña Palentina, tras intentar la hembra proteger a su cría del ataque del macho, sea tan llamativo, no sorprende a los biólogos.
«Al matar a las crías que no son suyas, un macho busca eliminar a la competencia de la prole anterior y que la hembra vuelva a ser fértil para engendrar a su propia descendencia con ella», explica José María Santiago Sáez, miembro del Colegio Oficial de Biólogos de la Comunidad de Madrid. Parece que este fue el motivo que propició la trágica escena que se ha hecho viral.
Las hembras ven echar a perder todo el esfuerzo que han realizado al engendrar a sus crías. Por eso han desarrollado estrategias de defensa. «Una de ellas es instalarse en lugares escarpados y remotos donde la probabilidad de encontrarse con otro oso es reducida, como el peñasco que aparece en el vídeo. Otra es luchar, como también ocurre en la grabación. Y una tercera es la poliandria, es decir, las hembras son muy promiscuas y se emparejan con varios machos para que estos, al no saber cuáles son sus crías y cuáles no, se abstengan de matarlas», declara Fernando Ballesteros, coordinador de proyectos de la Fundación Oso Pardo (FOP).
El infanticidio que cometen los machos parece un boicot hacia la propia especie, pero evolutivamente es un sistema que ha funcionado bien, por eso se mantiene. «Si ese comportamiento redujera la posibilidad de crecimiento de las poblaciones hasta límites graves, desaparecería del proceso evolutivo, pero lo cierto es que las reducidas poblaciones de oso pardo que tenemos siguen creciendo cada año a pesar de sufrir infanticidios anualmente», afirma Ballesteros.
La osa que se vio envuelta en la pelea logró sobrevivir pese a las furiosas mordeduras del macho y a que ambos cayeron desde una altura de treinta metros que resultó mortal para él. Esta hembra ya fue grabada antes de la cruenta escena del enfrentamiento. En el vídeo de la FOP se la ve en una plácida escena con sus dos crías. Uno de los oseznos murió despeñado en un ataque previo, presumiblemente del mismo oso. Y el otro permanece en la cueva, amamantado por su madre malherida. Una cámara colocada a la entrada de la gruta permite a los agentes medioambientales vigilar sus movimientos.
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