La Residencia continúa su deterioro tras cinco años cerrada sin proyectos a la vista

De ello se ha debatido en el último mes en el Parlamento de Cantabria. Cada cierto tiempo, el asunto vuelve a estar en la boca de los políticos de la comunidad autónoma. Aparece y desaparece como el Guadiana, pero aquí las aguas están mucho más estancadas. Ocurrió lo mismo durante las últimas campañas electorales. El PRC propuso crear alojamientos para familiares de personas ingresadas en el hospital y un espacio de I+D+i, el PSOE rehabilitarlo para crear un centro de mediana estancia para pacientes de Valdecilla y el Partido Popular apuntó también a distintas acciones centradas en la investigación ligadas a Valdecilla.

En esta ocasión, el primero en desenterrar el asunto de la Residencia fue Vox y después se sumó el PP. Ambos preguntaron al consejero de Sanidad y se sorprenden al escuchar que su departamento no contempla ningún uso sanitario. El presidente regional no le rectificó. De hecho, insistió en que no existen planes concretos a corto plazo porque el bipartito tiene otros «proyectos prioritarios». Y por esa misma razón, y porque no habría tiempo suficiente para poner sobre el papel con garantías esa idea de promover un centro de investigación en torno a la salud, tampoco se ha incluido el inmueble en ninguna actuación que pueda optar a fondos europeos.

Eso es lo que hubiera querido el PP, que reconoce que es cierto que los plazos no permiten incluirlo en el Plan de Recuperación de la Economía que ha diseñado Europa, pero culpa de ello a la inacción del Gobierno en los últimos cinco años. En la misma línea, Ciudadanos y Vox también lamentan la «dejadez» y la falta de ambición.

«Cantabria no tiene tomada más decisión que vaciarla y pedir al Gobierno de España que la derribe», sentenció Revilla, que sí pidió buscar un consenso entre los grupos para dibujar el futuro de la actual finca de la Residencia Cantabria. Que lo derribe, porque no hay otra opción. El estado de conservación y el uso para su construcción de materiales contaminantes como el amianto no lo permiten. Según un estudio que realizó la Consejería de Economía la pasada legislatura, es más barato tirarlo y comenzar de cero que cualquier arreglo. Desde la comunidad autónoma se puede proponer y negociar -incluso colaborar desde el punto de vista presupuestario-, pero la decisión depende de Madrid.

Porque el Gobierno de Cantabria, que recibió la cesión de su uso de la Tesorería General de la Seguridad Social, no es el dueño de la propiedad. Sólo tenía cedido el uso. De hecho, todavía lo tiene. El Ejecutivo regional aún no ha formalizado el acto de devolución. ¿Qué significa esto? Pues que tiene que hacerse cargo de los gastos corrientes como la luz, la seguridad o el IBI. También de las obras para asegurar las zonas más dañadas o de la responsabilidad económica en caso de hipotéticos accidentes.

Con tres cuartas partes del complejo cerrado a cal y canto, aún tiene actividad el pabellón que sirve de sede de la Gerencia del Servicio Cántabro de Salud -su traslado lleva años postergándose- y otro más apartado, también en esta parcela, que acoge el Instituto de Investigación Valdecilla (Idival). El resto «está en semirruina», como dijo esta semana la alcaldesa Gema Igual, que busca que el espacio se destine a «cualquier proyecto para disfrute de los santanderinos».