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Si existe una idea que repite insistentemente el presidente Miguel Ángel Revilla es que las decisiones sanitarias son cosa de los expertos, que la política no está para «interferir» en ellas. Pero hay excepciones:«Me ha comunicado personalmente el ministro de Sanidad que hacia ... mediados de marzo y abril llegará una avalancha de vacunas tal que tendremos para ponerlas a todo el mundo. En el caso de que así sea y si es preciso, como presidente me veo en la obligación de que se pongan todos los medios posibles en Cantabria, tanto públicos como privados, para que el suministro no se demore ni un solo día. Porque un solo día, puede salvar vidas. No permitiré que vuelva a pasar lo del principio», sentenció.
El presidente quiso, no obstante, dejar clara su plena confianza en el Servicio Cántabro de Salud (SCS): «Son grandísimos profesionales, confío plenamente en ellos y no tengo ninguna duda de que están haciendo un gran trabajo». «Es cierto que tuvimos un problema al principio, cuando nos retrasamos en el suministro de las primeras dosis, pero luego se subsanó. Pero lo que está claro es que como presidente me veo en la obligación de advertir de que debemos planificar ese escenario que nos ha avanzado el ministro Illa y que habla de una llegada de dosis tremenda para mediados de marzo», afirmó.
Para entonces habrá tres tipos de inyectables: la de Pfizer, la de Moderna y la de Oxford, «y según lo último que he sabido para julio podríamos tener también la de Janssen, que se ha estado probando en el Hospital Valdecilla», anunció el presidente regional.
La afirmación es una réplica, casi más bien una advertencia, a la sentencia que hizo pública el viernes la Consejería de Sanidad: «Cantabria va a afrontar la vacunación con medios propios del SCS». Unas declaraciones que llegaron después de que Revilla saliera contrariado de la reunión que mantuvo esta semana con los responsables del centro santanderino Padre Menni.
Allí le explicaron que el proceso de vacunación del centro días atrás no permitió al personal propio participar para agilizar la tarea. «La queja que me vienen a trasladar, que me ha sorprendido y que comunicaré al consejero de Sanidad, es que Padre Menni (y es algo extensible a otros lugares de Cantabria) tiene un equipo de profesionales perfectamente formados, con veinte enfermeras, y hubieran estado en condiciones de hacer la vacunación todos ellos. Se tomó la decisión de que sea el SCS quien haga esta labor. Lo respeto, pero de cara al momento que tengamos tres vacunas, y con el ánimo de acelerar el procedimiento, pensamos que una ayuda es que los centros que tienen personal suficientemente cualificado, lo hagan», dijo el presidente.
miguel ángel revilla, presidente de cantabria
Consejería de sanidad
Según las estimaciones de Revilla, si se hubiera contado con estos profesionales del ámbito privado, el centro podría haber vacunado a sus internos y personal en un día, en lugar de en cuatro. En aquel momento la Consejería de Sanidad advirtió de que«salvo que pase algo absolutamente extraordinario y Cantabria reciba una oleada de vacunas y se vea desbordada, el SCS está capacitado para afrontar la campaña como lo hace todos los años con la de la gripe».
Tal vez ese escenario de desbordamiento que baraja como excepción Sanidad es el que pinta el presidente para el próximo marzo. Si es cierto que llega la «avalancha de vacunas» predicha por Revilla, todos los mecanismos se pondrán en marcha para que todas las dosis sean puestas «sin tardar ni un minuto más de lo necesario», zanjó ayer el presidente.
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