La ruta a Madrid baja la euforia del récord

Con los números siempre se puede jugar. Si uno coge los datos de todo 2019, la conexión sale ganando. Sí. En concreto, 14.431 viajeros más, una cifra nada desdeñable y que ha contribuido al récord del aeropuerto. El dato tiene una explicación. El año 2018 fue el de los cambios. Iberia se quedó con el grueso de la ruta en detrimento de Air Nostrum (que mantuvo algunas frecuencias) y decidió utilizar aviones más grandes, ajustar los horarios para facilitar los enlaces con otros vuelos en Madrid y, sobre todo, aplicar una política de precios que suponía una importante reducción para el usuario. Eso se tradujo en crecimientos que llegaron casi al 80% durante algunos meses y en recuperar un hábito entre los viajeros cántabros -frente a esa frase instalada entre los que habitualmente hacen el recorrido, la de «volar a Madrid sale carísimo»-. La tendencia se prolongó en el arranque del año que acaba de terminar con unos balances muy favorables.

Pero en abril se produjo una nueva variación. Iberia decidió quedarse con la totalidad de la ruta. Con todos los vuelos, lo que supuso el adiós de Air Nostrum de Santander, más allá de alguna sustitución puntual durante el verano. Y empezaron a aplicarse una serie de variaciones. Por eso resulta importante ver cómo han evolucionado las cifras desde ese momento. Desde los cambios y hasta el final de año ya concuido se perdieron 3.815 viajeros y la tendencia a la baja resultó mucho más evidente en los últimos cuatro meses de 2019.

Diciembre es el mejor ejemplo. Fue el mes más flojo del año y el de mayor pérdida con respecto a 2018. Se perdieron pasajeros y también operaciones. Es decir, hubo menos vuelos. De los 202 repartidos entre Iberia (152) y Air Nostrum (50) a los 180 operados en su totalidad por la primera, según los datos de la Asociación Amigos de Parayas.

Los que viajan habitualmente hablan únicamente de una razón. Los precios. Aseguran que han subido notablemente respecto a los primeros meses en los que se aplicaron los cambios. Para eso, lo mejor es acudir a ejemplos concretos. Una búsqueda el miércoles de esta misma semana para volar al día siguiente en el primer vuelo de la mañana y regresar en el último del día (una jornada de trabajo y una programación habitual) suponía pagar en su modalidad más barata 317,82 euros. Si la reserva buscada era para el viernes (dos días después), el precio era de 434,82. Por último, localizar ese día un billete para volar el lunes siguiente (con el mismo formato de ida a primera hora de la mañana y regreso de noche), suponía encontrarse con una opción -la más asequible- de 141,82 euros.

La caída supone un quebradero de cabeza para los responsables del aeropuerto. Están de celebración -lógico- por el récord, pero la continuidad corre peligro si Madrid cae. Hay, incluso, un aspecto que llama la atención. A la hora de hablar de una cifra en el horizonte para 2019 se barajó en el arranque del año llegar a 1,2 millones. Se repitió con frecuencia en las previsiones. Sin embargo, ya con el calendario a la mitad se dejó de lado esa cifra y se habló únicamente de batir el récord. Al final, el dato fue de 1.174.896 viajeros. El mejor, pero sin llegar a esa barrera calculada inicialmente. La coincidencia en la rebaja de las expectativas coincide casi de forma calcada con el cambio de tendencia de la ruta de vuelos con la capital.

Más aún, contar con una conexión competitiva en precios con Madrid ha estado siempre entre las reclamaciones de los empresarios cántabros y ha sido uno de los grandes objetivos de los gobiernos regionales desde que Ryanair dejó la ruta. Se intentó con poco éxito con unas ofertas de la mano de Air Nostrum y se puso toda la carne en el asador en esta nueva intentona con Iberia. Y funcionó, hasta que decidieron volver a subir los precios.