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Cuando en julio de 2018, nada más llegar Pedro Sánchez a La Moncloa, el flamante presidente del Gobierno de España realizó una ronda con los líderes autonómicos y recibió a Miguel Ángel Revilla, la entonces líder de la oposición en Cantabria, María José Sáenz de ... Buruaga, reclamó al regionalista que regresara de Madrid con «compromisos y plazos concretos». A la popular no se le puede achacar falta de coherencia porque ahora, seis años después, ya como jefa del Ejecutivo regional, llegaba este viernes a su primer encuentro con Sánchez con los mismos deberes autoimpuestos. Con la intención de que el socialista no le despachara con «buenas palabras y generalidades» y con una carpeta bajo el brazo que, con el lema 'Una Cantabria de primera' -el que desde hace unas semanas Buruaga utiliza como eslogan y repite en cada intervención-, incluía las principales reivindicaciones de Cantabria a los distintos ministerios. Sobre todo en materia de obras, pero también en las áreas de industria, ganadería y medio ambiente. También sobre la estación intermodal de La Pasiega, un asunto que Sánchez se ha comprometido a tratar personalmente con el Ministerio de Transportes tras el portazo que dio a mediados de este mes al anunciar que no se haría cargo de su construcción.
¿Objetivo cumplido? La presidenta regional lo aclaraba pronto, al principio de su rueda de prensa tras salir de La Moncloa. «La reunión se ha desarrollado en un clima de cordialidad y escucha, aunque lamentablemente no se ha traducido en ningún compromiso concreto. Vine buscando compromiso, concreción y me voy con pocas respuestas», lamentaba Buruaga. Según la popular, en el único asunto en el que Sánchez no se anduvo con rodeos fue con la protección del lobo. Fue claro, pero para decir 'no' a la petición de la comunidad autónoma. «Me ha escuchado, pero me ha dicho que no se va a mover. Mantiene su criterio y va a mantener esta protección», confirmaba Buruaga, que lamentaba que el socialista haya desaprovechado la oportunidad que le ponía en bandeja la Unión Europea al rebajar su nivel de protección. Si no lo hace, en opinión de la presidenta, es por su «absoluta falta de sensibilidad con el sector» y porque no es capaz de abandonar su «radicalismo ideológico».
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Buruaga quería avances significativos y no los ha tenido. Por eso se vuelve para Cantabria «preocupada», pero convencida de que ha trasladado todas las reivindicaciones al Estado, a la persona que más puede hacer para convertirlas en realidad. Ahora, el dosier completo con todos los temas pasarán a cada uno de los ministerios y la popular espera que respondan a todos ellos cuanto antes. En eso también ha insistido el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que compareció después y señaló que ninguno de los asuntos tratados caerán en saco roto. «Tiene que tener continuidad con una agenda de trabajo», ha dicho Buruaga, que se mostró preocupada por comprobar, más allá de las cuestiones de la 'agenda reivindicativa' de Cantabria, que «la gobernabilidad de España descansa en este momento en el separatismo. Está en una postura inamovible en relación al concierto separatista y la financiación», en referencia al riesgo de pérdida de recursos si se cumple el acuerdo PSC-ERC para hacer presidente Illa.
Sobre infraestructuras, la presidenta reconoció que en hora y media de reunión, queriendo tratar también asuntos que nada tienen que ver con las obras de Transportes, solo se pudo centrar en las actuaciones más relevantes. Especialmente en las ferroviarias. Y aquí tampoco hubo concreción. Ni concreción, ni casi respuestas. Sánchez se limitó a tomar apuntes. Buruaga sí vio sintonía -ambas partes reconocen que además de amable y respetuoso, hubo cierto grado de entendimiento, la prueba es que ha llegado a los 90 minutos y es hasta ahora el encuentro más largo de los que ha mantenido el presidente con líderes autonómicos- cuando pidió colaboración para apoyar proyectos industriales como los de Aguayo y Solvay. Colaboración en forma de dinero, pero también de impulso administrativo. Por cierto, que de Aguayo y Solvay sí hablaron ambos mandatarios con detalle pese a que, cuando todavía no había acabado Buruaga su rueda de prensa, el expresidente Revilla lamentara que la popular se hubiera olvidado de ellos en su cita en La Moncloa.
«Sin compromisos concretos, he visto que son proyectos del tipo de los que está buscando para este país. Aquí sí que he encontrado receptividad por parte del presidente», ha dicho Buruaga, que también le dejó buen sabor de boca la parte del encuentro centrada en la regulación de las electrointensivas y las actuaciones para la generación y almacenamiento de energía, como la que pretende desarrollarse alrededor del hidrógeno verde en Torrelavega.
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Sí tiene razón el regionalista en que avances no hay muchos, pese a lo que decía el ministro Torres, que celebraba que las muchas cuestiones planteadas han tenido respuestas precisas. «Yo siempre venía con algo debajo del brazo», presumía Revilla. A falta de plazos y partidas, quizás sí que se ha creado un camino para la colaboración y diálogo. Desde el Gobierno de Cantabria apuntan que Buruaga fue igual de cruda en la sala de prensa de La Moncloa que en la reunión con el presidente. Cruda en el rechazo a los pactos con los separatistas, en la ruptura de la unidad de los españoles, en los incumplimientos continuos de las promesas que el presidente hizo no ya a su Ejecutivo, sino al bipartito…
«Bien por desidia o por incompetencia, llevan mucho tiempo de retraso», apuntaba Buruaga sobre las obras. En concreto, sobre el ramal de continuidad de Sierrapando, por la falta de noticias del tren a Bilbao o los nulos avances de la tramitación del tercer carril de la A-8, a lo que suma que la ampliación de la A-67 tiene un plazo ejecución inasumible de más de cinco años. Todos esos asuntos salieron y Sánchez, como con lo anterior, siguió tomando notas. Lo tenía en el dosier de 34 páginas que preparó Cantabria, pero él prefirió tomar notas.
Y cruda al echarle en cara que no está cumpliendo con la palabra dada. «Que cumplan los pactos que firmaron ellos mismos con ellos mismos», añadió en referencia a los acuerdos del 'papeluco' que rubricaron PSOE y PRC la pasada legislatura. Una crudeza que Sánchez, según explican desde el Ejecutivo, agradeció a su homóloga cántabra. Entre los incumplimientos de los que habla Buruaga está lo referente a la intermodal de La Pasiega. Buruaga fue didáctica a la hora de explicar la importancia de esta actuación a los muchos medios nacionales que acudieron a la rueda de prensa, más interesados en preguntar la financiación autonómica o los motivos del PP para derogar en Cantabria la ley de Memoria Histórica y Democrática.
Si Sánchez fue 100% sincero con Buruaga, quizás el ministro Óscar Puente se lleva una pequeña reprimenda por «cambiar de opinión» sobre una intermodal ferroviaria que estaba «firmada y garantizada sin ningún tipo de condición, de la que se comprometió a participar en la construcción, gestión y financiación» y de la que ahora se aparta. El presidente socialista conocía «perfectamente» el proyecto. Y tras los últimos reveses procedentes de Madrid, ahora es Sánchez el que se compromete «personalmente» a tratar este asunto con el ministerio competente. No es un compromiso, pero sí «un avance sustancial» para el Gobierno regional. ¿Por qué? Si finalmente el Estado se aparta del proyecto, será el propio presidente al que se le podrán rendir cuentas.
De La Pasiega también habló -la prensa nacional volvió a dejar de tomar apuntes- el ministro de Política Territorial en su réplica a Buruaga. «Se ha tendido la mano para seguir con este apoyo del Ministerio de Transportes», dijo Torres, que se había estudiado el asunto -no como Puente el pasado mes de marzo en su visita a Cantabria- y recordó que el cántabro Íñigo de la Serna no contempló nunca este proyecto dentro del proceso de crecimiento del Puerto de Santander en su etapa al frente de Fomento: «Ha sido con el Gobierno de Sánchez con el que han arrancado las obras, con una aportación ya de 22 millones de euros». Habrá que ver cómo se materializa ahora ese apoyo. Sánchez habló de acompañar a Cantabria en convocatorias de fondos europeos y Buruaga dijo que no, que para llamar a esa ventanilla se valía la comunidad, que hacía falta volver al compromiso anterior. Y el socialista, de nuevo, tomó nota.
La de Buruaga no ha sido la única reunión que ha tenido Sánchez este viernes con un líder autonómico. Después de recibir la pasada semana a los presidentes de País Vasco, Asturias y Andalucía, el jefe del Ejecutivo central ha continuado esta ronda de encuentros con los presidente de La Rioja, el popular Gonzalo Capellán -muy vinculado a Cantabria, ya que fue vicerrector de la UC-, y Asturias, el socialista Adrián Barbón. Los encuentros se han programado por orden de aprobación de los estatutos autonómicos de cada territorio. Aunque el de Cantabria fue el quinto en ser aprobado por las Cortes y entró en vigor a principios de 1982, Buruaga ha sido la cuarta líder autonómica porque el catalán Salvador Illa, que acaba de tomar posesión, no participa inicialmente en esta ronda de reuniones.
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