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Cuando ya estaba a punto de cumplirse una hora de reunión, Buruaga miró el reloj. «No me puedo ir sin hablar de financiación autonómica», dijo al presidente Sánchez. La popular, como hicieron los presidentes gallego y andaluz hace una semana, le reclamó que retire el ... concierto separatista y que «corte de raíz cualquier avance hacia la independencia fiscal de Cataluña». Los argumentos son sabidos: esa autonomía no puede salir del régimen común porque sería una «clara discriminación» para el resto de regiones y porque se rompería «por la puerta de atrás» el consenso autonómico de 1978. «Si hay menos dinero en la caja común porque no lo pone Cataluña, eso son menos recursos para el resto», lamentó Buruaga, que recordó que, si pese a ese 'cupo' el resto de territorios tiene más dinero, solo puede ser a costa de subir impuestos o aumentando la deuda, un escenario que también rechaza. Sobre ese asunto, no se movió de la necesidad de que cualquier debate se haga en los foros multilaterales y de que los criterios del nuevo sistema deben ser el coste efectivo de los servicios y el 'statu quo', que nadie pierda dinero sobre lo que ahora tiene.
Fue a la hora de hablar de los asuntos nacionales –los que afectan a todas las autonomías, no solo a Cantabria– cuando Buruaga se mostró más dura con Sánchez. Marcando distancias entre el modelo de hacer política de una y el del otro. Para la presidenta, ella llegó a Madrid con un conjunto de reivindicaciones que no son «ideológicas ni frentistas, sino amplias, constructivas y de unidad. Una agenda para toda Cantabria». En cambio, al socialista le achacó «sectarismo y personalismo».
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Lo dijo al ser preguntada por el dinero que perderá Cantabria si el PP no ayuda a la ministra de Hacienda a sacar adelante la senda de déficit, el paso previo a la aprobación de los Presupuestos. «He venido a buscar soluciones a los problemas que ha generado Sánchez en Cantabria, no ayudar a Sánchez a solucionar los suyos, que son frutos de sus decisiones. No es admisible el chantaje a cuenta de la negociación del Presupuesto». En eso también se comparó y señaló que está convencida de que ella sí será capaz de aprobar las Cuentas regionales para 2025 porque dialoga y no chantajea. «¿Ustedes ven esa actitud al presidente Sánchez? Yo no. Esto son lentejas, si quieres las comes o si no las dejas», concluyó.
Eso sí, los chantajes que ve Buruaga en el PSOE son, a su juicio, selectivos. Por ejemplo, la falta de compromisos concretos por parte de Sánchez con Cantabria fue la misma que la de Andalucía y Galicia, pero no que la del País Vasco, donde gobierna el PNV, socio del Ejecutivo central. «A mi juicio, la explicación es que el presidente necesita los votos de ese partido para mantenerse en el poder. No para gobernar, sino para permanecer».
También «chantaje» es lo que ve en las palabras de la ministra de Vivienda, que quiere quitar fondos a las autonomías que no apliquen el control de precios y otras medidas para zonas tensionadas. «Cuando veo a la ministra volcada en confrontar y en amenazar a las autonomías, una se preocupa mucho. Yo doy por hecho que las leyes se cumplen, pero es que la ministra pretende imponer lo que la ley no impone», recriminó la líder cántabra, que afirma que está al menos tan preocupada por este asunto como Sánchez –no duda de que para el Gobierno central sea algo prioritario, sí en las medidas a aplicar– y que su Gobierno está haciendo un mayor esfuerzo en nuevas promociones que el bipartito.
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