Entre los distribuidores es generalizada la idea de que la mejor forma de revertir esta situación es con un plan de ayudas a la compra de vehículos. En concreto, lo que proponen al Gobierno de Cantabria, con competencias en esta materia, es que ponga en marcha una línea para la renovación de aquellos automóviles más antiguos, que son a la vez los más contaminantes y los que tienen más peligro de producir accidentes.
Al consejero de Innovación, Industria, Transporte y Comercio, Francisco Martín, estas demandas no le han pillado por sorpresa. Este martes, durante un acto en el que fue preguntado por las últimas estadísticas facilitadas por la patronal del sector, adelantó que su departamento ya está trabajando en medidas al respecto. El consejero, que comparte la preocupación por estos datos, no quiso adelantar si serán ayudas directas a la compra ni en qué condiciones, pero sí que se desarrollarán después de hablar con el sector y de forma consensuada. «En estos momentos se están diseñando y sería imprudente ahora ponerlo encima de la mesa», subrayó Martín.
Hace 20 días, en una reunión entre el Ejecutivo regional y la patronal cántabra, ya se puso de manifiesto la necesidad de crear estos incentivos y ahora el consejero concreta que serán una realidad «en los próximos meses» para dar la vuelta a la tendencia actual.
«Las caídas ya no pueden considerarse como algo puntual porque llevamos con ellas todo 2019 y los últimos cuatro meses de 2018», lamenta Francisco Moncaleán, del grupo Hercos Motor, quien recuerda que aquellas comunidades autónomas en las que ya existe algún tipo de incentivo a la compra son las que menos se han resentido, y pone como ejemplo el País Vasco o Galicia. «Allí el comportamiento del mercado ha sido distinto. Lo que está claro es que nadie tiene un coche de 20 años porque quiere. Si no lo cambia antes es por razones económicas», insiste Moncaleán. Sus palabras las podrían suscribir perfectamente otros vendedores como Manuel Vidal de la Peña, de Carrera Motor, quien opina que la solución pasaría por establecer un plan de achatarramiento de los vehículos antiguos porque «de esa manera se solucionarían muchos problemas de un solo golpe». Se refiere no sólo al mal momento que están atravesando los concesionarios, también a la necesidad de reducir las emisiones contaminantes que generan los turismos con más edad, una acción que está demandando Europa.
José Ángel Recio, de Grümblau Motor, entiende que el Gobierno central puede tomar la iniciativa a la hora de plantear ayudas a la renovación del parque móvil, pero pone de relieve la «enorme distancia» que existe entre la caída media de las ventas en el país y la regional. En el caso del acumulado de 2019, ese descenso del 19% dobla al 9% de España. «Necesitamos un plan de choque para mitigar esa diferencia. Si alguna vez hay un Gobierno en Madrid lo hará, pero aquí ya lo tenemos y estamos pendientes de las partidas presupuestarias para ello», defiende. Ahora, con el último movimiento de la Consejería de Industria, ese escenario parece más fácil, aunque de momento todo está por materializarse. Preocupa la tendencia y no tanto el mal dato de agosto, porque en el mismo mes del año pasado se dispararon las matriculaciones porque había que dar salida a un gran número de vehículos por un cambio en la normativa de control de emisiones.
Las causas
Los tres responsables de concesionario tienen claro, y también el consejero a tenor de sus palabras de este martes, que las culpas por los malos datos de matriculación de los últimos meses pueden repartirse casi a partes iguales entre la falta de confianza de los consumidores por la aparición de signos en la economía que apuntan a una posible desaceleración con consecuencias aún imprevisibles y a lo que Moncaleán denomina como «aspectos externos». Se refiere a las incertidumbres generadas por los anuncios de modificación en las normas que ha lanzado el Ministerio de Transición Ecológica y que no terminan de materializarse. Ni en un sentido -el de crear nuevos impuestos al diésel-, ni en el contrario. «Se ha endemoniado el diésel. La gente no sabe que un motor nuevo de diésel es más ecológico que uno de gasolina», recuerda Vidal de la Peña, tan molesto como su compañero con la falta de un rumbo claro en estas políticas, o en las del coche eléctrico.
A los dos aspectos anteriores, Recio suma uno más que no es capaz de determinar: «Cantabria está en estos momentos entre las cuatro comunidades donde más caen las matriculaciones. Puede que la región necesite reforzar su tejido industrial con más estímulos, no solo para el automóvil». Tampoco tiene una teoría clara Vidal de la Peña, que cree que los datos macroeconómicos de Cantabria no son tan malos como para que esté en el vagón de cola de la venta de coches. Para Industria, no hay ninguna situación coyuntural que haga que el descenso sea aquí mayor.
Además, desde Carrera Motor recuerdan que experiencias anteriores han demostrado que estas ayudas vuelven con creces a las administraciones en forma de impuestos y dinamización de la economía.
En esa misma línea, el consejero destacó la importancia de este sector en la comunidad autónoma porque supone «aproximadamente un 25% del PIB industrial» de la región. «Tenemos grandes productores de piezas del automóvil y que caiga el mercado no solamente afecta, que también, a los concesionarios en el corto plazo, sino también afecta en el medio plazo a los productores de piezas que en Cantabria trabajan para los grandes montadores», concluyó.
El 63,1% de los turismos de la región tiene más de 10 años de antigüedad
Los distribuidores de vehículos de Cantabria consideran una «barbaridad» que la edad media del parque móvil de la comunidad autónoma haya pasado en poco más de una década de los siete a los doce años y medio. La causa principal es evidente y extrapolable al resto del país: la crisis hacía muy difícil para muchas familias hacer un desembolso de esas dimensiones sin tener certezas sobre su futuro laboral. Y las consecuencias son muchas. A los concesionarios, evidentemente, la que más les preocupa es la de la cuenta de resultados, que justo cuando parecía que comenzaba a recuperarse vuelve a caer en picado.
Pero hay más. Por ejemplo, que todos los estudios demuestran que el envejecimiento de los automóviles va asociado a un aumento de la siniestralidad en las carreteras. El otro gran aspecto es el medioambiental. «Es cosa de todos bajar los grados de contaminación. Es verdad que aquí este problema no nos afecta especialmente porque no tenemos macrociudades, pero todo lo que sea contribuir con esta causa es positivo», apunta Francisco Moncaleán, del grupo Hercos Motor.
Según la última actualización de las estadísticas de la Dirección General de Tráfico, que son de principios del pasado año, el 63,1% de los turismos –en este apartado no se recogen autobuses, camiones o motocicletas– tiene más de una década. Ese porcentaje es superior a la media del país. Las cifras están lejos de las de la Comunidad de Madrid, que presenta los mejores números, ya que allí la mitad de los coches no llegan a los diez años, pero tampoco alcanza la máxima de Castilla-La Mancha, donde la antigüedad es tres puntos superior.
De esta forma, de los 301.443 que existían en Cantabria en el último recuento, más de 63.000 se matricularon antes del cambio de milenio y otros 22.074 antes de 1990. Tienen al menos 29 años.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.