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La primera restricción al ocio nocturno para limitar el riesgo de contagio y controlar la expansión del coronavirus llegó el pasado 25 de julio cuando les limitaron el horario de apertura. Los establecimientos debían cerrar sus puertas a las dos de la mañana si ... no querían ganarse una multa. Algunos negocios intentaron adaptarse a la medida, adelantaron su horario de actividad para empezar a trabajar antes. De este modo buscaron mantenerse activos para no volver a cerrar después de dejar atrás los tres meses de confinamiento. Pero las salas de fiesta no pudieron hacerlo y por eso tomaron la decisión de cerrar. Su planteamiento de negocio, horario de trabajo y de facturación arranca, precisamente, cuando se suponía que debían estar limpiando y a punto de poner fin a la jornada. Estos establecimientos son, dentro del sector del ocio nocturno, los grandes perjudicados.
«Esto que hemos conseguido (abrir hasta la una de la mañana) no nos sirve a las salas de fiesta que seguimos cerrados por decreto», dice Gregorio delAmo que regenta el Rocambole, el Sümmun y la sala Queen. La medida favorece a los bares especiales, pero las salas de fiesta todavía tienen prohibida la apertura al público. Aún así, si las dos de la mañana era una hora de cierre demasiado temprana para su tipo de actividad, la actual que es a la una –a las doce ya no se puede recibir a más clientes– tampoco sería viable para estos locales. Por eso «no hemos luchado por ello, no tenía ningún sentido». No solo eso, con esas condiciones: «Nos crearía más gastos si nos dejaran abrir», resume.
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Aceptado el cierre por la situación sanitaria, ahora la pelea está en otro punto, el de las ayudas. Tras los tres meses de confinamiento, reabrieron con unas restricciones que «sólo nos servían para cubrir gastos», añade el propietario de las tres salas. Trabajaron unas semanas y bajaron la persiana y permanecen cerrados desde julio, pero teniendo que hacer frente a los gastos fijos. «Reclamamos ayudas al sector del ocio nocturno al igual que harían con cualquier otro», señala. Porque el año ha sido «un palo muy gordo» y si la situación continúa en la misma línea «no sé cuánto tiempo podremos aguantar». Cada caso dependerá del «músculo financiero» de los empresarios.
Los empresarios del ocio nocturno tienen en su agenda marcado como objetivo conseguir volver a su horario de apertura. Por eso esperan que este permiso de dejar abrir a los bares especiales, sea un primer paso e ir poco a poco recuperando su actividad habitual. «Estamos esperando que pronto empiecen a dejarnos abrir otra vez», explica Del Amo.
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