En los de menor tamaño, los técnicos de Salud Pública tendrán en cuenta el número de contactos por positivo, la distribución de los contagios, si están ligados a brotes, el porcentaje de casos de origen desconocido o el nivel de alerta en los pueblos limítrofes, entre otras variables. No obstante, la proyección realizada por ese periódico, teniendo en cuenta el indicador de incidencia a siete días, considerado el más sensible de la evolución de la pandemia, da algunas pistas del escenario en el que se moverá Cantabria a partir del miércoles, que entrará en vigor el nuevo modelo de seguimiento.
De entrada, como lleva ocurriendo en las últimas semanas, el rojo más intenso se ilumina en Castro Urdiales, y eso antes de levantarse el cierre perimetral de la comunidad, cuyo efecto está por ver, especialmente en la zona oriental. Sanidad admite que es uno de los municipios que más preocupa. Pero no es el único de más de 5.000 habitantes con una tasa alta de contagio. En ese ranking figuran también Los Corrales, Reocín, Santa María de Cayón, Entrambasaguas y Marina de Cudeyo. En todos ellos, la infección en mayores de 65 años decidirá en qué nivel quedan enclavados, porque por incidencia ya están en riesgo extremo, con las restricciones que ello implica -continuarían las que rigen hasta hoy para toda la región-.
Más minucioso será el análisis en poblaciones más pequeñas, como Cillorigo de Liébana, Liérganes, Miera, Liendo, Potes, San Felices de Buelna o Valdeolea, donde la incidencia a siete días también está disparada (nivel 4) en comparación con el resto, pero ahí entran en juego todos los factores apuntados antes. En total, los puntos rojos en el mapa regional según los contagios registrados en la última semana suman catorce, cuando hace apenas cuatro días ascendían a 22 -eso sí, tomando como referencia la incidencia en los últimos 14 días-, lo que confirmaría la tendencia decreciente de la ola.
El seguimiento individualizado por términos municipales también permitirá aflojar las medidas sanitarias allí donde el virus haya perdido fuerza. Santander está, junto a Colindres y Medio Cudeyo, entre los grandes núcleos donde el semáforo se enciende en naranja. Eso implica que han mejorado sus datos, aunque no tanto como para rebajar el paquete de restricciones de aplicación en ellos. Salvo que ete martes Salud Pública diga lo contrario, tras sopesar todos los números, se continuarán las medidas implementadas hace un mes, con el cierre de los interiores de hostelería incluido. Sin embargo, al menos doce de los municipios más poblados de la región podrían descender hoy mismo al nivel 2 (medio), con todo lo que ello conlleva. Allí la hostelería, por ejemplo, podría reabrir sus comedores interiores, aunque fuera limitado a un tercio de su capacidad. Y los aforos en los ámbitos deportivos, culturales, así como celebraciones varias darían más margen que el actual.
¿Dónde puede ocurrir? Torrelavega es uno de los candidatos, después del descenso experimentado en los últimos días. Y llama la atención también la favorable evolución de Reinosa, que también pasaría a lucir en amarillo, después de ser uno de los focos más importantes de covid en esta cuarta ola, aunque hay municipios de la comarca que aún arrastran sus consecuencias. En semáforo amarillo estarían también Camargo, Piélagos, El Astillero, Laredo, Bezana, Polanco y Cartes. Y mejor aún es la situación que viven Santoña, Cabezón de la Sal y Suances, que pasarían de golpe al nivel 1, junto a todos los municipios que pueden presumir de estar libres de covid, si no fuera porque sólo se puede descender un peldaño respecto al nivel global de la comunidad, que se sitúa en el 3 (alto).
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