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A falta de cinco meses para la celebración del Congreso del PP de Cantabria –la fecha prevista es el mes de enero– en el que se renovarán los cargos orgánicos regionales, los principales dirigentes del partido optaron ayer por no entrar al barro ... de la confrontación interna antes de tiempo y prefirieron guardar silencio sobre la polémica generada por el diputado autonómico Lorenzo Vidal de la Peña, que en una tribuna en este periódico reclamó una renovación del proyecto y puso sobre la mesa lo que considera una falta de liderazgo por parte de la actual presidenta, María José Sáenz de Buruaga. No hablaron ni unos, ni otros. Ni los que desde las primarias cainitas de 2017 han permanecido fieles a la jefa de filas, ni los que en los últimos meses han liderado la corriente crítica, mucho más cercana a Génova desde la llegada de Pablo Casado, que en los últimos meses ha protagonizado varios enfrentamientos con la dirección regional.
Integrantes de las dos facciones se vieron ayer las caras en la reunión de los martes del Grupo Parlamentario Popular, pero al término de esta cita, los diputados regionales prefirieron permanecer callados. Entre los integrados en la línea oficial, la diputada Isabel Urrutia y el portavoz en la Cámara, Íñigo Fernández, que se remitió a lo ya dicho el lunes por la secretaria general, María José González Revuelta, que mostró su «sorpresa» por estas declaraciones y defendió que se trata de una opinión personal y minoritaria entre los 14.000 afiliados que hablarán en los próximos meses. Aprovechó para echar en cara a su compañero que nunca se ha manifestado en ese sentido en los órganos internos y recordó que todo aquel que quiera presentarse para asumir las riendas del partido tendrá la oportunidad cuando se convoque el proceso de primarias.
Congreso regional
La polémica
'Perdonen que me levante', titulaba su tribuna de opinión Vidal de la Peña. En ella, el exlíder de la CEOE, que dimitió como máximo representante de la patronal para convertirse en el fichaje estrella de Buruaga en los comicios autonómicos y fue el número dos en la lista del PP, entendía que «alguien tenía que decirlo». «Disculpen que el primero en decirlo sea el último en llegar», subraya el empresario, que insiste en que sus impresiones las comparten gran parte de los militantes y también de la sociedad cántabra. Por el momento, el resto de dirigentes adscritos al sector crítico que tiene como principal referencia al diputado nacional Diego Movellán no han seguido los pasos de Vidal de la Peña y prefieren esperar a ver cómo se suceden los acontecimientos.
Entre los consultados que rechazan pronunciarse sobre este asunto concreto se encuentra la regidora de Santander, Gema Igual, uno de los perfiles que en Madrid miran con buenos ojos para liderar el partido en Cantabria y que recientemente dejó entrever que su futuro pasa por la alcaldía. Al respecto, Igual se limita a afirmar que «Cantabria necesita un Partido Popular unido, centrado en trabajar por los ciudadanos y en ofrecer a los militantes, que son quienes van a tener la voz en el congreso regional, la certeza de ser alternativa de gobierno». En este sentido y sin entrar en el fondo de la polémica, la alcaldesa defiende que «estamos en una situación socioeconómica en la comunidad autónoma y en España en la que el PP es más necesario que nunca para aportar responsabilidad, estabilidad, ilusión, fuerza y proyectos de futuro y eso es lo que debe guiarnos a todos quienes formamos parte del Partido Popular».
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Tampoco opinó la portavoz en Torrelavega, Marta Fernández Teijeiro, que prefiere centrarse en los asuntos de la ciudad. Y el senador Javier Puente, defensor de «mostrar los elogios en público y las críticas en privado», se limita a exponer que el partido debe dejar a un lado las disputas y centrarse en explicar su proyecto y en explicar, por ejemplo, la «gran labor» que están haciendo los alcaldes populares de la región.
Además, desde la cúpula regional del PP, recuerdan a Vidal de la Peña que no se puede adelantar el Congreso, porque los tiempos se consensúan con la dirección nacional y siguen un calendario preestablecido. La intención de Génova es cerrar –por las buenas o por las malas– listas únicas en todos los territorios, como ya se ha visto en los cónclaves provinciales. Menos en Sevilla, donde hubo un sonado enfrentamiento, Casado se ha salido con la suya.
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