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Aunque Sanidad no ofrece el dato, la huelga médica de Atención Primaria ha dejado, en su primera jornada, cientos de consultas sin atender en toda ... Cantabria. Usuarios que tendrán que volver en otro momento, «a saber cuándo», decía uno tras confirmar que su facultativo no estaba; que acabarán acudiendo a Urgencias para no alargar la demora y que muy probablemente se hayan quejado, sin miramientos, por el trastorno de la protesta. «Es una vergüenza», repetía una mujer a la puerta del centro de salud de Los Castros. Allí, como en Dávila, Castilla-Hermida o El Sardinero, por poner ejemplos concretos de la capital, casi la totalidad del equipo se sumó a la huelga. «Y lo hacemos, precisamente, para mejorar la asistencia que damos, que tiene que ser de calidad. No estamos en una fábrica en cadena. Nuestra reivindicación busca una agenda razonable, que nos permita aliviar la sobrecarga que arrastramos de forma permanente y atender a nuestros pacientes con garantías, sin interrupciones telefónicas ni llamadas a la puerta de gente que viene sin cita con urgencias que luego no lo son», expone un facultativo veterano de Santander que reconoce que, «de verdad que me encanta mi trabajo, pero a veces me dan ganas de llorar».
Esa sensación de «impotencia» y de «hartazgo» por el «deterioro de la Atención Primaria», ligado a la «falta de soluciones» por parte de los gestores sanitarios, cuando las próximas oleadas de jubilaciones aún van a agravar la problemática, es lo que les ha sacado de las consultas y llevado a manifestarse a las puertas del despacho del consejero, Raúl Pesquera.
El grado de seguimiento de la protesta depende siempre de quién y cómo haga las cuentas. A primera hora de la mañana, desde Sanidad ya avanzaban que la habían secundado «137 de los 700 médicos de plantilla», es decir, «un 19,5%». Incluían en el total a los 137 médicos de SUAP –en ese momento fuera de su horario laboral, y con servicios mínimos del 50%–, a los 62 sustitutos y a los 31 del 061, además de los 368 médicos de familia y 84 pediatras. «Un cálculo tramposo», como respondió de inmediato el Sindicato Médico, que elevó la participación «hasta el 70%», porque «hay que medirla sobre el colectivo que realmente puede hacer huelga», que –según ellos– eran «570 profesionales, de los que hay que descontar los que están de mínimos: 84 facultativos de equipo, 42 pediatras y 14 miembros de los Servicios de Urgencias (SUAP). Así que de huelga real hay unos 430». Y ponen como muestra el aforo de la asamblea celebrada por la mañana en el Colegio de Médicos, donde se dieron cita alrededor de 200 profesionales, «y eso que de los municipios más distantes no han venido», señalaban sus portavoces. «Un éxito rotundo», a juicio de la organización convocante, «para que luego diga la Consejería que no representamos a nadie y que estamos trabajando todos con normalidad».
Cada uno de estos médicos suponía un cupo de pacientes que se quedó sin cobertura, sin poder pedir cita ni ser atendido aunque la tuviera ya concertada, salvo que pudieran asumirla los profesionales de servicios mínimos (dos médicos de familia y un pediatra por zona básica de salud), que tienen instrucciones de priorizar las urgencias. Y así fue. La mayoría de los pacientes que solventaron rápido su paso por el centro de salud en esta primera jornada de paro fue bien porque lo suyo «no podía esperar», porque se lo había resuelto el personal de enfermería, que hay que recordar que no está de huelga; porque su médico ignoró la convocatoria de huelga o bien porque le tocó estar de mínimos y la demanda urgente le dejó tiempo para dar respuesta a su propia agenda. De todo hubo. Colas en algunos mostradores, salas de espera vacías porque no había médicos en las consultas y el trasiego de usuarios que entraban a los centros de salud con la duda de si serían atendidos y salían unas veces conformes y otras con cierta indignación.
19,5%es el porcentaje de seguimiento que ofrece el SCS, calculado sobre el total de la plantilla, que cifran en 700 profesionales, de los cuales hicieron huelga 137.
70%es el porcentaje de seguimiento que apunta el Sindicato Médico, que hace la cuenta sobre la plantilla efectiva (463, de los cuales 140 están de mínimos).
Mientras en las consultas se sufrían los inconvenientes de la protesta, en los despachos se intentaba reconducir la situación, aunque con pocos visos de conseguirlo. Así lo trasladó el Sindicato Médico a la asamblea, horas antes de la última cita con la Gerencia del Servicio Cántabro de Salud, que volvió a cerrarse sin acuerdo. Sobre las 16.30 horas, el comité de huelga volvió a sentarse a la mesa, junto al gerente del SCS, Rafael Sotoca, y el subdirector de Recursos Humanos, José Manuel Castillo, quienes llevan la voz cantante en las conversaciones. En la visita realizada por la mañana al centro de salud de la calle Vargas junto al consejero, el propio Sotoca insistía, como lo ha hecho durante todo el fin de semana, en que las ofertas trasladadas al Sindicato Médico van «alineadas» con lo que les solicitan desde las plantillas y que, por ende, deben ser los convocantes de la huelga quienes «digan por qué las propuestas no les parecen suficientes».
Y por eso por la tarde, el comité volvió a repetir lo que lleva defendiendo como un mantra «desde julio», recordó el vicepresidente de la organización sindical, Santiago Raba: «Que se cumplan las agendas que se acordaron en 2019, con un máximo de 28 pacientes (ampliable a 35 en situaciones de autocobertura –cuando falta algún compañero y hay que repartirse su trabajo porque no hay sustitutos suficientes–) y se proteja al personal sanitario de las agresiones, que ya llevamos 200 episodios este año. Hemos renunciado a otras reivindicaciones, que no ha dado tiempo a abordar, pero no hemos añadido ninguna nueva. Son las mismas peticiones de siempre», insistió. Raba reconoció que en materia de seguridad se puede dar «por buena» la oferta, una vez que se ha concretado el proceso sancionador que se abrirá a los agresores, pero «en ningún caso vamos a dejar de reivindicar unas agendas de calidad y unas condiciones laborales aceptables para los médicos de continuidad», la nueva categoría en la que Sanidad quiere encajar al colectivo de sustitutos, para los que se prevén crear 74 plazas en la plantilla orgánica.
«No queremos tener médicos de primera y de segunda», le volvieron a trasladar al gerente del SCS, «sino que se integren como un miembro más de la plantilla, bien de los equipos o de los SUAP». Y parece que esta vez, ya con la resaca del primer día de huelga, sus peticiones fueron mejor recibidas. Porque al término del encuentro, después de casi cinco horas de conversaciones, ambas partes hablaban de «un acercamiento de posturas» al menos en el asunto de las agendas de los médicos, aunque «sin concretar». Pero es un primer paso, que habrá que ver cómo prospera en las próximas horas. Ni unos ni otros airearon los términos de esa última propuesta, que si sale adelante se someterá a la votación de la asamblea mañana, miércoles. El mismo día que los médicos protagonizarán una concentración frente a la sede del Gobierno de Cantabria, en Peña Herbosa «para que Revilla conozca los motivos que nos han llevado a esta huelga». Al término de esta última e «intensa sesión de negociación», Sotoca reconoció que «se han acercado posiciones, aunque persisten las diferencias también, que se irán trabajando en los próximos días para cerrar un acuerdo lo antes posible, porque ambas partes somos conscientes del impacto que esto tiene en la ciudadanía».
Uno por área de salud
«Los servicios mínimos que se han fijado para los pediatras son abusivos». Fue una de las quejas que se expusieron en la asamblea de médicos y que fue compartida por el sindicato. El SCS determinó que debe haber uno por área de salud (que abarca el centro cabecera más la red de consultorios dependientes), lo que implica que la mitad de la plantilla de Pediatría (la conforman 84 profesionales, según el dato que aporta la Gerencia) está de servicios mínimos, un porcentaje mucho mayor que el de los médicos de familia. En este caso, deben ser dos por zona de salud (independientemente de la dispersión geográfica o el volumen del centro), pero suman 368 facultativos en los equipos, sin contar al personal de SUAP y 061 ni a los sustitutos, que si están trabajando es porque están cubriendo bajas.
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