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Los viajeros que estos días recorren la región disfrutan al máximo del paisaje verde, la gastronomía, los paseos con vistas al mar y la oferta museística y cultural. El factor de inestabilidad meteorológica, que hace que tan pronto brille el sol como que haya tormentas, « ... no afecta en absoluto» -aseguran los turistas encuestados- a sus ganas por conocer el territorio y desconectar del día a día.
«Contábamos con que iba a llover, así que mojarnos no nos echa para atrás, al contrario, sacamos el paraguas y seguimos 'palante' con el plan que habíamos establecido», asegura Rubén Sánchez, que visitaba ayer, junto a su mujer, Erica Pascual, y su hija Duna, el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, en el Mercado del Este.
Llegaron de Madrid hace dos días y los chaparrones discontinuos no les impiden disfrutar de su visita. «Huimos del calor», dicen. Erica vivió hace tiempo en esta ciudad. «Con Santander tengo debilidad. Es una ciudad que me encanta y me escapo con mi familia varias veces al año», explica con el bebé en brazos.
«Somos muy de improvisar, si sale el sol vamos corriendo a la playa»
«Salimos de casa preparados con mochila y cada uno lleva su chubasquero y un paraguas»
«Tenemos debilidad por Santander. Elegimos el norte para huir del calor»
«Los primeros días la lluvia nos cambió los planes, pero ya hemos pillado el truco»
«Cuando eliges venir a Cantabria ya asumes que te puede llover, pero por eso es tan verde y es parte del encanto del destino», apunta Miriam de la Torre, recién llegada de México con un grupo de amigos con los que recorre el norte de España. «Cuando hace malo nos metemos en un museo, como el Centro Botín que nos ha parecido extraordinario, o comemos en sitios fantásticos», añade.
Los turistas salpican cada esquina de la región, fotografían las vistas al mar, llenan la hostelería y las terrazas y, de cuando en cuando, se refugian de la lluvia en la oferta turística que está bajo techo, como el Museo Marítimo del Cantábrico, donde cuentan los encargados que siguen con mucho interés las previsiones del tiempo: «Los días de lluvia lo notamos mucho porque se concentran desde 700 a mil personas de golpe y gestionarlo no es fácil», explican. «No hay tantas actividades culturales bajo techo en la ciudad y esta es una de las preferidas».
Durante las vacaciones de Semana Santa, el Museo Marítimo amplía su horario una hora y media, posponiendo el cierre a las 19.30 horas. Además, el domingo por la tarde, que la entrada es gratuita, se necesita hacer una reserva previa para controlar el aforo. Para este domingo ya está todo completo.
El reclamo del acuario y el esqueleto de ballena son los atractivos por los que otra turista vecina de Asturias optó ayer por visitar este museo acompañada de sus dos hijos. «Miramos las previsiones y decidimos hacer esta visita tan interesante; después comeremos en alguna terraza porque nos han dicho que la cafetería está fuera de servicio».
Efectivamente, la cafetería recientemente reformada se cerró al público poco después de su inauguración y, ahora, el espacio se aprovecha para hacer algunos talleres que se organizan de cara a campus escolares o, incluso, si llueve mucho, se permite que algunos turistas tomen el bocadillo resguardados en las mesas.
Una familia de turistas procedentes de Burgos no dudaron en aprovechar la mañana de ayer para plantar las sillas sobre la arena y disfrutar del sol a la orilla del mar. «Somos muy de improvisar, así que no nos afecta el tiempo tan cambiante que está haciendo. Al contrario, nos estimula. Ahora vamos sin tiempo que perder a pasar la mañana tranquilamente al sol en Los Peligros y, por la tarde, que dan agua, iremos a la Filmoteca a ver cualquiera de las películas que tiene la cartelera en versión original, que es como nos gusta verlas», explica la familia de María Tejero.
Otros turistas coincidieron con esta familia en que la lluvia ni les detiene ni le resta encanto a sus vacaciones de Semana Santa. De hecho, aseguran que «esperábamos peor tiempo. La previsión era de tormenta, rayos y truenos y está siendo mucho mejor, con algo de lluvia pero solo a última hora del día», afirma la familia de Jesús Mora y Mamen Bravo, que se han decantado por hacer base en Comillas donde han visitado El Capricho de Gaudí y el caso histórico. Después de dos días en la villa, optaron por acercarse a Santander y el cuarto día lo dedicarán a un plan de naturaleza, «en el Bosque de Secuoyas o bien la zona del Pas».
Lo que más le ha llamado la atención a su hijo pequeño, Aarón, son «los animales y ver vacas en la carretera». Vienen de Madrid, donde no es común esta estampa frecuente en esta región. Además, para hacer frente a la lluvia intermitente, explican que salen de casa «preparados para cualquier escenario. Cada uno con su mochila cargada con chubasquero y paraguas, y así nada nos detiene». «Optamos por el norte -añaden-porque nos gusta más y daban lluvias en toda España».
Por su parte, Daniel Rodríguez, procedente de Tarragona, reconoce que «los primeros días de las vacaciones la lluvia nos trastocó un poco los planes, pero ahora hemos cogido el truco y sabemos que son chaparrones cortos y que tan pronto te mojas como sale el sol».
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