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La estadística -y el sentido común- dice que el mayor número de muertes, especialmente entre la población de mayor edad, se produce durante el invierno. De diciembre a marzo. De hecho, en el informe de 'Mortalidad de Personas Dependientes' de la Dirección General de ... Políticas Sociales esos cuatro meses encabezan la lista de fallecimientos al hacer una media entre 2015 y 2019. La última entrega de este estudio recoge las cifras completas de 2020 y hay un dato concreto que permite entender buena parte de las conclusiones generales que se obtienen de las once páginas del trabajo. El año pasado, abril fue el mes más letal para las personas dependientes. Con una diferencia abrumadora. Si en los anteriores años, la media de muertes en ese periodo fue de 263 en este colectivo, esta vez fueron 467 personas las que se despidieron. En primavera. Sólo ese apunte sirve para hacerse una idea de la influencia del coronavirus.
Se trata de un 'Boletín extraordinario' de ese informe, que es público y que se elabora desde la Consejería de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno de Cantabria (su fecha de publicación fue el pasado día 15 y se puede consultar en la web del Icass, que actualiza a diario la incidencia covid en las residencias). En las primeras líneas está una de las principales conclusiones. Que entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del pasado año se registró un incremento de casi un 10% -los datos concretos de buena parte del estudio están en la ficha que acompaña este texto- del número de expedientes cerrados por fallecimientos en personas dependientes de la región. Fueron 317 más que la media de los últimos cinco años.
La segunda gran conclusión está en la última página. «Según los datos que publica el Servicio Cántabro de Salud a fecha 31 de diciembre han fallecido en Cantabria un total de 396 personas -con covid- de las que 248 tenían por domicilio un centro residencial, lo que representa un 62,63% del total. Es decir, prácticamente dos de cada tres personas fallecidas en Cantabria con covid tenían como domicilio un centro residencial», puede leerse. De hecho, a la frase le acompaña un gráfico. Uno de esos con una línea que en su ascenso y descenso determina la evolución. La línea que representa el total de fallecidos en la región por el coronavirus va sólo un poco por encima y es calcada en su recorrido a la de personas que murieron en las residencias cántabras por ese motivo.
3.609 expedientes cerrados por fallecimientos de personas dependientes en 2020. La media de los cinco años anteriores (2015-2019) fue de 3.292. Un 9,63% más en el último año. Comparando con los datos de la media, sólo en enero, febrero, mayo y junio las cifras fueron más bajas. Los meses anteriores a la irrupción del covid y los de menor incidencia.
467 de esos expedientes de personas dependientes fallecidas correspondieron al mes de abril, el que registró un mayor número de muertes, algo inusual en los balances. Abril supuso un incremento del número de muertes entre las personas dependientes del 77,43% (septiembre, diciembre y agosto le siguen en aumento, pero a gran distancia)
86 años fue la edad media de las personas dependientes que fallecieron en el año 2020. De hecho, un 95,48% superaba los 65 años (y, entre ellos, más del 80% tenía más de 80). Las personas fallecidas representan un 13,66% de los que tenían un expediente abierto del sistema de prestaciones. En el caso de los mayores de 65 es casi uno de cada tres.
248 de las 1.260 personas con prestación que murieron en este periodo en centros residenciales lo hicieron con covid, mientras que el resto (1.012) fue por otras causas. Del dato se deduce que el coronavirus estuvo detrás de la muerte de casi un 20% de las personas con prestación que fallecieron en las residencias cántabras en 2020 (19,68%).
175 de los que murieron con covid de las residencias fallecieron en un hospital (trasladados desde su residencia o desde centros covid). Otros 73 murieron en la propia residencia.De las 2.553 personas fallecidas que recibían prestación, el 50,65% lo recibía en su domicilio y el 49,35% en una residencia. En abril fue un 60-40% con mayoría en residencias.
3.2.73 de las 3.609 personas habían sido ya valoradas como dependientes y 336 estaban pendientes de valoración o –siendo valoradas– se decidió que no había derecho a prestación. De los 3.273, un total de 2.553 ya recibían prestación. Otros 612 estaban esperando recibirla y 108 estaban pendientes de la resolución del PIA (Plan Individualizado de Atención).
Pero entre las dos afirmaciones hay más cosas. Por ejemplo, que después de abril (y sin contar enero y febrero, los meses en los que, como media, hay más muertes entre las personas dependientes normalmente), marzo, diciembre, noviembre y diciembre -por ese orden- fueron los de cifras más altas en 2020 (coincidiendo con la primera y la segunda ola de contagios). También que, a la hora de analizar el dato general -los fallecidos, independientemente de la causa del deceso-, la mortalidad fue ligeramente superior entre los hombres. O que la edad media de muertes fue de 86 años (88 entre las mujeres y 82 entre los hombres).
El informe, centrado en un sector de la población concreto, se detiene especialmente en concretar entre aquellas personas que ya habían sido valoradas como dependientes y las que estaban pendientes de valoración «o que habiendo sido valoradas no tenían derecho a las prestaciones del sistema (no acreditar situación de dependencia, renuncia, desistimiento, caducidad...)».
En estos dos últimos grupos se ubica a 336 personas (algo menos de un 10%). Pero también se aclara que entre los ya valorados como dependientes, 612 de los fallecidos estaban en ese momento pendientes de recibir la prestación y otros 108, de la resolución del PIA (Plan Individualizado de Atención). Sumando a todos esos que esperaban la ayuda ya confirmada, que les evaluaran o que decidieran cuál era exactamente la prestación que debían recibir (y a los que se decidió que no tenían derecho) salen 1.056 personas (casi tres de cada diez).
Entre los que sí recibían prestación, la mayoría correspondía a atención en centros residenciales (1.260 personas) o al Pecef, una prestación económica para el cuidado en el entorno familiar (1.022). Pero también había casos en forma de Teleasistencia (269), ayuda a domicilio (186) o centros de día (85). Lo llamativo en este caso es lo que ha supuesto esa cifra de muertes respecto al total de beneficiarios de la ayuda concreta. Sobre todo en el ámbito de los centros residenciales: Algo más de dos de cada diez personas que durante 2020 tenían asignada la prestación en una residencia fallecieron durante el año. En concreto, 1.260 personas de un total de 5.911 en Cantabria. Y el coronavirus estuvo detrás de casi un 20% de esos casos.
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