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Cuando María Dolores Luzuriaga se descubra el brazo mañana para recibir el pinchazo, arrancará la campaña de vacunación anticovid en Cantabria. Será en el ... Centro de Atención a la Dependencia (CAD) de Cueto, donde reside esta mujer de 72 años cuyo nombre quedará para siempre en la hemeroteca de la pandemia por ser la primera persona en inmunizarse en la región frente a este virus tan letal a edades avanzadas. Junto a ella, el equipo de enfermería del Servicio Cántabro de Salud que se desplazará al centro tiene previsto vacunar a otras 34 personas, entre usuarios y trabajadores. Tal y como se hizo en el simulacro, una ambulancia, escoltada por las Fuerzas de Seguridad del Estado, accederá al recinto del CAD transportando –ahora sí– los viales con el compuesto de Pfizer y BioNTech del que se extraerán las dosis. En esa primera inyección, que se repetirá de forma simultánea en todas las comunidades de España y en los países de Europa, van depositadas todas las esperanzas para acabar con la sucesión de datos y dramas que firma el covid cada día desde hace nueve meses.
Desde el minuto cero toda la comunidad científica del planeta se volcó en un mismo objetivo: lograr en tiempo récord un escudo para frenar esta pandemia mundial que ha segado la vida ya de más de 1,7 millones de personas (cerca de 50.000 en España y 380 en Cantabria). Tras el adelanto simbólico de mañana, domingo, la campaña cogerá ritmo a partir del lunes, el día de la semana en el que se recibirán los paquetes de entrega de forma periódica.
El consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, señala que «en las próximas doce semanas Cantabria va a disponer de más de 60.000 vacunas (son dos dosis por persona), que desde luego dan para vacunar a los cuatro grupos prioritarios que se recogen en esta primera fase del plan»: usuarios y trabajadores de residencias, personal de primera línea en la asistencia sanitaria y sociosanitaria y personas consideradas grandes dependientes que no estén institucionalizadas, es decir, que vivan en sus domicilios. El ensayo del martes confirmó que «la logística es muy complicada» y que el proceso de vacunación lleva más tiempo del previsto sobre el papel en el protocolo, «porque no es una jeringuilla precargada como el de la gripe, hay que sacarla de un vial y diluirlo».
Los viales de Pfizer se conservan a -80 grados y una vez descongelados hay que administrar las dosis en las cinco horas siguientes. «Estimamos que podremos vacunar a partir del lunes a unas 200 personas al día, aunque es posible que a medida que los profesionales cojan rodaje puedan ser más», apunta. Finalmente, habrá cuatro equipos de enfermería (formados por enfermera y técnico auxiliar de cuidados de enfermería) que seguirán el cronograma que marque Salud Pública en horario de mañana y tarde. «Empezaremos por las residencias más grandes» y se reservarán por el momento aquellas en las que existen brotes activos.
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