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Un total de 49.842 alumnos de Infantil y Primaria han vuelto hoy a las aulas en Cantabria, un arranque escolar que han compartido muchas comunidades autónomas españolas. En ambas etapas educativas habrá este curso 1.500 matriculados menos, sobre todo en los entornos urbanos ... . Una «bajada demográfica importante», ha interpretado la Consejería, está detrás de esta caída.
Hoy ha habido centros que se han estrenado en todos los sentidos, como el nuevo CEIP de Renedo de Piélagos, y otros, como el María Sanz de Sautuola, que tienen una amplia experiencia inaugurando el curso y gestionando años escolares.
En este centro de Educación Infantil y Primaria, ubicado en la Avenida del Deporte de Santander, se han abierto las puertas a las nueve de la mañana y los 385 alumnos han ido ocupando las aulas. Las familias de los alumnos que comienzan Primaria este año han tenido, además, la oportunidad de conocer todos los detalles de este cambio de ciclo y de acompañar a sus hijos e hijas hasta sus nuevas clases. Es una forma, explica Santiago Ferreiro, director del centro, de transitar más cómodamente entre estas etapas de la educación obligatoria.
Ferreiro ha estado pendiente esta mañana de que todo transcurriese con normalidad. «Es un día intenso emocionalmente para todos. Aunque en verano hemos estado abiertos por el plan de vacaciones de la Consejería, siempre es un día intenso», explica el director. A pesar de ese nerviosismo que puede generar un cambio de aula, de edificio, o de ciclo educativo, los alumnos de este CEIP le toman pronto la medida al colegio. «Enseguida cogen la rutina porque aquí más del 60% de los niños comen en el comedor durante el cuso, y tienen muy interiorizados todos los hábitos de funcionamiento. Y los mayores, a partir de 4º, participan en la gestión del centro. Esa es una manera de responsabilizarlos y de que lo sientan como suyo».
La eliminación parcial de la jornada lectiva reducida de septiembre y junio en los colegios de Infantil y Primaria –sólo se aplicó en tres de las seis semanas– que originó un agrio y enquistado conflicto entre los docentes y la Consejería de Educación, que derivó en cuatro huelgas de maestros, incluida una el primer día de clase, acompañadas de concentraciones y manifestaciones de protesta por las calles de Santander, es ya historia.
Este curso, la jornada reducida se aplicará durante todos los días lectivos del primer y del último mes del curso, aunque será de cuatro horas, frente a las tres y media que había con anterioridad. Una fórmula intermedia entre los requerimientos de la Junta de Personal Docente y la Administración educativa, que permite además cumplir con las horas lectivas anuales que exige el Ministerio de Educación y que el pasado ejercicio, según denunció FAPA, no se hizo.
Durante la negociación a lo largo de la primavera del calendario del presente curso, todavía con Mañanes al frente de la Administración, los sindicatos docentes exigieron una jornada reducida de tres horas y media en septiembre y junio, tal y como había sido práctica común en el pasado. Defendían que «ya no existe el supuesto impedimento legal» que invocaba en la negociación del pasado año el titular de Educación, ya que las Cortes han derogado el Real Decreto de 2012, por lo que, en su opinión, no había «excusas» para recuperar la situación anterior.
Mientras, Educación quería cuatro horas en esos meses –una menos que el resto del curso–, patrón mayoritaria en el resto de comunidades autónomas que aplican jornada reducida. Y ésta fue la fórmula que se terminó imponiendo, pese al rechazo de la Junta de Personal que, esta vez, no se ha traducido en acciones de protesta. El curso ha comenzado, pues, con normalidad.
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