«El arte debe separarse del mercado y de la Administración»
Autorretratos ·
Diseñador de profesión y artista de fondo, Nacho 7Pies se zambulle en sus obras cuando el trabajo le deja, planteando preguntas sin respuesta e investigando una realidad inabarcable
Hay preguntas incómodas porque no nos gusta su respuesta, y otras que lo son porque intuimos que nunca sabremos responderlas. Pero no por eso hay que dejar de planteárselas. Nacho López (Santander, 1974) es un diseñador cántabro conocido como 7Pies que no duda en traspasar las estrictas fronteras del diseño para adentrarse en el arte. Frente a la norma y el marco de uno, la libertad y la ausencia absoluta de fronteras del otro. Su última obras 'cuelga' de unas escaleras en el centro de Santander gracias a la nueva edición del festival de arte público Desvelarte.
–Diseño y arte: dos disciplinas creativas que siguen caminos muy distintos...
–Es una cuestión con la que me he topado otras veces. Los diseñadores insistimos mucho en que el diseño no es arte. Es una profesión. Las diferencias más evidentes, que cualquier las puede entender, es que el diseño sucede siempre dentro de un marco: hay alguien, normalmente un cliente, que hace un encargo porque tiene que resolver una necesidad de comunicación o de cualquier otro tipo, y recurre a un diseñador. El diseñador es un tipo que soluciona ese problema de comunicación usando las herramientas del diseño, pero siempre en el marco de ese encargo. En cambio, el arte es una pulsión. El que hace arte es porque no puede evitar hacerlo o porque realmente lo lleva dentro y lo quiere sacar. Pero en ese acto no hay un objetivo, no hay una contrapartida esperada. Es un impulso.
–Yo siempre fui dibujante desde pequeño y el diseño llegó de manera muy natural, casi no tuve que tomar una decisión en ese sentido. De alguna manera era lo que se me daba bien. Curiosamente, recuerdo ya desde muy pequeño dibujar letras. Mi vocación surgió de forma natural, así se ha consolidado y llevo ya viente años como profesional. En cuanto al tema del arte, tengo la suerte de que las incursiones que he hecho en este mundo han sido un poco esporádicas y me he permitido hacer lo que he querido y jugar con los trabajos. Porque tener que vivir de ello o tener la obligación de convertirlo en dinero es muy complicado.
–Más allá del talento, ¿cómo se formó para estas disciplinas?
–Soy licenciado en Ciencias de la Información, con lo cual la publicidad o la comunicación gráfica y escrita es mi formación universitaria. Gracias a ello tengo esa base que he desarrollado a nivel profesional. Como lo que he hecho ha sido diseño gráfico, el salto de salirme del marco del propio diseño y empezar a hacer obras artísticas ha sido algo que ha surgido cuando tenía algo entre manos que lo permitía o que era idóneo para ello. En general, mi línea sólida, la que he seguido, ha sido la de diseñador, y en ocasiones me ha surgido la oportunidad de hacer piezas como esta.
–No debe ser fácil semejante cambio de enfoque...
–Las veces que he hecho incursiones en el mundo artístico han sido en parte una vía de escape. El diseño, como cualquier trabajo, implica mucho estrés. Tienes que estar siempre alcanzando objetivos, cumpliendo de manera eficaz con tu trabajo y resolviendo esos problemas de comunicación que se plantean. En cambio en el arte, cuando yo he hecho piezas artísticas, bien en la calle como mi última obra para el festival Desvelarte u otras intervenciones que me han pedido, por ejemplo para el Casyc, he tenido la libertad de hacer lo que he querido y no ha habido nunca una expectativa que cumplir. Eso es algo muy cómodo, muy liberador. En esos trabajos artísticos en los que nunca me han remunerado nada, porque tengo la suerte de poder hacerlos sin tener que cambiarlos por dinero para pagar mi alquiler, han sido los más satisfactorios con mucha diferencia respecto a otros trabajos de diseño que estaban bien pagados.
–A mucha gente le cuesta entender o asumir el arte contemporáneo. ¿Por qué se decantó por él?
–Me gusta que hagas esa reflexión, porque en el fondo todos somos contemporáneos ahora mismo. Estamos viviendo nuestra realidad aquí y ahora, con lo cual es lo que me toca. Si me pusiera ahora a tratar de imitar a Veláquez sería ridículo. ¡Velázquez era contemporáneo cuando pintaba! En el fondo, aunque mis obras puedan parecer arte contemporáneo, la realidad es que esta obra es mosaico, que es una técnica que utilizaban los romanos hace dos mil y pico años. En ese sentido estoy cogiendo un material clásico y trayéndolo al siglo XXI. El tema que he tratado en este caso, además, son las 'mujer y hombre pájaro'. Pues los egipcios adoraban a Ra, que era un cuerpo humano con cabeza de halcón. Osea, que esta idea tiene más de 3.000 años. Yo no estoy haciendo otra cosa que revisarla, nada más. Con lo cual, solo es relativamente contemporáneo (risas).
–¿Cómo trabaja a la hora de afrontar sus obras o intervenciones?
–Lo que tienen en común mis obras es que todas son digitales, todas parten del ordenador. Tengo formación en dibujo y un poco acuarela y he sido dibujante toda mi vida, de hecho eso es la base de todo, incluido el diseño gráfico, pero todas mis obras partes de un tratamiento digital. Y en muchos casos tomo las herramientas que manejo en el diseño gráfico y las aplico a las piezas en las que trabajo. Podría ponerme a dibujar otra vez, pero no tiene mucho sentido porque hay gente por ahí dibujando mucho mejor que yo, con lo cual prefiero hacer esto, es más notorio.
–¿Cuál es el discurso de fondo que marca sus obras?
–Hay un elemento que suele ser recurrente en mis obras, y es el engaño en la percepción. Me gusta hacer un juego con que aquello que ves, se ve y no se ve. Y de hecho, lo que estoy poniendo sobre la mesa es cómo tus sentidos, en este caso la vista, te están engañando. La vista te ofrece una realidad que es ésta, una acotada, porque a nivel fisiológico funciona como funciona, ofrece un rango de colores... Pero hay una realidad fuera de esa que nos proporciona la vista, y yo quiero jugar a mostrar ese truco. ¿Por qué? Porque es lo que hace siempre el arte. Lo que hace el arte es mostrar realidades que no son tan evidentes. En ese sentido, los artistas son una especie de 'mediums' entre el mundo de la ideas, en el que hay un momento bueno, el de la inspiración, y los artistas condensan esas ideas y las muestran. A mi como artista me gusta jugar a eso: jugar a cuestionar la percepción, cuestionar cómo es la realidad que vemos y cómo podría ser.
–¿Cuales de sus obras destacaría?
– La obra que tengo a mi espalda es la continuación de otra que hice hace seis o siete años y que se llamaba 'Hombres perro'. En aquella ocasión hice unas fotografías con unos amigos todos desnudos, y con fotomontaje les coloqué cabezas de perro. También había unja chica que era un gato. Con eso saqué unos 'plotters' enormes y los pegué por las calles. La gente los arrancó enseguida, fue muy interesante lo que sucedió. Esta obra es una continuación de aquella, que a su vez, insisto, es una continuación de los egipcios, así que solo estoy revisando conceptos muy clásicos. Lo que me gusta de estas experiencias es que yo cuento una parte de la historia, como en este caso, donde he puesto dos palomas que están hablando. Si te fijas, el palomo le está diciendo algo a la paloma. El resto lo vas a completar tú, y cada uno que pasa imagina que es lo que la está diciendo. Ahí es donde se completa la obra. Eso es lo que me gusta: lanzar la pregunta pero sin dar la respuesta, porque yo tampoco la tengo. De hecho eso es lo que hace el arte. El arte hace preguntas pero no da respuestas, porque es muy complicado tener respuestas a ciertas cosas. Me gusta contar la mitad de la historia y que la gente esté lo suficientemente interesada para aportar la respuesta. En cuanto a otras obras, 'Hombres perro' fue muy interesante. También hice otro mosaico en escalera en otra edición de Desvelarte hace ocho años ya, y en ese caso trabajé con retratos de los vecinos de cada barrio. Aquella fue genial, fue muy notoria, pero no aguantó el paso del tiempo; las inclemencias y el vandalismo... Esta obra en el fondo fusiona aquellas dos, 'Hombres perros' y 'Escaleras'. También tengo una intervención en las columnas que hay a la entrada del Casyc, en la que colaboramos gente del diseño en Cantabria, repartiéndonos una para cada uno, y que juega también a este tema de la percepción con un tema de la cuatricomía, usando técnicas de diseño gráfico y jugando a esto de que se ve y no se ve, explorando cómo nos engañan los sentidos.
–¿Cree que la sociedad valora el arte de una forma adecuada?
–En mi opinión el arte, junto con la religión y la ciencia, son las tres disciplinas que buscan respuestas a las mismas preguntas, por diferentes canales y usando diferentes estrategias pero buscan respuestas a la gran pregunta, que es 'de qué va todo esto', esta vida en la que nacemos, nos reproducimos y morimos. Las tres buscan esa respuesta, y en ese sentido es de una importancia enorme. Ahora bien, entiendo perfectamente a toda esa gente que vive un poco ajena al mundo del arte, y para quienes sacar adelante su día a día ya es una obra de arte en si misma. Me encantaría de vez en cuando interesarles un poco a ellos también, pero entiendo muy bien su atención a su cotidianidad más inmediata, es algo absolutamente normal.
–¿Cómo ve la situación del arte y de los artistas en Cantabria y en España? ¿Reciben un apoyo suficiente?
–Es complicado, porque el arte, como otras disciplinas que suceden en el espacio público, es poco rentable. Si me preguntas por la Administración Pública, es algo complicado de lidiar porque el arte no ofrece un beneficio inmediato, ni siquiera un beneficio para todos porque, como comentamos, no a todo el mundo le interesa. De todas maneras, creo que el arte debe separarse de la Administración y separarse del marcado. Los artistas que se dedican a ello profesionalmente me dirán que eso es una estupidez, porque ellos necesitan facturar y pagar sus necesidades, pero... Lo que digo es que desde mi punto de vista hay un buen momento, en cuanto al arte en Cantabria y en España, y que hay gente haciéndolo muy bien, pero otra cosa es que realmente tengan capacidad para desarrollar una carrera que les permita vivir solo de su obra artística. Pero es que cualquier trabajo ofrece muchas dificultades en su ejercicio.
–¿Quiénes son sus referentes del arte y del diseño?
–En el mundo del arte me interesan mucho el grafiti, porque la gente que hace grafiti no sólo no espera ganar dinero con ello, sino que se está jugando su economía y a veces su libertad. Y hacen unas obras que son geniales en muchos casos. A nivel internacional los grafiteros que me interesan son Bansky, que es un artista de primera línea; Os Gemeos, los brasileños; JR, el francés, que de hecho de él copié lo de las escaleras, aunque él lo hizo en las fabelas de Brasil, que tiene más mérito (risas); o Shepard Fairey, que fue el que lanzó la campaña de 'Obey' como un experimento social, que se ha ido de las manos, se ha convertido en una marca y lo ha devorado. Aquí en Cantabria hay grafiteros muy buenos como Hank, que está haciendo cosas muy buenas; también el omnipresente Okuda o mi amigo Cool. Y muchos otros. En el mundo del diseño hay un holandés que se llama Karel Martens y me gusta mucho. Trabaja el tema de la cuatricomía y lo hace mucho mejor que yo; de hecho hay unas técnicas que le estoy estudiando para ver si las puedo sacar pero no acabo de descifrar cómo lo hace. Entre los españoles me quedaría con el infógrafo Jaime Serra, que es un tipo genial que trabaja para medios internacionales y que hace unos trabajos impresionantes, a un nivel que yo nunca alcanzaré; o Alex Trochut, que tiene una tradición de tipografía que rompe las letras y las lleva al límite de legibilidad, y que me encanta también. En materia de diseño, Cantabria es una región muy pequeña pero se da el caso de que hay muy buenos estudios de diseño, gente haciendo buen diseño como Beusual, Creando, Mutta, Planilandia, o Carmen Quijano... Aquí tenemos una escena muy interesante.
–Las profesiones creativas están en auge. ¿Qué les recomendaría a quienes se quieran formar en ellas?
–Para los chavales que pretenden convertir estas disciplinas en su profesión o que quieren formarse en ellas, ahora mismo en Cantabria hay al menos cuatro sitios donde puedes desarrollar unos estudios reglados, con diferentes titulaciones y enfoques, pero donde puedes conseguir un título y sobre todo una formación muy específica tanto en diseño como en comunicación o en arte. Cuando me tocó a mi no había nada de eso, no había ningún tipo de formación para estas disciplinas en Cantabria. Con lo cual, el que quiera seguir este camino ahora tiene esa oportunidad. Yo la aprovecharía. Por lo demás, a aquellos que quieran desarrollar una carrera creativa, les diría que lean mucho, que viajen todo lo que puedan, que vean buenas pelis y que se mantengan alerta, porque las ideas están ahí.
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