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Eunice es el acrónimo de European University for Customised Education (en español: Universidad Europea para la Educación Personalizada), que, en resumen y en esencia, es un consorcio cuya meta es crear una gran universidad europea de universidades desde la que procurar movilidad y nuevas formas ... de intercambio a los alumnos, profesores e investigadores de las instituciones miembro. La Universidad de Cantabria es uno de ellos, junto con centros de educación superior de Francia, Alemania, Bélgica, Italia, Finlandia y Polonia. Así que dentro de unos años, un alumno de la UC podrá comenzar su carrera en Santander y continuarla en cualquiera de las universidades que formen parte del consorcio, como si todas fueran una. A la espera de ir diseñando planes de estudio conjuntos, Eunice sigue dando pasos para convertirse en un espacio universitario multilingüe y en una red de interacciones cruzadas. La 'Eunice Summer School', celebrada la pasada semana en La Magdalena, es uno de esos pasos.
La Universidad Menéndez Pelayo es, a su vez, una de las entidades colaboradoras del consorcio, así que el binomio UC-UIMP ha posibilitado que más de medio centenar de alumnos de diferentes nacionalidades se reuniera hace unos días en Santander para debatir sobre los pros y contras de la globalización. El ambiente en esta primera edición de la escuela ha sido «fantástico», revela Marta Gómez Martínez, directora del Área de Internacionalización en Casa de la UC, que, junto con la vicerrectora Matxalen Llosa, ha estado pendiente la pasada semana de que el encuentro marchase según lo previsto. Y lo previsto eran ponencias y mesas redondas en inglés que dieran pie al debate, así como una serie de actividades lúdicas y culturales para desengrasar y dar a conocer el entorno. Y todo eso, confirma Gómez Martínez, se ha logrado.
«Dado que Eunice involucra a docentes de diferentes países, fomenta una red académica e interdisciplinaria increíble»
«La globalización fomenta el diálogo intercultural y lo convierte en un activo importante para el futuro»
«Todos los alumnos tienen ya esa identidad global y el curso quiere profundizar en lo que supone la globalización, tanto lo positivo como lo negativo»
«Escuchar a otros profesores compartir sus conocimientos sobre sus campos de estudio es una oportunidad para los estudiantes»
«El curso es parte de la oferta formativa que tenemos en la alianza Eunice», indica en un receso de las conferencias celebradas en el aula Ernest Lluch. Tras bajar a la playa para tomarse las fotos que ilustran este reportaje, los alumnos y profesores conversan en inglés en torno a un refresco o un café. Gómez Martínez recuerda que el consorcio lo forman en la actualidad siete socios -la propia UC, la Universidad Tecnológica de Poznan (Polonia), la Tecnológica de Brandenburgo (Alemania), la de Mons (Bélgica), la de Catania (Italia) y Vaasa (Finlandia) y la Politécnica Hauts-de-France (Francia)-, pero es que a partir de noviembre se sumarán otros tres, esto es, las Universidades del Peloponeso (Grecia) y de Karlstad (Suecia), así como el Instituto Politécnico de Viseu (Portugal). «Y en este curso tenemos tanto docentes como alumnado de esas nuevas universidades», confirma Gómez Martínez.
La Escuela ha sido la primera fase de un curso más amplio titulado 'Introducción a los Estudios Globales', que continúa esta semana y que la UC lleva organizando ya siete ediciones. La Escuela, dentro de los 'blended intensive programmes' que oferta la alianza universitaria, ha estado adscrita a la convocatoria Erasmus+, por lo que los docentes y alumnos participantes han podido beneficiarse de esa financiación e incluir esa experiencia en su currículo.
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Además, con esta fórmula, la matrícula pretendía ser más amplia, más diversa, y la jugada ha salido bien porque a Santander han llegado estudiantes españoles -y no solo de la UC-, alemanes, italianos, franceses, suecos... Y la misma diversidad se ha dado entre el profesorado -con mención especial para los docentes de la Universidad de Charlotte (Carolina del Norte, EE UU), con la que la UC tiene una relación de años y actividades conjuntas-. Así que el curso en sí mismo responde al «fenómeno de la globalización» que ha centrado los debates. «El aprendizaje en estos años de alianza -continúa Gómez Martínez- ha sido muy positivo. Hemos aprendido mucho porque no hay que olvidar que somos siete universidades distintas, de países diferentes, cada uno con una lengua y con su legislación».
El estrecho vínculo que mantienen la UIMP y la UC ha derivado en la firma de un convenio para celebrar esta escuela estival y en la intención de que esta primera edición sea la primera de muchas, cada año centrada en un asunto de interés académico para el consorcio. «La idea es que se celebre siempre en Santander y eso es gracias a la excelente relación que hay entre la UC y la UIMP. Porque en cosas como esta se basan las alianzas», dice Gómez Martínez.
Literatura, negocios, salud, movimientos sociales, interculturalidad, cambio climático, cambios tecnológicos... Con los asuntos tratados en las conferencias y mesas redondas se quería ofrecer una mirada amplia sobre la globalización y no solo centrada en lo económico. «El objetivo es que los estudiantes tengan un conocimiento del mundo, que se sientan ciudadanos de ese mundo. Todos los alumnos que tenemos aquí tienen ya esa identidad global y la idea del curso es profundizar en lo que supone la globalización, tanto en los aspectos positivos como en los negativos. Hemos tratado de proporcionarles perspectivas parciales con expertos en distintos campos, para luego unir todas las piezas del puzle», explica Jesús Ángel González, profesor titular de Filología Inglesa de la UC y director de la Escuela.
Por ejemplo, Iole Fontana impartió a mitad de semana una ponencia sobre el fenómeno migratorio. «Los estudiantes han tenido la oportunidad de involucrarse en los principales desafíos relacionados con la migración y la movilidad globales», comienza explicando la profesora de la Universidad de Catania. Y eso les ha permitido «reflexionar sobre las posibles herramientas y soluciones políticas para gestionar mejor los movimientos de personas en el mundo. Creo que es un tema muy importante que debería seguir formando parte de las futuras escuelas de verano de Eunice», agrega Fontana, para quien el «enfoque transversal» y crítico sobre los asuntos de actualidad, así como el planteamiento «interactivo» de las clases y el «enriquecimiento personal y cultural» que procura la convivencia son parte de las fortalezas del encuentro. Y dado que Eunice «involucra a docentes de diferentes países» esto «fomenta una red académica e interdisciplinaria increíble» entre expertos de diferentes campos y regiones, apunta Fontana.
Ferdinand Xaver Sebastian Urban es un joven alemán que ahora cursa sus estudios en la Universidad finlandesa de Vassa. Su participación en la Escuela atiende a tres razones. La primera y principal han sido sus ganas de «mejorar» sus «competencias interculturales» en un contexto de globalización. La segunda tiene que ver con que es una «oportunidad» para enriquecer y poner a prueba sus habilidades lingüísticas. Y la tercera es un guiño a Santander y Cantabria, entornos «maravillosos» y ricos «en cultura, algo que disfruto mucho».
Urban aprecia que la discusión en la Escuela haya girado en torno a la globalización. En La Magdalena ha ganado perspectiva crítica en torno a un fenómeno que puede funcionar como «un arma de doble filo». En un mundo globalizado hay más libertad para viajar, comunicarse de forma «inmediata» o para expandirse económicamente. Pero, al mismo tiempo, no puede perderse de vista que la globalización «promueve las desigualdades globales y la explotación de los países subdesarrollados y la naturaleza» por lo que no puede obviarse la «responsabilidad individual». La palabra clave para este estudiante es el «equilibrio».
Alia Saro, alumna de la UC, coincide con esa doble visión. La globalización -reflexiona- «es un gran avance para la sociedad», que «acerca distintas culturas» y «facilita las relaciones económicas», los movimientos de población o el abordaje de cuestiones sociales «que nos afectan a todos» -como los conflictos bélicos o el cambio climático-. «No sólo podemos pensar en lo que ocurre en nuestro país, ya que por muy próspero que sea, una crisis en otro país puede tener graves repercusiones en nuestra economía, como ya hemos comprobado», añade. Sin embargo, la globalización también pone sobre la posibles contras, como la posibilidad de que se diluyan algunas características culturales. «Por eso hay que realizar este proceso sin perder la conciencia cultural que tenemos», dice Saro.
Los estudiantes «son muy conscientes de los aspectos positivos y negativos» de un proceso globalizador que experimentó cierto freno tras la gran crisis de 2008 y que, además, encuentra resistencia, por ejemplo, en los «movimientos populistas», apunta el profesor González, que confía en que el alumnado concluya esta experiencia académica con su «identidad global reforzada».
El curso es además una muesca más en la historia de Eunice. Gómez Martínez recuerda que el consorcio oferta ya otros ciclos conjuntos con el consiguiente reconocimiento de créditos, oferta prácticas internacionales e intercambios entre los grupos de investigación de las universidades que forman parte de la alianza, enumera poco antes de volver a las aulas. Ahora toca debatir sobre desafíos ecológicos.
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