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Iván Cobo (Santander, 2000) pensó varias veces que «se había escapado el caballo» el pasado domingo en La Nucía (Alicante). «El Campeonato de España es la carrera más loca que hay», confiesa. Todos creen que pueden ganar. No hay equipos, treguas ni paz. Pero a ... tres kilómetros las piernas no aceptan sobornos. Guardó una bala para el último repecho y... Pin, pan: «Arranqué y vi que los soltaba». Su sprint fue poderoso y sus rivales le vieron ya vestido de rojigualda y con la medalla de oro sub 23 al cuello. Sin perdón. El cántabro empieza a rematar la que puede ser su última temporada como amateur antes de dar «el último salto». El que le aúpe al profesionalismo en este deporte del que se enamoró porque su padre «no paraba de montar en bicicleta» y ahora es él quien no deja de correr.
-¿Cómo vive uno cuando es campeón de España?
-Por el momento, normal, como siempre. Cuando empiece a correr y pueda vestir el maillot será cuando me dé cuenta de verdad. Eso es lo primero que piensas cuando te lo ponen. Tengo muchas ganas de estrenarlo.
-Me ha contado un pajarito que el día antes se enfadó consigo mismo en el prueba de contrarreloj -acabó quinto- y salió en la de ruta con el cargador llenó de balas...
-Me equivoqué porque salí despacio y en el primer tiempo intermedio perdía 30 segundos y luego no lo recuperé. Sí, al día siguiente salí con muchas ganas.
-¿Cómo fue la carrera? ¿Tenía la táctica preparada?
-El Campeonato de España es la carrera más loca que hay. No hay equipos, no lo controla nadie. Se fueron juntando corredores por delante y pensé varias veces que se me escapaba el caballo. Me pilló en bragas, pero iban cayendo y a tres kilómetros nos juntamos. Tenía una bala y la preparé. Arrancó el repecho final, que lo conocíamos de haber pasado antes, vi cómo iba la gente y no miré atrás.
-Ha ganado carreras, ¿pero ser campeón de España se parece a algo que haya vivido antes?
-No, a nada. Esta carrera es especial. Es distinta, tiene un sabor que no se puede comparar.
-Y allí arriba, en el podio, cuando todo el mundo le mira, ¿en qué se piensa?
-En tus padres, en tus amigos... La verdad que lo que quieres es vivirlo y no pensar en nada. No recuerdo en qué pensaba. Quieres disfrutar y tienes una alegría enorme.
-Ha sido hace tres días, ¿siente ya una presión especial por ser el campeón de España?
-No, presión no. Lo que sientes es un alivio porque te das cuenta que todos los sacrificios que has hecho merecen la pena. La sensación te llena y te hace sentirte bien.
-Lo de usted con el Nacional es una relación de amor...
-(Sonríe). La verdad es que la primera carrera que gané fue el Campeonato de España de cadetes en Murcia. En ese momento pensé: '¿Estos se han dejado, o qué?' Pero lo del domingo fue distinto. Aquí ya todos queremos ser ciclistas, todos queremos crecer y ganar.
-En ciclismo todo va muy rápido, en ocasiones demasiado, y no se puede perder un metro. Tiene 21 años y ya sabe lo que es correr con profesionales como 'stagiaire' en 2020. A partir de ahora, ¿se ve dando el salto al campo profesional?
-Sí. Es lo que se busca y lo que queremos cuando vamos creciendo en este deporte. El año pasado tuve la oportunidad y me salió bien -ganó la montaña en el Circuito de Getxo con el Ken Pharma- y claro que lo deseo. Es una ilusión y es el objetivo.
-El Lizarte y el Ken Pharma son primos-hermanos, ¿eso es algo que estimula para darlo todo por conseguir el objetivo?
-Es motivante. No cabe duda. Lo ves ahí y tienes la opción de que si lo haces bien puedes estar cerca. Te motiva.
-¿Se sintió un poco decepcionado el año pasado después de estar ahí y que no le ofrecieran una plaza en el pelotón profesional?
-No. En 2020 acabé la temporada muy cansado; muchas caídas. El cuerpo me pidió tregua. Descanso. Y aprendí mucho.
-Este año la temporada empezó bien y aún le queda mucho por hacer.
-Empezó bien. Y es que me notaba con las mejores sensaciones de nunca. Recuerdo que en febrero corrí el sábado en una carrera en el País Vasco, que era muy llana, y ayude al equipo y me sentí muy bien. Al día siguiente, en Colindres -Memorial Santiesteban-, salí muy fuerte y gané. Queda julio, agosto y septiembre. Queda mucha temporada y ojalá salga bien.
-Tiene 21 años y por ahí, de su quinta más o menos, andan los Pogacar, Evenepoel, Van der Poel, Bernal... Dando guerra ¿Hay prisa por dar el salto?
-En España es distinto a Bélgica u otros países. Aquí hay más tranquilidad, pero está claro que hay que darlo en sub 23.
-Siempre hay que mirar hacia delante, pero eche la vista atrás: ¿Qué ve?
-Veo cuando empecé en duatlón, que me piqué con la bici. Cadetes, juveniles, mi paso por el Gomur, en donde encontré una familia. Todavía tengo trato con ellos y muchos recuerdos bonitos.
-Y del Gomur al Lizarte, ¿mucho cambio?
-Es una estructura más profesional, donde hay más exigencia y están más encima de ti. Es evidente, pero en Gomur desde luego me sentí muy a gusto y aprendí un poco más.
-Si sale en bicicleta y se pierde, ¿dónde es fácil que se le encuentre?
-En Alisas. Allí hago los test, voy mucho a entrenar por allí. Es uno de los sitios que más me gustan. También El Caracol, La Braguía, Asón o Lunada. En Cantabria hay muchos sitios.
-¿Quién no falta en su grupeta?
-Solemos salir con Ángel Madrazo, Álvaro Trueba, Miguel Ángel Fernández... Si tienes que hacer algún entrenamiento específico vas solo, pero si no, mejor con gente. Con compañeros.
-¿Cómo son sus días?
-Me gusta entrenar por las mañanas, porque si lo dejas para luego te das más pereza. Vuelvo a casa, como, descanso y luego o saco a los perros o voy con mi novia a pasear. Sin hacer cosas que desgasten.
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MARCO G. VIDART
Adela Sanz
-Usted tiene muy claro lo que quiere ser de 'mayor', ¿verdad?
-Siempre he dicho que si la bicicleta fallase me gustaría ser bombero, pero ya veremos. Luego vete tu a saber.
-¿Hay alguna persona a la que guarde en un lugar especial cuando se habla de ciclismo?
-No tengo ídolos. Me gustaría quedarme con lo mejor de cada uno. Hay alguien que siempre ha estado al lado mío desde pequeño, Luismi -director del equipo cántabro Luyma- y que sigue estándolo. Es mi confesor y amigo.
-Cierre los ojos, ¿cómo se ve?
-Como un ciclista consolidado, regular. Sin altibajos.
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