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Adela Sanz
Santander
Domingo, 19 de mayo 2024, 19:57
Los focos del Palacio de los Deportes se apagaron ayer después de iluminar durante cuatro intensos días a las gimnastas del equipo olímpico español, Alba Bautista y Polina Berezina, al resto del equipo nacional que pasó los controles y a los 2.500 deportistas llegados ... desde todos los rincones de España para disputar la primera fase de la Copa de España de conjuntos, la Copa de España masculina, la Copa de la Reina individual y la Copa Base de conjuntos. Con la ausencia de luz llegó el silencio. Las palmas, los gritos de ánimo y los bailes desde las gradas cesaron también dejando un eco de alegría que resonaba todavía horas después de detenerse la música. Año tras año, Santander se consolida como capital española de la gimnasia rítmica con una competición que ya ha naturalizado la capital de Cantabria como sede y trae no solo deporte y espectáculo, sino miles de personas, entre participantes, equipo técnico, organización y acompañantes, en un largo fin de semana.
De entre todos los miles de gimnastas que han pasado por Santander, la representación cántabra brilló con especial intensidad. Rítmica Santander –club anfitrión–, Gymcol, Serpentinas, Cartes, Santillana-Reocín y EDM Torrelavega fueron los clubes autonómicos que desfilaron por el tapiz a lo largo de las diferentes competiciones en las distintas categorías individuales masculinas y femeninas y conjuntos. El máximo exponente de la cantera cántabra fue el bronce de Martina Pérez, la júnior del Rítmica Santander, que subió al tercer escalón del podio de su categoría en la Copa de la Reina.
África Álvarez, presidenta de la Federación Cántabra, asegura que la jornada de ayer fue «un broche de oro para una gestión que ha funcionado muy bien con tantísimos equipos, tanta diversidad y tanto nivel» en cuanto a la participación. La máxima mandataria autonómica tiene muy claro que el punto más emotivo fue «la medalla de Martina –la única gimnasta cántabra que alcanzó el podio–, que nos ha llenado aún más de emoción», así que, añade, «terminamos con la máxima satisfacción y con las observaciones necesarias para mejorar de cara al próximo año».
Desde la Federación Cántabra apuestan por la «lectura constructiva para buscar la excelencia» y no dejan de poner en valor ese gran capital humano y competitivo que son todos los clubes cántabros que han tomado parte en estos Campeonatos de España. «Estamos orgullosísimos de todos ellos y del trabajo que han desarrollado quienes han pasado por la pista. En este deporte nos la jugamos en muy pocos minutos y unas veces se llega y otras no, pero todos han hecho un trabajo ejemplar», concluye África Álvarez.
Ayer, en la segunda jornada de la Copa Base de conjuntos, ya solo quedaban por disputar las categorías infantil y alevín. Por cuarto día consecutivo las gradas acompañaron a cada uno de los conjuntos en una recta final del maratón de competiciones comprimidas desde el jueves en una exigente agenda que daba poca opción a tregua. Las infantiles de Rítmica Lloret inauguraron el minutaje con un ejercicio de cinco pelotas iniciando la última opción de subir al podio para los clubes congregados. Al final, Valencia (116.967) se llevó la general de la Copa Base de conjuntos y a las levantinas las escoltaron Canarias (111.951), en el segundo escalón, y Castilla y León (111.184), en el tercero. Cantabria finalizó en el decimotercer lugar (76.984).
En cuanto a los resultados por categorías, las alevines del Almoradí valenciano siguieron la dinámica impuesta por sus mayores y ocuparon la primera posición. Nástic de Tarragona y las madrileñas de El Álamo cerraron el trío ganador con la plata y el bronce, respectivamente. La ausencia de representación cántabra se contrarrestó en las infantiles, donde la EDM Torrelavega y Rítmica Santander finalizaron en el puesto 36 para las del Besaya y el 34, en el caso del club anfitrión. Los laureles se los llevaron las vallisoletanas de La Victoria, que cerraron su participación en los Campeonatos de España por delante de las canarias del Batistana –segundas– y el conjunto valenciano de San Vicente –tercero–. Después ya tocó recoger los aros y las mazas, quitarse el maquillaje y volver a casa con la vista puesta en la próxima cita del calendario.
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