Vilariño se estrella con su Skoda contra el bar de Llerana: «Ha sido una advertencia», dicen los vecinos

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¿Se asustó cuando vio el golpe? «No», dice, «son cosas que pasan en estas pruebas, pero sí me asusté porque mi abuelo estaba ahí sentado», añade Ruiz, y señala el sitio donde un tocón de piedra de unos cincuenta centímetros de diámetro está partido por la mitad. Era la base de una mesa que sostenía una enorme rueda de molino hecha de piedra, rueda que salió despedida y se empotró tres metros hacia dentro del bar. «Llegó hasta aquí», señala Amalia Prieto, responsable del negocio familiar, sin dejar de mirar los escombros. «Los dos móviles de mis hermanos estaban aquí cargando, ¿y si hubieran entrado en ese momento a ver un mensaje, y si hubiera entrado yo a coger un mantel, y si un cliente salía del baño?». Este sábado, la violencia del accidente estaba en lo que podía haber pasado y no tanto en lo que pasó. «Esto es una advertencia», apunta Ángel, vecino del pueblo que este sábado tomaba un café entre el estupor de los asiduos de la zona, que reproducían el frenazo del veterano piloto (Vilariño es presidente de la Asociación de Pilotos y Copilotos de España) y su destreza para evitar el choque frontal «que habría sido mortal».

Todos coinciden en que fue providencial la actuación de la organización de la prueba «quitando de ahí al público y moviendo a los espectadores unos metros más arriba», lejos del trazado de la curva, lejos de un posible impacto en caso de que un coche se saliera del trazado: «Yo era uno de los que estaba ahí sentado, y cuando nos levantaron me fui para casa», dice Francisco, de 90 años. «Al cabo de un rato escuché el trompazo y vi a gente correr. Me temí lo peor». Ahora, lo peor ha quedado en los aledaños del bar donde esperan a este lunes, a que acuda el perito, con un boquete de dos metros en casa, entre las mesas de metal dobladas, con las patas de hierro que parecen de plastilina, y los pedazos de barro de las macetas mezclados con la tierra por el suelo, mientras la boca de los testigos repiten 'y si' como si no se creyeran lo que este sábado no llegó a pasar en Llerana.