Al ataque con lo puesto

A Guille Romo tan solo le queda disponible, como delantero específico, Matheus Aiás. El brasileño, todo compromiso y pundonor, ha sido el autor de la otra diana que figura en el casillero particular de un equipo que después de casi un cuarto de campeonato es el segundo con menor capacidad goleadora de la categoría. Solo supera al Burgos, eso sí, que con dos goles es noveno, suma once puntos y no ha encajado uno solo en contra. Su rentabilidad no tiene parangón. Sin Gassama operativo, es evidente que Matheus Aías recuperará su puesto de titular, el que ocupó las tres primeras jornadas de Liga, precisamente hasta que llegó el catalán, y que después pasó a ser la alternativa en la libreta de Romo.

Su versatilidad y sobre todo capacidad de esfuerzo y entrega le han permitido ganarse su espacio, incluso para actuar de mediapunta cuando faltó Jorge Pombo. Ahora bien, sea como fuere, su ratio minutos y goles es muy escaso. Demasiado para las enormes necesidades que tiene el equipo de ganar. «Es verdad. Yo creo que solo me falta el gol. Estoy mejorando en el juego, en la ayuda al equipo, en todo... Pero me falta el gol», confiesa el brasileño, contrariado porque «nunca me había pasado algo así, tener tantas ocasiones y no marcar»-. Y añade, «ni a mí ni a mis compañeros». Aiás, que será, obviamente, el '9' en el Ciudad del Levante el próximo domingo, admite estar «tranquilo porque las ocasiones se están generando», pero al mismo tiempo «nervioso, porque soy muy autocrítico conmigo mismo». El paulista recordaba un poco el bagaje: «El otro día -ante el Málaga- un palo, un gol anulado. Sekou dio otro palo. En Gijón marqué, pero me acuerdo del mano a mano que fallé... Otra que tuve con la zurda en Eibar. Falta el gol», se lamenta.

Las palabras de Matheus Aiás coinciden con las de Romo y con las de buena parte del racinguismo. Las sensaciones del equipo desde que se ganase en El Molinón son otras, pero sigue sin haber gol. Sin Cedric, el potencial ofensivo se redujo sensiblemente y ahora con la baja de Gassama, mucho más. «No quiero pensar que ser delantero en el Racing es un trabajo de riesgo. Solo que estamos teniendo mala suerte; en los laterales también con Unai Medina, Dani Fernández, Mantilla... Solo es mala suerte y espero que cambie», señala.

La ausencia del gol no es un coto privado del Racing. Ni mucho menos. Es el argumento más cotizado y el que distingue, por encima de cualquier otro, el potencial de un equipo y de otro. Los jugadores que tienen ese don son los más perseguidos y quienes los tienen en sus filas tienen mucho camino andado. La dirección deportiva del club anduvo buscando a alguien así todo el verano y casi sobre la bocina llegó Gassama para fortalecer una demarcación escasa. Ahora las lesiones la han machacado un poco más. El pasado martes, Romo subió al primer equipo al delantero del Rayo Cantabria, Ayoub Jabbari. Lo mismo que con Jorrín, ante las numerosas lesiones en los laterales, el entrenador ha llamado a filas a los chavales de la cantera. No porque en ellos vea una alternativa prioritaria, pero sí por si acaso. Además de ellos, durante la ausencia de Gassama, el técnico sacará partido a Peque, un futbolista con más cualidades para ser mediapunta, pero que tendrá que multiplicarse para paliar las ausencias.

«No me ha dicho nada especial el míster. Si algo pasara conmigo, hay otros jugadores que pueden jugar ahí. Cuando estamos todos, el míster lo tiene más fácil. Lo complicado es cuando hay lesiones, ausencias, porque el entrenador tiene que gestionar algo difícil», afirma el brasileño, quien reconoce que las lesiones son lo peor a lo que se enfrenta el futbolista. «No se pierde lo técnico, lo táctico. Eso se tiene y no se va, pero mentalmente hay que ser fuerte cuando te lesionas. El equipo lo pasa mal porque echa de menos al jugador, pero el futbolista... Tiene que ser muy fuerte para volver lo más rápido posible».

En Gijón, cuatro ocasiones de gol. Ante Las Palmas, otras cuatro. Tres en Eibar, cuatro frente al Málaga. Siete palos, goles anulados... El bagaje ofensivo es amplio, pero la efectividad es mínima. Y en medio de este escenario, después de ocho partidos, el Racing se encomienda como delantero a Matheus Aiás. El brasileño se queda solo. Y, además, su perfil no es el de un delantero centro nato, rematador y que solo ve la portería rival. «Pienso en el grupo. A veces mi padre me regaña y dice que debo ser más lineal, debo estar más centrado para poder rematar. Pero mi mentalidad es la de ayudar», admite. El futbolista está en plena fase de «superación personal»: «Cuando volvimos de Eibar solo podía pensar en el palo que di y mi esposa me pedía tranquilidad», indica con sinceridad el delantero. Quizás lo más imperante de todo ello, es que el paulista sabe cómo se puede mejorar todo esto: «Necesito, no solo yo, todos los jugadores, tener cabeza de hielo delante del portero para acabar las jugadas. Las ocasiones se generan, el equipo las crea, pero los que estamos arriba necesitamos tener cabeza de hielo». Más claro no se puede decir.

No es probable que ocurra, ni el domingo ante el Levante ni posteriormente, y mucho menos ahora que la escasez de efectivos aún complica más cualquier modificación táctica, pero por si acaso, el único disponible, Matheus, se ve cómodo con cualquier esquema: «Me da igual jugar en cualquier sitio del campo».

«La tarea de los goles es de todos. De los mediapuntas, extremos... Todos debemos hacernos cargo de la tarea de hacer goles y no solo los delanteros», aseguraba ÍñigoVicente ayer al finalizar la sesión en La Albericia. «No solo de los delanteros», añadía el vasco, que, sin embargo, señaló que «son dinámicas. Estamos teniendo una mala dinámica de cara a gol. Porque generamos bastantes ocasiones, pero estamos teniendo una pizca de mala suerte porque la pelota no entra». El vizcaíno es uno de los jugadores con más talante ofensivo de la plantilla, pero tampoco, al igual que sus compañeros, está teniendo puntería. Vicente señaló que el míster le pide que se relacione y combine con los compañeros: «Que haga todo pensando en el equipo, que lo que le vaya bien al equipo es bueno para mí». Admitió que su adaptación «cada vez va mejor; con el equipo, con los compañeros».

El pasado curso fue uno de los futbolistas más destacados en la categoría. Su experiencia es también un argumento con el que cuenta Romo para potenciar el ataque del equipo, un tanto necesitado. «Mi primer año en Segunda, lo he revisado, empezamos con unos números como los de ahora y acabamos décimos». Quiso transmitir tranquilidad porque «se generan ocasiones y tarde o temprano entrarán. Si se vuelve con la victoria de Valencia, todos lo veremos de otra manera».

Lo que no ocultó es el modo de encarar los partidos.Vicente aseguró que «seguirá siendo el mismo con el que se afrontan hasta ahora». El vasco repitió que ya es hora de que todo cambie:«Merecemos ya sacar los tres puntos y es algo que necesitamos ya».

No obstante, quiso recordar la exigencia que tiene la categoría «donde si se ves un partido nunca nadie es muy superior al otro». Por eso recalcó que «los equipos que están arriba al final son los que saben superar esos tramos bien. Sin presión y estar juntos y sin sufrir del todo». Para el futbolista, «al final esto acaba de empezar y es muy largo. Si encadenas dos victorias seguidas, todo parece distinto. Cuando ganemos todo cambiará».