Un freno a los violentos

«Aunque pueda parecer muy invasivo, hay que volver a los métodos antidiluvianos, pero que eran muy efectivos», explica el abogado Javier Noriega. El procedimiento a los que se refiere este racinguista no es otro que «controlar a la afición visitante antes de su entrada a Santander, como se venía haciendo cuando se declaraban partidos de alto riesgo. Algo que no se hizo el día del Oviedo y nadie entendíamos por qué», explica.

Las calles de Santander han vivido dos batallas campales en un escaso periodo de tiempo, una antes del partido ante el equipo asturiano, y la última el pasado sábado en Piquío, antes del encuentro contra el Málaga. «Y lo que menos entendíamos era oír a la Delegación de Gobierno diciendo que habían hecho todo lo que tenían que hacer, pero que no habían podido evitarlo. Yo creo que sí se puede evitar», comenta con firmeza. Las medidas a aplicar las tiene claras. «Hay que prevenir. Evitar que estos cafres se junten. He oído que la Delegación de Gobierno sabía que habían quedado entre ellos para zurrarse, por eso creo en las medidas preventivas. Aunque haya que tenerles en una jaula, y esto parezca muy primitivo, es la única manera de evitarlo. Ahora se ha dejado manga ancha y ha pasado esto», argumenta.

Además, el letrado aporta también una visión desde el punto de vista jurídico. «Lo tengo clarísimo. Que se aplique la Ley del Deporte, y duro. Dice que también hay que incluir los viajes al partido y las salidas. Lo que suceda cuatro o cinco horas antes del partido no es el desplazamiento al partido», detalla. «Somos más de 20.000 racinguistas aunque en el último partido solo nos hayamos juntado 10.000, pero ¿tenemos que pagar por el comportamiento de 200 energúmenos?», se pregunta Noriega, que aboga por las medidas contundentes y sin que tiemble el pulso. «Hay que aislarles, aplicar toda la normativa y a cada uno que se le pille, se tramite expediente y sea firme, impedirle la entrada al campo o aplicar el resto de sanciones que vengan en la normativa. Pero no aflojar absolutamente nada».

Tras la pelea del sábado entre radicales del Málaga y del Racing, el concejal de Deportes del Ayuntamiento de Santander, Felipe Pérez Manso, quiere dejar claro que «los únicos culpables de lo sucedido son una pequeña minoría muy violenta a la que tenemos que neutralizar entre todos». Y para conseguirlo tiene claro que es necesaria «la implicación de los clubes, que yo creo que están concienciados con el problema. De hecho ya están anunciando medidas, caso del Racing», comentaba.

Pero para Pérez Manso las entidades deportivas no son las únicas que deben arrimar el hombro. «También es fundamental contar con el apoyo de aficionados y peñas, que deben ayudarnos a señalar y apartar a los violentos, y por supuesto las fuerzas de seguridad», declaraba el concejal, que cree evidente que para atajar este problema y evitar que se replique en el futuro «se debe aumentar el dispositivo de seguridad». En definitiva, para Pérez Manso se trata de una problemática que urge solucionar arrimando el hombro entre clubes, aficionados y autoridades. «Todos tenemos que echar una mano, porque una minoría de violentos no puede empañar una jornada de fiesta como es un partido de fútbol».

«Ahora mismo son momentos de preocupación, análisis y determinaciones», decía el concejal del PRC Vicente Nieto. El edil aboga por cortar por lo sano, eso sí con la precisión de un bisturí. «Lo que hay que hacer es aplicar una cirugía fina. Hay unos elementos que están generando una violencia y no puede ser la afición racinguista siempre protagonista de ellos. Hay que eliminar y apartar del resto a los que generan esa violencia», comenta contundente.

¿Y cómo hacerlo? «Habrá que aplicar un protocolo muy bien definido y controlado. No se puede estar siempre echando la culpa al empedrado», reflexiona. «Tanto Racing, como Delegación de Gobierno, que es la máxima autoridad en Cantabria en lo que a seguridad refiere, y las peñas, como elemento fundamental para la animación en el Racing, es momento de que tomen determinaciones y señalen a los culpables», indica categórico. Para el concejal no es tan difícil de lograr si se aúnan esfuerzos. Cada estamento debería aportar su granito de arena para que fuese posible. «El Racing tiene controlados a sus abonados con nombres y apellidos; las peñas forman parte de la APR y están vinculadas a La Gradona, y la Delegación de Gobierno nos tiene a todos identificados con un nombre y un DNI», enumera. No concibe que la buena imagen que tiene la afición verdiblanca se empañe con hechos como los que se vivieron en Peña Herbosa y Piquío. «Es hora de señalar a esa gente. No puede ser que acaparen todo el protagonismo cuando generan una violencia innecesaria tanto para el espectáculo deportivo como para la ciudad y para Cantabria. No podemos ser portada de medios nacionales por violencia cuando siempre la afición del Racing se ha distinguido por su señorío, amabilidad y respeto».

Pero sus consideraciones no se limitan solo a los partidos que se celebren en El Sardinero. También quiere desplazamientos tranquilos. «No es solo aplicable a Santander, también cuando viajamos. Parece que siempre debemos tener precaución por el hecho de llevar una camiseta o una bufanda del Racing».

Bernardo Colsa las ha visto ya de todos los colores en sus largos años como racinguista. Ha viajado para ver al Racing decenas de veces desde los años ochenta y sabe por experiencia que «si hay algo que ha funcionado bien cuando viene algún grupo violento a una ciudad es el llamado 'pastoreo'». Es decir, «que se tenga absolutamente controlados a estos grupos», aclara. Además, tiene claro que la identificación de quienes participaron en la pelea puede realizarse de forma sencilla. «En los últimos años en la LFP se puso por norma que las entradas se tenían que comprar con el DNI y ser nominativas, por eso es evidente que la gente de Málaga tendrían que estar absolutamente identificada», señala.

A Colsa le llama la atención que un grupo como el Frente Bokeron, que el sábado se desplazó a Santander, fuera «a sus anchas... Cuando van grupos de este tipo a cualquier ciudad, dado que no se puede impedir la movilidad porque entiendo que es anticonstitucional, lo que sí se tiene es que extremar el celo y los controles», dice. O lo que es lo mismo, el 'pastoreo'. «Es una solución que podría haber evitado lo que ha ocurrido en los dos episodios en Santander», reflexiona, y continúa: «Me llama la atención que esta gente esté sola, suelta. Si hay constancia de que va a viajar un grupo que puede ser tildado de violento o peligroso, eso se tiene que saber y hay medidas para saberlo», cuenta. Y desgrana algunas, como las localidades nominativas. «Y quien sabe que vienen esos grupos son los clubes, porque venden las entradas», detalla. Y después añade con cierta tristeza: «Me duele, porque van apagar justos por pecadores».

Lo que también le causa amargura es que la imagen de los racinguistas quede dañada. «Por fortuna esto es una excepción. La afición del Racing en los últimos años, y a lo largo de su historia, ha demostrado que ha viajado sin ningún tipo de problemas ni conflictos con otras aficiones. Es una pena que estos episodios tan seguidos distorsionen la realidad», comenta, y deja un mensaje a los fieles verdiblancos: «En nuestra mano está demostrar a todo el mundo que somos lo que hemos sido durante 110 años, una afición modélica que quiere muchísimo a su equipo».

Para el director general de Deportes, Mario Iglesias, hay dos vías para combatir estallidos violentos como los ocurridos el sábado. «Intensificar la prevención, hacer más campañas desde la Federación, desde los clubes, desde que los chavales son pequeños; y también echar a los radicales de los campos de fútbol, porque identificados, mal o bien, tienen que tenerlos identificados. Al final siempre son los mismos y son una minoría», observaba el director general de Deportes.

Y una de las medidas para dejar fuera a quienes muestran este tipo de comportamientos, está, según él, en manos del Racing. «El club es una entidad privada que puede tomar la decisión de dar o no dar el carné de abonado. Lo que ha sucedido en los últimos partidos aquí es inaceptable y hay que tomar medidas porque si no seguirá sucediendo». Tiene claro que no hay cabida en los estadios para quienes usan la violencia. «Hay que echarlos de los campos de fútbol. No son aficionados, son 'hooligans' y dañan la imagen de Santander, del Racing y de Cantabria».

Daniel Fernández, concejal del Grupo Municipal Socialista, realiza una valoración general de los acontecimientos y pide la expulsión del fútbol de los violentos. «Sólo hay un culpable aquí: los violentos que se esconden entre los aficionados al fútbol y que dañan la imagen del club y de la ciudad. Teniendo eso claro, debemos remar todos unidos, instituciones, Racing, Liga, fuerzas de seguridad y aficionados para expulsar del fútbol para siempre a esta lacra», señala.

Hacia las once de la mañana del sábado, aproximadamente, medio centenar de individuos con distintivos del Málaga y del Racing protagonizaron una batalla campal en la Avenida de Castañeda, junto a Piquío, donde además de las carreras y algún cuerpo a cuerpo se lanzaron bengalas y las sillas y mesas de las terrazas de la plaza.