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Uno por el otro. Si finalmente Pablo Torre no puede jugar el domingo frente al Dux, uno de sus posibles sustitutos es Arturo Molina, que ayer se entrenó por primera vez con todos sus compañeros tras su ausencia por lesión y se estrenaría en ... una demarcación que se había convertido en coto privado del de Soto de la Marina. Todo esto siempre que llegue en buenas condiciones tras más de dos semanas de baja: «Las sensaciones son positivas. Ha sido el primer entrenamiento con el grupo, aunque ya llevaba unos días trabajando con balón y me encuentro bien. Es muy diferente cuando vas a competir, porque ahí das el máximo, pero tengo buenas sensaciones y me encuentro bien».
El murciano no ha forzado especialmente ante la baja del canterano, sino que ha seguido con el proceso previsto: «No tenía nada que ver. Cuando empieza la semana pauto con el cuerpo técnico los días que tengo que entrenar y ya estaba previsto entrar el jueves. Ha sido casualidad que coincida con la posible baja de Pablo», explicaba ayer en la sala de prensa de las Instalaciones Nando Yosu tras esa primera sesión en la que se ha sentido cómodo, más allá de la posible falta de ritmo por el parón.
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Al menos de forma pública no se ve con la titularidad asegurada pasado mañana. De hecho, es mucho más prudente. «Lo primero es entrar en convocatoria. Si el míster decide que estoy en condiciones de volver a entrar, encantado, y en cuanto a la posición, como ya dije he jugado en tantas, mediapunta, interior derecho e izquierdo y hasta mediocentro que en cualquiera que me pongan intentaré responder. Yo estoy para servir al equipo», reflexionaba el centrocampista de Abarán.
Todo después de un contratiempo que le ha interrumpido cuando mejor progresión llevaba con el Racing, en cuya dinámica se ha integrado muy bien desde que llegó en el mercado de invierno. «Hacía mucho que no me lesionaba o que solo tenía la típica sobrecarga, y claro que algo así te corta el ritmo y te fastidia, pero espero recuperar rápido el ritmo, sobre todo a nivel físico. He tenido lesiones de tobillo y pubalgias, pero nunca una rotura de fibras, y como me hicieron pruebas de fuerza y no sentía dolor, no sabía si era una rotura o solo una sobrecarga», recordaba.
Arturo afronta estos siete últimos partidos hasta el final de temporada inmerso en la racha positiva que han enlazado los racinguistas y con la perspectiva del ascenso directo cada vez más cercana. Un viaje en el que la próxima parada es la de Villaviciosa de Odón. «Vamos con la misma idea que a San Sebastián de los Reyes; a por los tres puntos y sabiendo que es césped artificial y hay que adaptarse», adelantó.
Pero no quiso referirse a su futuro como verdiblanco en caso de ascenso, el gran y doble objetivo con el que el murciano, hombre de confianza de Guillermo Fernández Romo, llegó a Santander. «Cuando vine ya dije que venía a un club que debía estar en categoría superior -resumía-. Nos queda el tramo más decisivo de la Liga. Mi decisión es secundaria; yo he venido aquí a conseguir el objetivo. Tenemos que luchar, dar el último empujón y a por ello vamos».
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