Secciones
Servicios
Destacamos
Comenzando ayer la segunda parte en los Campos de Sport, Jon Karrikaburu levantó la mirada al cielo, pero tuvo que morderse la lengua, no fuera a ser que la amarilla que acababan de endosarle encima se duplicara, por protestar la decisión del colegiado. El que ... sí se la llevó por piarla fue José Alberto, el míster, que no pudo contener el grito de cabreo. ¿Y qué había pasado? Pues en cierto sentido una tontería, y uno de los lances más comunes de este deporte: mientras el ariete buscaba posición de remate ante un posible balón colgado, el central le dio el típico agarrón. Esos con los que los centrales juegan con los límites del reglamento, sabedores de que los colegiados prefieren no verlos nunca, y a menos que resulten demasiado escandalosos normalmente miran para otro lado. In dubio, pro reo, que dicen los picapleitos; aunque ese beneficio de la duda siempre acabe favoreciendo al infractor del reglamento.
Como esa película ya la había visto, Karrikaburu hizo lo único que podía hacer: tratar de revolverse para liberarse del agarrón indeseado. Pero el defensa debía tener la noche cariñosa y estrechó su cerco, hasta hacerlo pegajoso. Y como Jon no estaba por la labor, se despegó del abrazo del oso empujándole con los brazos. Levemente, sí, pero el gesto fue visible. O sea, una perita en dulce para el defensa, que cayó fulminado al suelo, como si le hubieran aplicado una llave de pressing catch. Lo de siempre, vamos: los pájaros disparando a las escopetas. La picardía también juega, claro, y en esta guerra cada uno usa todas las armas a su alcance. Es decir, falta del delantero y sigan el juego. Un clásico, vamos.
Noticias relacionadas
Sergio Herrero
Leila Bensghaiyar
Colpisa
Daniel Pedriza
Solo que esta vez, el árbitro de turno tenía alma de pistolero más rápido de la categoría, y saldó una jugada intrascendente con dos amarillas para el Racing. Y suerte que no picó del todo, porque solo faltaba que hubiera visto una agresión en el lance. Pero el jugador ya quedó tocado, y en las siguientes jugadas se le notó algo descentrado. Y lo peor es que todo esto, que es el pan nuestro de cada partido, y otras jugadas mucho más complicadas, se podría solucionar de manera muy sencilla, aprovechando la misma tecnología que se utiliza para el VAR. Simplemente, adoptando el sistema de 'challenge' que ya se utiliza en otros deportes.
Ahora que es posible hacerlo, ¿por qué no permitir que ambos equipos puedan reclamar al árbitro la revisión de una jugada? Porque no solo son las grandes decisiones, en la que ya entra el vídeo arbitraje, las que acaban decantando un partido hacia un lado u otro. Anular una amarilla injusta o un error de apreciación en cualquier lance pueden evitar una expulsión posterior por doble amonestación o un gol injusto tras una decisión subjetiva del árbitro. Que haberlas haylas, lo sabemos de sobra. Lo mismo que se hace en el baloncesto, y antes en el tenis con el 'ojo de halcón', sería mucho más justo que se pudiera pedir ese 'challenge' y revisar una decisión polémica. Además de corregir errores, serviría para dejar de ver esas broncas monumentales con estadios enteros indignados con los colegiados, y, sobre todo, para poner un poco de freno al 'otro fútbol', porque los infractores se lo pensarían antes de hacer de las suyas.
Que, además, ya va siendo hora de superar el autoritarismo, más propio de otras épocas y cimentar el fútbol en valores como la deportividad y la justicia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.