El que pueda, que le siga

La lección que había aprendido el míster de la temporada pasada para estas semanas de tres partidos no era la de no hacer rotaciones, sino la de jugar al despiste con el personal. Porque hasta siete cambios implementó con respecto a la victoria de Cádiz. Más el de posición de Íñigo Vicente, que pasó a la mediapunta. Sólo hubo uno obligado, el de Marco Sangalli por el renqueante Michelin en el lateral derecho. El resto, Saúl García, Manu Hernando, Íñigo Sainz-Maza, Lago Junior, Karrikaburu y Suleiman, pura decisión técnica. Arriesgada, eso sí. En el otro banquillo, Iván Ania apenas reservó municiones en su emotiva vuelta a los Campos de Sport.

El exracinguista no traicionó su estilo habitual en su visita al líder y eso le podía pasar factura. Era el segundo esférico perdido en la salida de balón desde atrás en dos minutos que iban de encuentro. Aldasoro robó en el centro del campo, abrió para Suleiman en la derecha, el catalán desbordó junto a la línea lateral del área, provocando el resbalón de su par y entró hasta la cocina. Su disparo con poco ángulo lo repelió Marín como pudo.

El cambio de actores no cambió la interpretación. Siguiente minuto, siguiente acción. Buena jugada colectiva, recibe Karrikaburu en la frontal y el duro disparo del vasco lo despeja abajo el portero visitante. Debió pensar Ania que menudo vendaval había en El Sardinero esta noche. Otra ocasión clara. Se va a acabar el espacio de la crónica antes del descanso. Íñigo Vicente controla en la esquina del área y, como lo fácil no es para él, buscó la vaselina por encima del arquero, que metió la mano para enviar el balón por encima del larguero. Luego sí embocó el futbolista de Derio, pero Karrikaburu le cedió el balón cuando se encontraba en un fuera de juego como un camión. Como el tráiler que le estaba pasando por encima al Córdoba.

Venga, que va otra. Minuto 9. Balón lateral de Saúl García desde la izquierda y Karrikaburu que se lanza en segada para rematar en el segundo palo. Otra intervención del guardameta cordobesista. En alguna no estará tan acertado.

Aunque era difícil de creer que el Racing todavía no se hubiese puesto por delante, el Córdoba resistió el arreón inicial de los cántabros. Y sin dejar su innegociable forma de hacer, por fin se acercó a verle la cara a Ezkieta. Un tiro desde la frontal de Álex Sala se marchó muy desviado. En el otro área, Marco Sangalli cruzó demasiado su disparo. La contienda parecía igualarse.

Hasta que llegó el gol racinguista. Otra asistencia de Saúl García desde la izquierda y remate con rabia de Karrikaburu en boca de gol. El navarro se fue corriendo al banquillo y le dio un abrazo al míster que casi se lo lleva puesto. Pero, de momento, el delantero está gafado. Sucesos. En Las Rozas le aguaron la fiesta. Fuera de juego. Anulado.

Los de José Alberto bajaron levemente de revoluciones –porque era inaguantable–, pero no las ambiciones. Más llegadas se fueron produciendo. Como el centro de Marco Sangalli desde la derecha que Suleiman mandó de volea al lateral de la red. Al final, aunque parezca mentira, al intermedio se llegó con empate a cero. El camino estaba claro. Había que afinar la puntería. Ydar cuenta del Córdoba como estaba haciendo la peña con sus bocadillos.

El arranque de la segunda parte, lo mismo. Con el Racing percutiendo por la derecha con un Marco Sangalli que estaba como los audios de WhatsApp. x1,5. Correcaminos. Eso sí, el cuadro andaluz empezó a dar síntomas claros de dar por bastante bueno el punto.

La grada se dio cuenta de que hacía falta algo más y se arrancó a apretar. Justo cuando José Alberto llamó a la artillería pesada:Andrés Martín y Arana. Una declaración de intenciones. Justo antes de que el asistente le anulase un gol por fuera de juego a Casas. Era tan evidente como absurda la norma de esperar a que finalice la jugada para señalarlo. Suleiman y Karrikaburu fueron los sustituidos en el Racing.

A ellos les iba a seguir Íñigo Sainz-Maza, lesionado. El capitán avanzó poderoso desde la retaguardia hasta la línea medular, donde Theo Zidane logró echarle abajo. Desde el suelo, el de Ampuero pidió el cambio rápidamente. Y su tocayo, una camilla. Aldasoro se llevaba las manos a la cabeza. Finalmente salió del campo por su propio pie, ayudado por los sanitarios. Aún así, parecían preocupante las cosas. Maguette Gueye fue el elegido para el reemplazo.

Hacía rato que el Racing no inquietaba a Marín. Si lo hacía, por fin, después de más de una hora de partido, el Córdoba a Ezkieta. Un duro derechazo de Casas desde la frontal hacía trabajar al meta navarro. Los verdiblancos respondieron al golpe de inmediato, aunque con la misma fortuna que anteriormente. Aldasoro, con todo a favor, cabeceó centrado y al cuerpo del portero un centro de Lago Junior. El rechace le cayó a Arana, que no acertó a dirigir el balón a la portería. Lo mismo que el propio Lago Junior un rato después. No había manera. Y el tiempo se iba agotando de forma inexorable.

El costamarfileño sólo estaba ajustando la mirilla. Sangalli apuñaló por la banda y la puso atrás a la llegada del africano, que esta vez sí la mandó dentro. Se pueden imaginar la celebración de rabia. En el campo, en la grada y en el banquillo verdiblanco.

Por delante en el marcador, el racinguismo miró hacia atrás y vio que alguien venía por detrás. Ya saben. «Una ilusión nos persigue...». Iván Ania debía estar flipando. Campos de Sport, quién os ha visto y quién os ve.

Pero cuando terminó de quedarse blanco el técnico del Córdoba fue cuando se dispuso a hacer un doble cambio. Carlos Isaac sustituyó a Albarrán y Obolskii a... A nadie, porque de la que Jacobo González abandonaba el terreno de juego, justo cuando pasaba por donde el colegiado, Mallo Fernández sacó la roja del bolsillo cual resorte.

Entre unas cosas y otras, el partido entró en un momento caótico que si beneficiaba a alguien era a los visitantes, porque los locales tenían suficiente con controlar y guardar la renta. José Alberto agotó sus sustituciones. Ekain y Pablo Rodríguez entraron en lugar de Lago Junior e Íñigo Vicente.

En realidad, no hizo falta amarrar mucho, porque al Córdoba ya no le daba para más y, en el minuto 87, Ekain hizo la sentencia definitiva. Sin lugar ya a recurso. Ni con nueve minutos de añadido que lo único que hicieron fue postergar otra tremenda fiesta en los Campos de Sport. Esto es un no parar. Y, de momento, los de José Alberto se aseguran dos jornadas más en el liderato. Si no son tres. Con tanto bote, a ver si aguanta el hormigón en los vetustos Campos de Sport.