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El Racing acaba de destituir a José Luis 'Chuti' Molina. Una vez el descenso a Segunda División B, el Racing ha hecho uso de la prerrogativa que le permitía rescindir unilateralmente el contrato del manchego, que ya estaba de facto apartado de la ... gestión del club. El fracaso de esta temporada, la peor de la historia en Segunda División, unida a la mala imagen del final de la 18-19, si bien el ascenso hizo que se cerrara con éxito, han precipitado la decisión.
Así lo acaba de anunciar en propio Racing, que presenta este fin de etapa de una forma muy amable para el manchego: «El Real Racing Club y José Luis Molina han acordado, en la jornada de hoy, la desvinculación contractual de este último de la entidad en la que ha desarrollado durante las dos últimas temporadas funciones de director deportivo. Una vez consumado el resultado deportivo del ejercicio 2019/20, ha motivado el interés de las partes en finalizar un ciclo que pueda permitir a la nueva gestión deportiva, de la que en próximas fechas se darán detalles, iniciar su labor con el objetivo de planificar la próxima temporada. La entidad verdiblanca quiere agradecer la profesionalidad y dedicación mostrada por Molina durante los algo más de dos años de estancia en el club».
En realidad Molina tenía contrato hasta 2021, y es el Racing el que ha decidido poner fin a su ciclo, como ya había insinuado la propia directiva hace meses. Sin embargo, debía esperar a que el descenso fuera un hecho para no tener que afrontar así la indemnización por rescindir unilateralmente el contrato del albaceteño. Ahora, a falta de cuatro jornadas para que concluya la Liga, ambas partes han acordado que no merecía la pena prolongar más la situación.
Por el momento Molina no tiene sustituto oficial. O al menos no se ha anunciado de forma pública. El Racing no ha contratado a un sustituto, pero sí ha incorporado a su cuerpo técnico a un técnico y ojeador de larga trayectoria como Cali Trueba, que trabaja desde hace meses con los verdiblancos. Según el presidente, no se le firmó para que fuera el relevo del manchego, pero sí reúne características para ser al menos un nexo de continuidad y para asesorar a la directiva en el cambio de rumbo que debe llevar a cabo su proyecto desde el punto de vista deportivo.
Ya en enero, cuando Alfredo Pérez y Pedro Ortiz impulsaron una nueva política en el club dada la brecha social abierta en plena crisis deportiva, dejaron entrever que la etapa del manchego estaba finalizada, si bien nunca lo habían querido enunciar explícitamente. De hecho, en cada manifestación pública han insistido en que la labor de Molina se enjuiciaría al final de la temporada. Y ahora, aunque el curso no ha terminado el Racing, ya tiene las notas. Suspenso en todas las asignaturas. Y ni siquiera puede repetir: tiene que bajar un curso. Este 'downgrade' verdiblanco traerá consigo necesariamente una profunda reestructuración del club por dos motivos: el fuerte reajuste presupuestario que exigirá y los muchos futbolistas que terminan contrato. Y, al margen de ellos, obligará a replantear una política deportiva que ha llevado al equipo a la peor clasificación de su historia en Segunda División; una categoría que en otros tiempos le quedaba pequeña.
En consecuencia, el Racing tiene ahora la necesidad de replantearse su política deportiva y su propio concepto como club tras el fracaso que ha supuesto el descenso. De hecho, la nueva directiva impulsó hace casi dos años lo que denominó una «profesionalización» del club que solo le ha llevado de nuevo al fútbol aficionado tras una temporada como equipo de LaLiga.
Lo hace además en un contexto de desafección social por el distanciamiento marcado hasta enero, que entorno y masa social no han olvidado pese al intento de cambio de rumbo; las figuras de Víctor Alonso y Chuti Molina, muy criticadas –sobre todo la segunda– por el racinguismo; y la propia política del manchego, que en su etapa como plenipotenciario director deportivo dejó muchas heridas abiertas. Tantas que ahora su salida se ve como insuficiente y se buscan más responsabilidades.
Los verdiblancos se ven ya obligados a preparar el próximo curso con la certeza de que jugarán en Segunda B, el hándicap de no contar, al menos oficialmente, con un nuevo profesional que pueda afrontar el reto y la necesidad de reconstruir cuanto antes lo que ha destruido Molina, señalado como el gran –que no único– responsable del desastre de este año.
Los propietarios son además conscientes de que la destitución de Molina significa de facto la asunción de que se cometió un error estratégico a la hora de elegir el modelo de club, la persona encargada de plasmarlo y el modo de gestionar el equipo. Pero ya entonaron su 'mea culpa' en enero, por mucho que su discurso tratara de arropar a su aún director deportivo.
Tampoco Víctor Alonso se ha visto a salvo de las críticas, si bien en su caso no se le responsabiliza del fracaso deportivo, sino de una política social y de gestión del club a la que al menos una parte de la masa social ha mostrado su rechazo. En algunos casos por decisiones propias y en otras por situaciones que le han llegado sobrevenidas, como la política de cerrar los entrenamientos, esconder las convocatorias, retirar los descuentos por antigüedad a los aficionados y el saludo de los futbolistas a los aficionados.
Su mala relación de la Gradona (o, en el menor de los casos con un sector del grupo de animación) ha lastrado a Alonso, a quien los malos resultados deportivos –aunque no tiene competencias en este aspecto– no han ayudado en absoluto. Al contrario, conforme más graves ha sido la crisis deportiva del Racing, más fuertes han sido las críticas, como consecuencia evidente del estado de ánimo de una masa social cansada de ver a su equipo descender o un año tras otro o fracasar en el objetivo planteado.
En consecuencia, y al margen del mal rendimiento de la plantilla tomada en su conjunto, el Racing debe buscar responsabilidades mucho más allá. Así se lo reclamaron los aproximadamente 50 aficionados que protestaron en los Campos de Sport el pasado sábado exigiendo explicaciones de los propietarios al margen de la salida de Chuti Molina y Víctor Alonso.
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