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Arana suma cuatro tantos y su sustituto natural, Karrikaburu, uno. Ekain, con apenas minutos, otro gol. Entre los tres delanteros centro del Racing totalizan seis goles, unos números muy pobres para luchar por el liderato, máxime en un equipo que hizo del fútbol de ataque su bandera. Por comparar, Luis Suárez lleva 15 en el Almería, Uzuni catorce en el Granada y Alemao nueve en el Real Oviedo. Eso sin contar con el resto de nueves. El Racing es uno de los equipos que más ocasiones genera, pero al mismo tiempo tiene un bajo índice de efectividad que debe trabajar.
Parece una obviedad, pero ganar mañana cambiaría la dinámica del Racing justo antes del parón. El propio entrenador reconoce que ni los futbolistas individualmente ni como bloque están ofreciendo su mejor versión y lo achaca en parte al estado mental y la presión que experimentan. Mal de altura, quizá. Del mismo modo que detalles fortuitos declinan un partido igualado de uno u otro lado, un golpe de fortuna, incluso con mal juego, que se tradujera en victoria ante el Eldense contribuiría a liberar de presión a una plantilla quizá algo atenazada.
Sin renunciar nunca a su idea y concepto de fútbol, José Alberto López ya trabaja en buscar alternativas de juego que hagan a su equipo más imprevisible. Sus rivales ya lo conocen y se han anotado la forma de neutralizar su propuesta, de modo que el Racing necesita disponer de otros planes, aunque fieles a su filosofía. El técnico ya lo ha dejado caer y demostrado en otras ocasiones, por ejemplo, que el 4-2-3-1 no es inmutable. En sus dos años en Santander ya ha empleado el 5-4-1 y el trivote, y en verano ya ensayó un 4-4-2 clásico que apenas en práctica.
La frase «lo que era un sueño parece que se está convirtiendo en una obligación» resume una situación que preocupaba ya al cuerpo técnico hace más de un año. Que un equipo que se va acostumbrando a ganar se encuentre de pronto obligado a ser campeón o, al menos, a un cómodo ascenso directo pese a que por su potencial económico está entre la clase media-alta de Segunda División, pero lejos de la media docena de clubes más poderosos. Este exceso de presión ya se dejó ver al final del curso pasado y el cierre de filas de la hinchada con los suyos puede ser vital en este sentido.
Íñigo Vicente no da una asistencia desde el partido del Burgos (última victoria) y Andrés Martín, máximo goleador del equipo, no marca desde el encuentro ante el Racing de Ferrol (penúltima). Se trata de dos de los jugadores más caros y desequilibrantes del Racing, y como ocurre con Juan Carlos Arana, en plena sequía goleadora desde su lesión, no están ofreciendo, víctimas del contexto general, su mejor versión. Como explicaba ayer el entrenador, no se debe tratar a todos por igual. Algunos trabajan mejor bajo presión y otros necesitan que se les arrope.
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Todos los equipos atraviesan crisis de resultados a lo largo del año. Lo que hace llamativa la del Racing es el extremo contraste entre una etapa en la que casi contaba sus partidos por victorias a la que se han yuxtapuesto cuatro derrotas consecutivas y cinco jornadas sin marcar. En este sentido, el club lo tiene muy claro y transmite un mensaje de calma, porque el bagaje general sigue siendo bueno. El Leganés fue campeón el curso pasado con 74 puntos y el Racing suma en 20 jornadas exactamente la mitad. No se trata de vivir de rentas, sino de analizar el conjunto.
Uno de los debes que se le achacan al Racing, que hasta su propio entrenador reconoce, es que no es un equipo tan intenso como a principio de temporada y que pierde más duelos. El diagnóstico es sencillo, como enunciar la solución: hay que ganar más duelos. Otro asunto mucho más complejo es el modo de conseguirlo, pero lo que se ha revelado claro es que parando el juego y con una mayor intensidad individual el equipo hubiera encajado menos goles. Ya ha demostrado que sabe hacerlo, y lo que precisa ahora es retomar esa dinámica positiva.
El Racing maneja unos datos que revelan que el estado físico de sus futbolistas es bueno, pero no el óptimo o al menos el mejor que ha mostrado, en especial en cuanto a rendimiento, a lo largo del año. El entrenador lo achaca más a un problema mental y de acumulación de esfuerzos, no solo físicos, ya desde la temporada pasada, en especial por el varapalo de La Cerámica. Aunque ni cuerpo técnico ni analista consideran que sea un problema grave y el rendimiento sea en líneas generales bueno, se echa de menos un punto más de intensidad.
La lesión de Íñigo Sainz-Maza hasta final de temporada provocó que la necesidad de reforzarse en invierno no fuera ya coyuntural, según la situación en la que se llegara, sino estructural. Con solo tres mediocentros, cualquier eventual baja deja al cuerpo técnico con lo puesto y Maguette Gueye es además un futbolista en adaptación y formación. La crisis de resultados ha abierto el debate sobre si es necesario algún fichaje más en enero, pero más allá de eso resulta evidente que hace falta al menos un futbolista que complete la plantilla.
La mala racha del Racing no se debe en absoluto a las decisiones arbitrales, pero no deja de ser cierto que es el equipo al que más faltas le hacen en lo que constituye otra estrategia para anular su juego. Los verdiblancos deben buscar el modo de que no afecte tanto a su construcción y circular con velocidad para evitar algunas de estas situaciones. De paso, ya han puesto en agenda ese problema, mostrando su malestar, en un intento de que los arbitrajes no sean permisivos con el juego duro y la reiteración en las faltas tácticas. Todo cuenta para tratar de revertir la situación.
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Álvaro Machín | Santander
Guillermo Balbona | Santander
Sócrates Sánchez y Clara Privé (Diseño) | Santander
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