

Secciones
Servicios
Destacamos
El dilema se apuntó la semana pasada, y se confirmó ayer en el Plantío: la banda derecha es un quebradero de cabeza para José Alberto. ... Precisamente, lo que mejor había funcionado desde su llegada al equipo, con la explosión de Jordi Mboula y su buena sintonía con Dani Fernández en el lateral. La ausencia por lesión del extremo se va contando, hasta el momento, a derrota por jornada.
Así, para el partido frente al Burgos, el técnico optó por una solución diferente. Sangalli por Yeray. A pesar del gran rendimiento del canterano frente al Levante, el poderío ofensivo de los blanquinegros en la banda izquierda seguramente le invitó a buscar para esa zona del campo más trabajo defensivo que creatividad en ataque.
El encuentro, sin embargo, no comenzaría con demasiado buen pie para el guipuzcoano: un minuto y ya estaba hincando la rodilla. Se le había desatado un cordón.
Con el dominio inicial, un tanto engañoso, de los racinguistas, Marco Sangalli se fue afianzando en campo contrario. Generalmente, a muchos metros de su socio en la banda. Sin embargo, eran minutos dulces para su equipo, que soltaba la ansiedad acumulada en un arreón inicial que mantenía a los burgaleses muy pegados a su portería.
Decir que Sangalli provocó el penalti sería demasiado generoso, pero hay que reconocer que por allí andaba. Al cuarto de hora, quiso llegar a un córner lanzado al primer palo, pero no pudo e hizo un escorzo raro. El balón se coló por un costado, pero la pirueta sirvió al menos para despistar al defensa Curro, que acabaría despejando con el codo. Involuntaria, pero mano.
El árbitro, en cambio, no lo vio, así que Marco se pasó medio minuto desbocado, tratando de llamar la atención del colegiado. Al final, le haría falta cortar un contragolpe y protestar muy airadamente, para que se diera cuenta de que le llamaban desde la sala VOR.
Llegaría entonces la acción más chocante del partido: cogió el balón como si fuera a lanzar él y aguantó el chaparrón de los locales. Luego lo dejó en el punto de penalti, para que lo tirase Pombo.
Pese al fallo, todo seguía igual: el Racing atacaba, o algo parecido. Incluso pudo Sangalli haber disparado a gol, a pase de Baturina dentro del área, pero no le cogió bien perfilado y no pudo armar la pierna.
Su posición, a esas alturas, era un misterio. Teórico interior, tendía a caer al centro, e incluso a incorporarse a la otra banda. Un movimiento que, a fuerza de insistir, pareció estudiado. Estrategia de banquillo: frente a una defensa tan poblada, su acercamiento a Vicente y Pombo no solo otorgaba superioridad numérica en esa zona del campo, sino que liberaba toda la banda diestra, que podría haber sido un carril de aceleración para Dani Fernández... si en algún momento le hubieran buscado. Sus carreras, en cambio, serían en dirección opuesta: volviendo hacia campo propio. Casi siempre, con el donostiarra a treinta metros. Algo demasiado evidente para que los locales no se dieran cuenta.
A medida que avanzaba el partido, Sangalli se iría viendo obligado a retrasar su posición. El local Matos, cada vez más entonado, empezaba a desnudar las carencias verdiblancas. Una y otra vez, el Burgos triangulaba por ahí. Un Dani sobrepasado buscaba con la mirada al extremo.
Al final, el donostiarra tuvo que aplicarse mucho más en defensa, y cuando por fin logró imponerse, con una anticipación, al lateral del Burgos, el gol en contra llegaría por la otra banda.
En la reanudación, pasada por agua, Marco Sangalli salió demasiado revolucionado. Tras un par de minutos de perseguir sombras, el árbitro le pediría calma: en la presión, en lugar del balón había encontrado la tibia de Juan Hernández.
Una vez bajados los humos, volvió la misma dinámica. Correoso y voluntarioso, Sangalli volvía a lanzarse al ataque, y los burgaleses a contragolpear por su banda. No hicieron falta más que cinco minutos: en su saque de banda se hizo un pequeño lío con las marcas y trató de adelantarse a Valcarce, pero el delantero se le escapó y acabó colgando un balón para que su compañero Curro rematara a las mallas.
Con el Racing noqueado, Sangalli seguiría ofreciéndose, aunque de nuevo sin demasiada fortuna: alguna pared, alguna falta a favor... Demasiado poco para voltear un marcador tan desequilibrado.
Se salvó del primer envite en el carrusel de cambios pero, finalmente, el extremo se lesionaría en dos tiempos. En primera instancia, sufrió un choque con Matos en el saque de un golpe franco, que el colegiado anuló. Sangalli se levantó algo dolorido. Al segundo intento, mientras Yeray buscaba portería, el interior se desmarcaba en el punto de penalti, pero le falló la pierna en el apoyo. De inmediato, pidió el cambio con gestos de premura, llevándose la mano al muslo, en lo que parecía un problema muscular. Mientras se retiraba, bordeando la esquina, cojeaba ostensiblemente. Su posición la ocuparía Yeray, al que el banquillo no pareció haberle sentado demasiado bien.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.