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Seguro que han visto esas imágenes en las que un comercio abre el día de comienzo de rebajas o sacan a la venta el enésimo IPhone y toda la tropa que andaba esperando en la puerta entra como si fuese el día del juicio final. ... Se sube la verja y todos echan a correr como posesos. Aquí, en lo que nos incumbe, lo que se dispensa es la permanencia y todos van como balas a por el objetivo. ¿Todos? No. El Racing se ha caído y no consigue levantarse. Ayer, en El Plantío, tras errar Pombo otro penalti, se vino abajo, se descompuso como un azucarillo y el Burgos se hizo el Colacao de merienda con él. Para cuando los verdiblancos quisieron reaccionar, 71 minutos después de marrar la pena máxima, había demasiadas cosas que hacer en muy poco tiempo. Ojo, que como le dé hoy por ganar a la Ponferradina en casa del Lugo, el descenso se vuelve a poner a un solo punto. Que alguien le toque con un palo, a ver si reacciona. Qué felices éramos y no nos habíamos dado cuenta.
Aunque dijese el viernes estar tranquilo y hable de confianza absoluta, el míster sí que reconoció en la previa que iba a romperse la cabeza. Porque sustituir a Rubén Alves y Jordi Mboula en este equipo es un quebradero de coco. Lo del central lo tenía claro, pese a los antecedentes de la dupla: Pol Moreno, junto a Germán Sánchez. Lo de la banda derecha, no tanto. Al final, optó por la propuesta un poco más conservadora, con Marco Sangalli. Y lo que se barruntaba al lado del vasco. Íñigo Vicente en la mediapunta y Pombo, en la izquierda. No le fue demasiado bien.
Burgos
Caro, Atienza, Pablo Valcarce (Sergio Castel, min. 80), Elgezabal, Juan Hernández (Álex Bermejo, min. 69), Curro Sánchez (Borja González, min. 84), Córdoba, Areso, Goldar, Mumo (Navarro, min. 80) y Matos (Fran García, min. 84).
2
-
1
Racing
Parera, Dani Fernández, Saúl García, Pol Moreno, Germán Sánchez, Íñigo Sainz-Maza (Cedric, min. 78), Aldasoro (Yeray, min. 59), Marco Sangalli (Peque, min. 68), Pombo (Juergen Elitim, min. 59), Íñigo Vicente y Baturina (Matheus Aiás, min. 68).
Equipo arbitral: Quintero González, asistido en las bandas por Jara Cordobés y García Lozano, todos del Comité Andaluz. Cuarto: Orellana Cid (Andaluz); VAR:Pérez Pallás (Gallego) y García Verdura (Catalán).
Goles: 1-0, min. 42: Mumo. 2-0, min. 50:Curro Sánchez. 2-1, min. 75: Juergen Elitim.
Amonestaciones: Amarilla a los locales Goldar y Pablo Valcarce y a los visitantes Germán Sánchez, Íñigo Vicente y Dani Fernández.
Incidencias: El Plantío. Césped en buen estado, en una tarde fresca y lluviosa por momentos. Realizó el saque de honor el exjugador y extécnico del Burgos y del Racing Fede Castaños. 11.153 espectadores, 2.000 de ellos verdiblancos..
El partido olía a empate a cero desde Osorno. Con un Burgos sólido atrás, pero temeroso por su mala racha, y un Racing que últimamente tampoco es un ejemplo de productividad. El equipo cántabro apareció sobre el césped con más intenciones de redención. Y apretó en los primeros compases. Córner a favor. Sin consecuencias. El juego continuó con normalidad hasta que, de repente, el colegiado se frenó en el centro del campo y se llevó el dedo índice al pinganillo. Chivatazo. Minuto 3. Íñigo Vicente sonreía con picardía. En el banquillo burgalés, quejas e incredulidad. Si el VAR habla, ni cotiza en las apuestas lo que va a pasar. Penalti por mano dentro del área castellana.
Decía Pombo días atrás que, tras el lanzamiento errado ante el Levante, el siguiente habría que tirarlo mejor. Marco Sangalli agarró la pelota y la colocó en el punto de los once metros. Pero el aragonés llegó y no eludió la responsabilidad. Lo de que en esta ocasión fuese mejor tirado, para gustos, porque el bagaje fue el mismo. Fuerte y al poste. Broza.
El Racing, como siete días antes, perdió una oportunidad pintiparada. Autoflagelación. Baturina lo intentó con un balón que no encontró portería y el Burgos, ganando confianza y rabia tras el carrusel de emociones, empezó a dar muestras de su verticalidad. Centros peligrosos. Los de José Alberto perdían metros de campo.
Entre el soluco, la digestión del lechazo y que el partido se iba tostando poco a poco, la hora de la siesta empezaba a ponerse pindia. Y eso que el choque andaba intenso, pero de calidad iba muy justito. En el terreno de juego, porque pasado el minuto 25, la tarde se puso bonita en las gradas. Batalla de cánticos entre ambas aficiones. Ambientazo. Luego ya aparecieron otros más escatológicos con lo de ir a Santander y volver o lo de que si Burgos quiere mar. Ya saben.
Los verdiblancos veteranos y los que ya empiezan a serlo se acordarán de Txema Alonso, aquel central/libre más largo que una temporada en Segunda B y tan antiestético como eficaz. En ese plan andaba ayer Germán Sánchez en el centro de la zaga racinguista. Frontón. Al Racing, con el culo cada vez más metido en su área, casi se le olvidó atacar. En una acción a balón parado, los cántabros volvieron a dar señales de vida. Y con una ocasión bien clara. Falta colgada al área por Íñigo Vicente, despeja la defensa y el balón le cae muy franco a Aldasoro, que remata de primeras, fuerte, pero al mismo centro. Minutos después, Mumo tuvo mucho más tino. En un balón suelto en la frontal racinguista, el jugador local voleó con todo para batir a Parera. Golazo. En pleno arreón castellano, el balear sí que pudo parar, a pecho descubierto, un disparo durísimo de Pablo Valcarce. Sopapo y medio para marcharse caliente al descanso.
De repente, la tarde se puso para Morciyeti, la mascota del Burgos. Entró el frío, arrancó la lluvia y su equipo, que iba ganando. Ylejos de tomar el mando en busca de una remontada, el Racing se vio aún más sometido por un Burgos crecido. Las facilidades verdiblancas también eran destacables. Pablo Valcarce hizo lo que quiso en el área racinguista, sacó un centro al segundo palo y Curro Sánchez, fácil y bien, remató de volea para hacer el 2-0.
El Racing era a esas alturas, ya, una caricatura de sí mismo. Un poco de coraje era lo único que le quedaba al equipo cántabro. Íñigo Sainz-Maza, con más ímpetu que fe, fue transportando el balón hasta el área, escorado, donde tiró por encima del larguero. José Alberto, más caliente que el pico de una plancha, llamó a dos de los futbolistas que tenía calentando: Juergen Elitim y Yeray. Los sustituidos, Pombo –reprendido por la grada– y Aldasoro. Treinta minutos por delante. Valcarce cabeceó, a las manos de Parera, solo dentro del área.
El Burgos bajó algunas revoluciones. El Racing no aumentó demasiadas. Marco Sangalli cayó lesionado y José Alberto llamó a Matheus Aiás y Peque. Baturina fue el otro reemplazado. El choque entró en uno de esos ratos en los que no ocurre absolutamente nada. Algo que, evidentemente, favorece al que va por delante en el marcador. Por suerte, en un chispazo, el Racing iba a recobrar la vida y se la dio al partido. Una falta sobre Íñigo Sainz-Maza, a unos 25 metros de la portería, la ejecutó Juergen Elitim. Con la izquierda. El colombiano acomodó el cuerpo como un golfista. Al compás. Y la pelota la alojó en el hoyo.
El equipo de José Alberto hizo lo que seguramente debía haber hecho antes: aumentar y adelantar la presión. El asturiano retiró al capitán para introducir otro delantero. El 'Cedric is on fire' empezó a sonar en la grada visitante. Con fuerza. Con rabia. Con ganas de que pasase algo.
Cuando parecía que el Racing tenía más fuerza, el cuadro castellano iba a estar a punto de sentenciar. Una gran jugada de Sergio Castel terminó con un tiro que tocó en Parera antes de marcharse al travesaño. En el otro área, un córner muy cerrado lanzado por Yeray no acertaron a rematarlo en el segundo poste ni Germán Sánchez ni Cedric.
Si la anterior del Burgos fue clara, la siguiente de Matheus Aiás, cristalina. Un fantástico centro desde la derecha lo cabeceó el brasileño en boca de gol. Mira que la portería es grande, pues la mandó al centro, al cuerpo de Caro.
Tiempo añadido y el Racing a la heroica. Un córner. Dos córners. Y Parera de delantero. Últimamente pasa mucho tiempo en el área rival el meta racinguista. ¿Por qué será? El testarazo de Pol Moreno, ajustado al poste, lo atrapó el meta local. Había marcado el cuarto árbitro cinco minutos y la supuesta lesión de Goldar se encargó de comerse más de la mitad. Tampoco importó mucho, porque la gestión verdiblanca de esos compases finales tampoco fue más allá.
Lo que parecía encarrilado se complica por momentos. La megafonía de El Plantío despidió a a gente con el 'Blanco y negro' de Barricada. «Quiero ser más rápido que ellos»... Sí, de eso se trata. «...Y echar todo a perder, un día tras otro». No, eso sí que no. Así anda el racinguismo. Con ese acongoje de una bajada tan rápida, tan vertical, tan bipolar de lo que parecía un camino plácido a la sensación de una dinámica difícil de levantar.
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