Un desplazamiento diferente y más frío

La APR había anulado el viaje a Burgos en protesta por el comportamiento del club castellano, que ni quiso llegar en la primera vuelta a un acuerdo de reciprocidad con el Racing ni se atuvo a los 20 euros que se establecen como precio de las entradas en la zona visitante en un pacto tácito. El problema no eran los cinco euros de más, sino el trato, las escasas localidades ofrecidas y, en general, las dificultades puestas. De hecho, las peñas devolvieron ese 50% de las entradas que habitualmente les reserva el Racing de las que envía el club local para cada desplazamiento.

Sin embargo, los abonados sí las querían. Tanto que hubo que hacer un sorteo para las 437 que cedió el Burgos, y que en principio se habían repartido de la forma habitual: 205 para peñistas, 205 para los abonados y 27 de cortesía que se reservó el club.

A ellas se sumaron las que se habían comprado en taquilla. No era posible a través de la web, pero sí en el propio Plantío, y muchos tiraron de amistades y familia para llegar a esos alrededor de 600 cántabros llegados a Burgos.