La UEFA no permite disputar en El Sardinero el partido entre España y Chipre

El motivo, el pésimo estado de los Campos de Sport. No tanto de conservación, que también, sino en lo referente a infraestructuras, instalaciones y diferentes servicios de los que se debe disponer para acoger un partido de la UEFA, máximo un duelo oficial entre selecciones absolutas. La evidencia del mal estado del estadio, su falta de mantenimiento y la dejación a la que se le sometió durante décadas, tanto por parte del Racing como del Ayuntamiento de Santander, ha tenido así esta consecuencia.

Ambas instituciones trabajan ya desde hace tiempo en la remodelación y restauración del edificio, que a sus 35 años presenta graves deficiencias y no se ha adaptado además a los nuevos usos futbolísticos, pero a efectos del partido internacional ya es tarde.

Los técnicos de la UEFA inspeccionaron los Campos de Sport hace ya varias semanas y el informa enviado a la Federación Española es claro: no cumple los requisitos. De hecho, está dos niveles por debajo, de acuerdo con el escalafón del organismo europeo, de acoger una cita de estas características.

Informada de la situación, la RFEF y la Federación Cántabra se han visto obligadas a actuar. De hecho, ha sido el propio presidente de la territorial, José Ángel Peláez, a su vez directivo de la Española, quien ha tomado la decisión última. Y lo ha hecho muy a su pesar, puesto que él mismo fue el impulsor del partido, uno de los eventos con los que quería celebrar el centenario federativo.

La UEFA incluso ofrecía una moratoria, que apurando los plazos podía llegar hasta el día 30 del próximo mes de julio, para acometer las reformas. Pero las eternas dilaciones que han rodeado a todo lo referente al estadio hacían prever que sería imposible que los Campos de Sport cumplieran los requisitos para esa fecha, aproximadamente mes y medio antes de la fecha del partido.

De hecho, uno de los mayores problemas que ha encontrado la UEFA ha sido el estado de los asientos. Algo que reconocen el propio Racing y, de facto, la Casona. Ya existe un plan para sustituirlos, pero a lo largo de toda la temporada 22-23. Hasta el extremo de que cuando arranque la Liga en dos meses, y salvo sorpresa mayúscula, los aficionados verdiblancos se encontrarán con los mismos asientos que han tenido el curso pasado. Con zonas en las que ni siquiera existen, otras en un deplorable estado (además de la sociedad) y con una grada de animación que no cumple los requisitos que se exigen en estos casos.

El club, de acuerdo con el Ayuntamiento de Santander, ya ha comenzado a trabajar en las reformas, pero la mayor prioridad es la colocación de tornos en los accesos, algo que LaLiga exige en todos sus estadios. Esta primera temporada de regreso a Segunda División el Racing ha dispuesto de una moratoria, pero en la que se avecina será imprescincible contar con ellos desde el primer partido como local. El resultado, el que se evidenció este martes: que si bien los Campos de Sport cumplen, en parte por el voluntarismo de la patronal del fútbol, los requisitos mínimos para acoger partidos de Segunda División, se han quedado obsoletos y adolecen de una falta de mantenimiento que les impide acoger grandes citas.

Así lo evidencia el comunicado de prensa a través del que la Federación Cántabra de Fútbol anunciaba su renuncia a acoger el partido ante Chipre: «Los Campos de Sport de El Sardinero no cumplen los requisitos UEFA para que se dispute un partido internacional de clasificación de la Eurocopa. El partido internacional entre España y Chipre previsto para el próximo 12 de septiembre no se disputará, finalmente, en Santander. La semana pasada los inspectores de UEFA remitieron un informe negativo a la Real Federación Española de Fútbol referente a las instalaciones, indicando que el feudo santanderino no cumple los requisitos mínimos exigidos. La UEFA exige que la organización de un partido oficial valedero para la clasificación de la próxima Eurocopa de Alemania 2024 tenga una valoración mínima de categoría 4 en el baremo de evaluación de estadios de esta organización, siendo la categoría 2 la calificación del resultado de la inspección».

En consecuencia, la FederaciónEspañola de Fútbol se reunirá en los próximos días para elegir una nueva sede, que evidentemente no será cántabra. Aunque el organismo ofrece la posibilidad de resolver los problemas planteados y autorizar, por lo tanto, la disputa del partido, no hay tiempo material para cometerlos. Al menos así lo ha estimado la FCF, algo para lo que, por otra parte, le bastaba con seguir el calendario que de forma más o menos pública han anunciado tanto el Ayuntamiento como el propio club. Un plan que tiene como fecha final, y además provisional, 2026, y 2024 en el caso de las reformas más urgentes y estructurales, algunas de las cuales son precisamente las que han provocado la negativa de la UEFA.

«Este informe desfavorable exige acometer todas las reformas necesarias para alcanzar el nivel de calificación exigido. Y especialmente y teniendo en cuenta los plazos de ejecución, no existen garantías suficientes de disponer del estadio con todas las reformas acometidas antes del 30 de julio, fecha límite establecida por UEFA. Este cronograma impide también abordar con las garantías legales de los procesos de contratación marcados por la RFEF y, en un ejercicio de responsabilidad, hemos de renunciar a este partido en Cantabria», resume el comunicado federativo.

En consecuencia, Santander se queda sin partido internacional y evidencia una vez más el pésimo estado del estadio más importante de la comunidad autónoma, de titularidad municipal. Tanto club como Consistorio son conscientes de ello, pero no se puede actuar ya a tiempo para evitar la anulación del encuentro con el que la Roja regresaba a Santander en el que iba a ser el segundo partido oficial de la selección española absoluta de fútbol en Cantabria.

«La Real Federación Cántabra de Fútbol agradece a la Real Federación Española de Fútbol y su junta directiva la concesión de este partido clasificatorio en nuestra tierra, al igual que muestra su agradecimiento a la disposición del Ayuntamiento de Santander, Real Racing Club de Santander y del Gobierno de Cantabria para la disputa del mismo. Lamentablemente, en este momento no podrá celebrarse debido a la imposibilidad material de reunir a tiempo las condiciones requeridas por la UEFA. La RFCF continuará trabajando para que el fútbol cántabro pueda disfrutar y acoger un partido internacional de estas características», concluye la nota. El organismo quiere huir de cualquier tipo de polémica, pero en Marqués de La Hermida existe incomodidad por todas las circunstancias que han rodeado a este episodio, y que han terminado con la obligada renuncia.

La Federación Cántabra había comenzado a gestionar hace meses la disputa del partido internacional como evento estrella de su centenario, y ya hace meses se sabía que se había recibido el visto bueno de Madrid. Sin embargo, en ese plazo no se ha llevado a cabo ninguna reforma significativa y ahora ya no hay tiempo material. No solo por el periodo de interinidad que han provocado las recientes elecciones municipales, sino también por los propios plazos de licitación pública.

Hasta ahora, y dada la noticia así seguirá siendo, la gran prioridad del Racing y, por extensión, del Ayuntamiento de Santander, ha sido que el campo cumpliera los requisitos mínimos para poder disputar la Segunda División. Unas exigencias que tanto en 2018 como el año pasado se pudieron satisfacer, en muchas ocasiones, a base de parches y actuaciones de urgencia, y siempre apurando las moratorias y plazos de adaptación que ofrece LaLiga para no perjudicar a sus clubes. Pero el caso de la UEFA es diferente, porque la RFEF tiene a su disposición infinidad de estados para acoger cualquier partido de la selección absoluta. La dejadez en el estadio ha tenido, esta vez sí, consecuencias.

La situación es endémica. Ya en 2008, cuando el Racing se clasificó para la extinta Copa de la UEFA, el campo no cumplía muchos de los requisitos. Entonces, con presupuestos que superaban los treinta millones de euros, se efectuaron solo las actuaciones imprescindibles, apurando al límite una normativa que además es ahora mucho más estricta, para poder disputar la competición europea. Aunque estuvo en el filo, el estadio superó en aquella ocasión al criba, de nuevo en una competición de clubes, pero los partidos internacionales de selecciones son en este sentido diferentes, y los Campos de Sport, y con ellos todos los aficionados cántabros, se quedarán sin violver a ver a España.

De paso, la resolución pone de manifiesto lo evidente: el nefasto estado del estadio y el hecho de que, mientras no se acometa una reforma integral, no podrá aspirar a acoger partidos internacionales. De momento tiene un plan de remodelación que iba a presentarse en enero y que aún sigue pendiente. Y sin financiación, más allá de las actuaciones de urgencia aprobadas por el Ayuntamiento de Santander.