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Los gallos, los que tienen altas ambiciones, tienen que manejar muchos registros si quieren aspirar a todo. Eso es así en cualquier categoría. Hay que ... saber controlar los partidos, contraatacar cuando es necesario y dominar el arte de sufrir si es obligado. Pero hay una característica que es innegociable: la capacidad de ganar aún sin merecerlo. Y el Racing, en Córdoba, demostró tener lo que hay que tener. Ante el valiente equipo de Iván Ania, completó una hora de partido terrible. El rey de los errores no forzados. Sin embargo, la rápida reacción en la primera parte, la pegada oportuna y el oficio en ventaja hicieron al equipo cántabro acreedor de un triunfo que refrenda el fin de la crisis y le reafirma en la carrera hacia el ascenso. Líder de nuevo, hasta que el Almería diga lo contrario.
El once del recién renovado José Alberto tenía dos condicionantes. El primero, que el seis a cero de la jornada anterior le daba argumentos suficientes a sus protagonistas para repetir. Y el otro, que regresaba Íñigo Vicente tras su sanción. Había que hacerle hueco. Así que diez de la alineación frente al Racing de Ferrol se mantuvieron al frente y Karrikaburu fue el damnificado para hacer hueco al Mago de Derio. Eso, en una vuelta al 4-2-3-1 clásico tras la incursión en el 4-4-2.
Córdoba
Marín, Lapeña, Isaac, Álex Sala, Theo Zidane (Magunazelaia, min. 76), Isma Ruiz (Kuki Zalazar, min. 85), Sintes, Adilson, Albarrán, Carracedo (Yoldi, min. 71) y Casas (Obolskiy, min. 76).
1
-
2
Racing
Ezkieta, Marco Sangalli, Saúl García, Javi Castro, Montero, Aldasoro, Vencedor, Andrés Martín (Suleiman Camara, min. 69), Pablo Rodríguez (Meseguer, min. 58), Íñigo Vicente (Lago Junior, min. 89) y Arana (Karrikaburu, min. 58).
Equipo arbitral: Ávalos Barrera, del Comité Catalán, asistido en las bandas por Valencia López (Catalán) y Moleón Cuenca (Valenciano). Cuarto: Juncal Moreira (Gallego); VAR: Caparrós Hernández (Valenciano) y AVAR: García Andreu (Valenciano).
Goles: 0-1, min. 4:Saúl García, en propia puerta. 1-1, min. 13: Pablo Rodríguez. 1-2, min. 62: Andrés Martín.
Amonestaciones: Amarilla a los locales, Casas, Isaac y Theo Zidane y a los visitantes Vencedor y Montero.
Incidencias: El Arcángel. Césped en buen estado, aunque muy rápido. Lluvia intensa. 15.594 espectadores, unos 600 de ellos, racinguistas.
Entre el monólogo de colores verdes y blancos en la grada y la intensa lluvia, el Racing parecía estar, una tarde de sábado cualquiera, en los Campos de Sport. Pero lo que hizo el equipo cántabro fue meterse el agua en casa a los cuatro minutos de juego. Pareció un chiste, pero no lo fue. ¿Cuál es el colmo de Saúl García? Perder un balón en el centro del campo y acabar metiéndose un gol en propia puerta en su intento de despejar en la misma jugada. En una falta de ataque para el equipo cántabro, Íñigo Vicente tardó en darle la pelota al de Vioño; al cántabro se le echó encima Theo Zidane, que le robó la pelota y asistió a la carrera de Adilson para dejar a la zaga racinguista en cueros; el portugués regateó a Ezkieta y Saúl, en su intento de remendar el error empujó la pelota al fondo de las mallas. Las suyas, claro.
Sin embargo, debe ser verdad que algo ha cambiado en el Racing. Los de José Alberto no se vinieron abajo y supieron castigar la osada valentía del Córdoba de Iván Ania. En un mal despeje del meta Marín, el conjunto cántabro robó y, a la media vuelta, Arana sacó un fantástico remate que el meta local despejó. Pero el balón le cayó en las botas a Íñigo Vicente y el vasco frotó el empeine para sacar un centro que era un deseo. Pablo Rodríguez, en racha y con un fantástico desmarque, cabeceó al fondo de la red. No había fuera de juego. Por centímetros.
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La entrada de Meseguer y, sobre todo, de Karrikaburu cambió el destino del Racing en un partido lleno de fallos e imprecisiones
Una posición antirreglamentaria anuló otro tanto del Córdoba. En el fútbol gana el que más goles marca era la consigna. Un tiro desde la frontal de Albarrán lo desviaron primero Vencedor y después Ezkieta para evitar ponerse por detrás de nuevo en el marcador.
Era el cuadro andaluz el que estaba jugando con una marcha más. Arana no se lo pensó cuando le cayó un balón en el área, pero el disparo, flojo, lo atrapó bien el portero local. A Ezkieta le pusieron el pecho rojo con un duro centro de Casas y un tiro lejano de Theo Zidane. El navarro tuvo que arreglar otro error de sus compañeros. Vencedor perdió el balón tras un saque de banda y Albarrán buscó sorprender al meta, que hizo valer su 1,95 de estatura.
Lo cierto es que era difícil llevar peligro e impedir que el el rival no rondase el área. El Racing no hacía más que perder balones. Malos pases, peores controles, decisiones mejorables, marcas desacertadas... Pudo quedarse el Córdoba con uno menos por expulsión de Carlos Isaac tras una entrada durísima sobre Pablo Rodríguez, pero el VAR no entró y Ávalos Barrera lo solventó con una amarilla.
La primera parte concluyó con otro saque lateral mal defendido por el Racing que finalizó con un espectacular cabezazo de Antonio Casas al lateral de la red. José Alberto tenía cosas que mejorar en el descanso, especialmente en lo que respondía a los errores no forzados de su equipo. Pero el resultado, tal y como empezó el tema, no era ni tan malo. Parecido a lo de Albacete, pero con la ventaja de haber sido capaz de reaccionar, al menos en el marcador.
En lo nominal no hubo cambios. Y en lo visual, parecía que tampoco. En la primera acción, Theo Zidane trabó a la zaga racinguista de turismo y Ezkieta tuvo que cerrar el primer palo para evitar el poste. La patada al aire de Montero, solo, a la hora de intentar despejar un balón, era la imagen de un equipo más fallón que nunca. Como erró el asistente en una acción en la que el Córdoba pilló en un renunció a Saúl García a la hora de tirar el fuera de juego. Adilson se plantó ante Ezkieta y la mandó a la Medina Azahara. El línea levantó la bandera, aunque no había posición adelantada.
Algo había que hacer. ¿Qué? Pues, para eso pagan al míster. José Alberto introdujo en el terreno de juego a Karrikaburu y a Meseguer, en sustitución de Arana y Pablo Rodríguez. Todavía estaba entrando el murciano al campo cuando Ezkieta tuvo que atrapar un pseudoremate de Sintes en el segundo palo. Y Theo Zidane lo intentó con un tiro desde la frontal que se marchó desviado. En la otra portería, Marín no tenía noticias de su rival.
De momento. Porque en una jugada en la que el Racing estuvo a punto de perder el balón, Aldasoro, al trantrán y por narices, hizo la acción potable. Y el balón llegó a un Karrikaburu que rompió con maestría la línea del fuera de juego y dejó en bandeja el segundo tanto a Andrés Martín, que le adelantaba por la derecha.
Claro, en ventaja, aún era más importante acabar con la sangría errores propios. Karrikaburu le dio fuerza, presencia y opciones al equipo con su entrada al terreno de juego. El navarro se fajó para guisarse una buena ocasión, pero, escorado, el tiro lo sacó bien Marín en el primer poste. Suleiman Camara sustituyó a Andrés Martín en el extremo derecho. El catalán, con neumáticos de seco, se pasó los minutos como patinador sobre hielo.
Los errores, los nervios y las imprecisiones cambiaron de bando. Al Córdoba le entraron las dudas y el Racing se puso en turno de oficio. Se acabaron los riesgos, los espacios, las carreras a lo loco. Y el equipo de Iván Ania, frustrado después de haber hecho méritos suficientes para haberse agenciado el triunfo. Los de José Alberto supieron hacer que el partido, prácticamente, se acabase, con aún un cuarto de hora por delante.
Y, bueno, para las escenas peligrosas, siempre está Jokin Ezkieta por ahí, que desbarató el único acercamiento, ya en el tiempo añadido, del conjunto cordobés. Luego estuvo a punto de marcar Yoldi en el último despiste verdiblanco en defensa, aunque de haber marcado el VAR tendría que haber intervenido, porque el fuera de juego era claro.
Sangalli celebraba exhausto. Montero, con rabia, abrazaba a un Saúl García aliviado. Javi Castro felicitaba a un Karrikaburu clave. Toda la plantilla botó ante la afición cántabra desplazada. El 'Una ilusión nos persigue' también sonó en El Arcángel. Porque todos sabían de la importancia del triunfo. Inmerecidos, pero tres puntos valiosísimos. De los que dan ascensos al final de temporada.
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