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José Campos, exconsejero del Racing, ha protagonizado el inicio de la tercera sesión del juicio contra el expresidente del club, Francisco Pernía, y los agentes Iñaki Urquijo y Juan Vergara por presunto delito societario. Campos, cuyo finiquito es uno de los hechos juzgados, se ha ... presentado a la prueba testifical pese a que ayer, martes, había enviado un fax al tribunal, respaldado por el Servicio Cántabro de Salud (SCS), en el que informaba estar sufriendo un cuadro de ansiedad. Al parecer, hizo esta comunicación previa por precaución, por si se encontraba indispuesto pese a que quería quitarse de encima el trago cuanto antes.
El empresario ha pormenorizado los datos alrededor de su indemnización de 100.000 euros, como es lógico, pero también ha dejado unas cuantas perlas con respecto a la escuela fantasma de Brasil que contradicen algunos de los argumentos utilizados por los acusados.
Campos ha reconocido que comenzó su vinculación con el Racing tras una reunión en Oyambre con «Javier Montalvo, Félix Álvarez, Francisco Pernía y Jacobo Montalvo. Félix Álvarez (hasta hace poco líder de Ciudadanos en Cantabria) dijo que no y yo acepté», ha relatado el exconsejero, quien, como ya ha quedado claro a lo largo del juicio, no firmó «ningún tipo de contrato». «Me ofrecieron ser consejero de lo social y un consejero no podía tener contrato. Tampoco pedí dinero. Se acordó que me mantendría hasta la celebración del centenario del club -que tuvo lugar en el año 2013 y hasta entonces restaba entonces un lustro-. Yo en un año no podía desarrollar una labor que desconocía y el centenario podía ser el culmen del área social».
El testigo ha afirmado que llevaba a cabo su cometido desde «fuera del club, no tenía ni despacho» y ha detallado la forma en la que se estipuló el abono de 8.000 euros mensuales: «Me preguntaron cuánto necesitaba y entre bromas dije: lo mismo que Jesús Merino. Él es amigo mío y me animó. No sé si eran sobre unos 8.000 euros al mes. Yo los destinaba a pagar los gastos que suponía mi trabajo». Ha agregado que «la cantidad se acordó con Pernía y Roberto Bedoya. Se pusieron los 8.000 como un tope. Un mes podían ser 8.000, otro 6.000 y otro nada, porque no había dinero. El Racing me costó dinero y salud», ha lamentado.
Porque, según sus datos, en ocasiones él adelantaba fondos. «El cáterin lo pagaba yo. Iba donde Ana Castanedo -gerente del club- y le comunicaba que este servicio, en el partido contra el Barcelona, había costado 2.500 euros. Y ella me contestaba: 'no hay dinero'. Eso no es cobrar 8.000 euros». También ha señalado que «emitía facturas con mi empresa. Cuando podían me las pagaban y cuando no, me las comía. En ningún momento pensé que iba a cobrar. Era el sueño de mi vida. Yo no quería un chófer ni una tarjeta ni un coche, sólo un mínimo para los gastos».
Campos ha puesto en valor su labor al frente del área social del Racing. «Me habrían tenido que pagar mucho más de lo que me dieron porque no hacían más que felicitarme por todos lados. Pernía y Bedoya me llamaban 'toro' porque no paraba de trabajar», ha asegurado.
Pero hubo un momento en que el buen rollo se acabó. Así lo ha contado el aludido: «Vi que ya no pintaba nada allí. Me dijeron que a una comida no podía ir. Y ahí ya vi que me estaban haciendo…». Algo así como el vacío. «No sé si fue por que se cansaron de mi exmujer (Carmen Martínez-Bordiú) o porque ellos se pensaban que con los proyectos que había desarrollado se podía llegar hasta el centenario. Al ver que me empezaban a cerrar puertas, dije que me iba. Fue decisión mía. Yo ya no aguantaba más pese a que no tuve ninguna mala relación con nadie».
A partir de ahí, según ha expuesto, dejó el asunto en manos de su abogado. «Roberto Pellón me preguntó '¿Qué les pido?' y yo le dije que lo mismo que Merino. Me dieron unos 90.000 euros en cuatro pagos. Si me hubiera ido sin nada, me habría dado igual. En aquella época no necesitaba el dinero. Ahora me vendría de maravilla. Mi abogado habló con Roberto Bedoya. Yo veía que los demás vivían muy bien y, si jugaban conmigo, como dice un amigo mío, las vaciladas se pagan. Le dije a Pellón que una cosa es que me considerase buena persona y otra que fuese tonto. Había invertido tiempo, dinero. Me había costado muchas cosas y algo tenía que sacar. Fue una cuestión de orgullo».
Con respecto a la escuela de Brasil, Campos ha contado que conoció las instalaciones de Indaiatuba en un viaje en el que acompañó a Francisco Pernía, el exconsejero Santiago Gilarranz «y en Madrid se unió alguien más. Allí estaba Iñaki Urquijo». A partir de ahí, su relato dista mucho de lo descrito por el resto de visitantes a la supuesta escuela fantasma: «Vi pobreza. Los chicos me daban hasta pena, me les habría traído aquí a todos. No había ni obreros ni obras. Había un campo enorme con una grada como si fuese de la época de los romanos. Me pareció imposible que allí se hubiese invertido un millón de euros. Lo único que pude hacer fue invitar a unas hamburguesas y cocacolas a los chavales».
Eso y «un par de fotos que salieron en el Hola». Según ha contado, como deportista, le «impresionó el físico de los chavales. Ves a 20 chavales de 1,90 que jugaban al fútbol peor que yo. No sabían ni lo que era un fuera de juego. No tenían ni zapatillas». Eso, en un escenario cuyo césped «era indescriptible. No había campo. Era tierra. Cuatro palos allí puestos y poco más. Imposible que se hubiese invertido allí un millón de euros. No tenían ni duchas. A mí me llevaron a donde entrenaba el Racing Primavera y no había nada. No sé si Silver Eagle tenía obras en otro sitio».
La declaración del hijo del expresidente
A través de videoconferencia ha testificado en segundo lugar uno de los hijos del expresidente Francisco Pernía, Pablo. Ha defendido la gestión del proyecto Racing Primavera, que pudo conocer durante un viaje a Brasil junto a su padre y el exdirector general del club Roberto Bedoya. «Fui en calidad de acompañante, para ponerles en contacto con un despacho de abogados y para solucionar algunos contratos de los derechos federativos de un club en Brasil», ha justificado.
Su descripción de lo visto en Indaiatuba ha sido totalmente diferente a la de José Campos. Según ha señalado, «el estadio brasileño era de cierta antigüedad y en uno de los fondos había unas instalaciones que eran de nueva construcción, pero no había obras en ese momento. Estaban finalizadas. El estado del césped era correcto, normal».
Racing Primavera
Por su parte, la defensa de Iñaki Urquijo y Juan Vergara ha renunciado a la declaración del padre del futbolista Brian Sarmiento, pero ha presentado al contable Geraldo Marchezini. «Nuestro trabajo fue una revisión para mirar el trabajo anterior de Contalex. Una empresa parecida a la mía. Asesoría de contabilidad. Hice un informe para reconocer los aportes en gastos de la escuela de Indaiatuba». Ha hablado de «un balance donde están todos los gastos del proyecto», en el que se apreciaría un desfase entre el gasto total y lo aportado por el club.
Con su testimonio, la letrada Jone Goirizelaia ha tratado de demostrar que Urquijo adelantó dinero porque el Racing no cumplió con sus obligaciones. «Las personas con las que tuve contacto aseguraron categóricamente que recibieron los recursos en efectivo», ha explicado el testigo. Un desfase -140.000 reales- que se gastó, pero que no aparece en la documentación. Sin embargo, y con las trabas del idioma, el asunto no quedó demasiado claro después de que Marchezini asegurase que quien pagaba en mano los trabajos era el emisario en Brasil, Marcos Rodríguez Lucena, alias 'Magú'. Todo se complicó aún más cuando el contable ha reconocido no haber tenido acceso a la auditoría de Contalex (en la que se registran todos los pagos en efectivo y consta que «no hubo movimientos bancarios») que integra el sumario. Posteriormente ha afirmado que sí, que el dinero restante lo habría aportado Urquijo. Justificó su cambio de versión en que no había entendido bien la pregunta anterior. «Evidentemente, yo no estaba allí cuando se realizó el pago», ha agregado. El lío fue creciendo y a la jueza ponente, Paz Aldecoa, no le ha quedado más remedio que pedir orden: «Vamos a ver si empezamos a hacer las cosas con un poco de calma». Mientras tanto, la defensa de Francisco Pernía ha tratado de demostrar que ese desfase no quiere decir que el Racing no hubiese enviado el dinero, sino por la no presentación de una serie de facturas.
Por su parte, el abogado de la Asociación de Exjugadores, Manuel Higuera, ha indicado que el informe de ingeniería sobre el que basó Marchezini su auditoría es incorrecto, lo que «desvirtuaría» el informe del contable.
Lo que sí apreció Marchezini es un importante cambio en el Esporte Clube Primavera tras la supuesta llegada del Racing a Indaiatuba: «Yo conocía anteriormente el club y después de las reformas fue otro club. Otra estructura».
Las dos jornadas anteriores del juicio
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