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El Racing abre debate. La teoría de la manta: si te tapas los pies dejas descubierta la cabeza y si... De un tiempo a ... esta parte, ya no suena tan alto el famoso 'rock and roll' que puso de moda el equipo de José Alberto. En buena parte porque la melodía que ahora ha subido el volumen es la que entona un ritmo que habla de la línea defensiva adelantada. O lo que es lo mismo, tanto hablar de lo bien que se tira el fuera de juego que el Racing ha dejado de marcar goles. Y eso, se mire por donde se mire, es un hecho palmario.
Ni un solo gol en los últimos tres partidos de Liga ante Granada, Mirandés y Málaga. O si se quiere, uno si se le suma a la serie el duelo copero ante el Sporting de Gijón. Estos datos, que bien pueden deberse a un pequeño bache natural y hasta lógico, no dejan de ser sorprendentes. En tanto en cuanto es algo nuevo para este equipo.
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La Federación Española de Fútbol hizo ayer público el horario del partido de la eliminatorioa de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. El Racing recibirá en los Campos de Sport de El Sardinero al Celta el domingo, 5 de enero, a las 15.30 horas.
La sensación da pie al análisis. En el último mes, el hilo musical en los medios de comunicación y en las tertulias de aficionados ha sido la arriesgada, atractiva y motivante forma de defender del Racing, con comparaciones con el inolvidable Milan de Arrigo Sacchi o, sin irse tan lejos, con el Barcelona de Hansi Flick. Es muy habitual exagerar, pero realmente las estadísticas invitaban a pensar así. En la última victoria liguera hace casi un mes, ante el Burgos por 2 a 0 (16 de noviembre), se levantó una expectación sin precedentes: el Burgos cayó en doce fueras de juego. Se habló más de la posición de la línea defensiva que de la propia victoria. Desde entonces el equipo no ha sido capaz de marcar un gol. «Nos estamos obsesionando con la línea defensiva, con la defensa posicional, que nos estamos olvidando de crecer ofensivamente», destacaba este lunes el excapitán del Racing, Jesús Merino, en el programa de esta casa 'El Añadido'. «El cambio táctico introducido por José Alberto vino muy bien; el equipo lo aceptó muy bien y muy rápido, pero ha supuesto un cambio», añade el carismático zaguero de los años noventa.
Sin preocuparle en exceso, porque está «convencido de que el míster volverá a dar con los mecanismos necesarios», sí que argumenta el excapitán lo que está ocurriendo. «Se ha producido un cambio de escenario; antes, los Íñigo Vicente, Andrés Martín y compañía jugaban en 35 metros y ahora lo están haciendo en veinte» como consecuencia de ese adelantamiento de la línea de retaguardia. Ese paso adelante supone una reducción inmediata de los espacios. Las matemáticas no son una opinión: si defiendes más adelantado existe menos terreno para atacar. No hay debate. «La gente que tiene que generar no dispone de tanta distancia ni tanto margen como antes», añade el navarro.
Ante una situación como esta, no hay mejor manera de buscar una explicación que preguntándole al responsable de la puesta en escena, José Alberto. El técnico descarta que este significativo bloqueo ofensivo sea debido a esa excesiva preocupación por la dichosa línea. «A mí me parece todo lo contrario. Esta propuesta lo que te da es que los de arriba pueden recuperar más arriba y pueden beneficiarse», admite el entrenador racinguista. La respuesta del míster contempla dos perspectivas; por un lado, que entiende que la consecuencia de una cosa con la otra no es directa. Y dos, en la propia respuesta expone la razón del cambio táctico. Por lo tanto, «si funciona, pues es un espectáculo, pero sí no es así la cosa se complica», reafirma Merino.
En cualquier caso, ambas voces, la de José Alberto, la más acreditada de todas, y la de Merino, desde fuera y con el aval de una experiencia más que dilatada, ponen el foco en el acierto. «Nuestros jugadores de ataque volverán a estar acertados y volverán a dar los números de antes», remata. Por tanto para esa cantinela -ya no melodía- que se escucha en los últimos días de que el Racing ha dejado de jugar a lo que jugaba existe una única explicación que se centra en la puntería. «No me preocupa que no haya el equilibrio entre un ataque atrevido y una defensa adelantada porque tengo confianza plena en José Alberto, lo que sí me preocupa es lo de tres partidos sin marcar», insiste Merino. El Racing no se había quedado sin anotar en ningún partido en las quince jornadas anteriores a estas tres derrotas. Ni tan siquiera en el desastre ante el Cartagena en El Sardinero (1-2) el equipo se fue a casa de vacío. Y sin embargo, los grandes adelantos que se vieron ante el Albacete en casa o frente al Racing de Ferrol, a domicilio, cuando incluso con el equipo local volcado y dominando los verdiblancos no renunciaron a jugar tan adelantados, han ido tapando una llamativa falta de gol.
Lo que era la esencia de este grupo, tanto como que se colocó en segunda posición en el capítulo goleador, tan solo superado por el Almería, ahora le ha dejado en una discreta novena posición. ¿No estará dejando de hacer bien lo que siempre hizo por querer mejorar en lo que no era tan bueno? Sirva un ejemplo para ilustrar la cuestión: un atleta de velocidad comienza a entrenar resistencia. El resultado más lógico es que pierda la explosividad que le hacía ganador sin conseguir destacar en la larga distancia porque lucha contra natura. Es probable que al Racing le pueda ocurrir algo así si trata de buscar hacer algo que no ha hecho nunca y que no le define.
José Alberto
Entrenador del Racing
Jesús Merino
Exapitán del Racing
Ahora bien, y dicho todo esto, de lo que no hay duda es de que el talón de Aquiles de este equipo en los dos últimos años -los que cumplirá José Alberto en unos días- es su falta de contundencia en la defensa y de ahí que una parte del trabajo, con buen criterio, del cuerpo técnico pase por buscar soluciones. El curso pasado el equipo encajó 56 goles, una cifra inverosímil para un aspirante al play off de ascenso, que hasta el último partido tuvo en su mano la sexta posición de la Liga. Tan solo fueron peores que el Racing en este capítulo el Villarreal B, colista de la clasificación, y el Eldense. Sirva un dato para poner en contexto la dificultad que entraña lograr un objetivo tan ambicioso como el ascenso directo: el Leganés y el Valladolid, los dos que subieron a Primera por esta vía, recibieron prácticamente la mitad de goles, 27 y algo más 36, respectivamente.
Detectado el problema, ya en la dirección deportiva cumplieron con su trabajo: cambio de cromos de Germán por Javi Castro y Javi Montero premonitorio. Esa maniobra pronosticaba un deseo de jugar adelantado, circunstancia que exige defensas más rápidos. Lo mismo ocurrió con los laterales, donde Mario García dio el sorpaso a Saúl y Michelin, en grado superlativo, ha empujado la línea mucho más allá de donde se situaba con Mantilla y Dani Fernández. El siguiente paso para mejorar ha sido este cambio táctico, que como bien explica el míster busca ser aún más agresivo. Los resultados, enmascarados por la falta de acierto en ataque, no están siendo buenos por el momento, pero todo es empezar. Hay ocasiones en las que la banda suena distorsionada, de ahí que sin ensayos sea difícil afinar. El 'rock and roll' sigue de fondo, solo falta que le vuelvan a subir el volumen. Adelante.
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Ana del Castillo
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