Mario García pide paso
Diario de un sufringuista ·
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Diario de un sufringuista ·
A pesar del resultado, el canterano pudo irse satisfecho de un partido en el que incluso fue el encargado de botar los saques de esquinaY a la novena llegó la vencida. Después de ocho jornadas lijando banquillo, por fin José Alberto se decidió a dar una oportunidad esta temporada a Mario García, que ocupó un lateral zurdo que, hasta la fecha, parecía propiedad privada de Saúl.
Una oportunidad que ... el canterano aprovechó para reclamar protagonismo; no sólo en positivo, ya que destacó su desparpajo, sin arrugarse desde los primeros instantes ni acusar los veintisiete grados de la noche, sino sobre todo con gran inteligencia y una pizca de fortuna para no ser protagonista en negativo. Porque, de haber picado el árbitro en el piscinazo de Luismi Cruz, todo hubiera sido muy diferente en el Heliodoro.
Y es que el Racing visitaba Tenerife en plena vorágine de rotaciones, que se antojaban algo excesivas para un plantilla bastante joven –veintiséis años de media– y que tampoco es que haya estado demasiado exigida en lo que va de temporada. Pero la jornada entre semana ha provocado que el míster introduzca rotaciones y, aunque aún no haya definido un once tipo, sí que sorprendería dando descanso a algunos jugadores que, hasta ahora, parecían insustituibles. De esos que siempre están, salvo lesión… o que toque tirar la Copa. Entre ellos, los laterales.
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Era, pues, el momento de apostar por Mario, una pequeña alegría para una afición a la que dejó un buen sabor de boca en su debut y sus intervenciones la pasada campaña. Y el joven parecía muy consciente de que debía aprovechar su momento. Muy concentrado y tremendamente atento, le tocaría aguantar el arreón inicial de un Tenerife acostumbrado a apretar en los inicios de partido, para sorprenderles enseguida presionando en su propio campo. El canterano, además, parecía tener una misión clara: mirar hacia arriba. Ofrecer ese plus ofensivo que no todos los laterales pueden aportar.
Pero, además, enseguida pudo comprobarse que Mario parece el lateral ideal que buscaba hace años Marcelino García Toral. Y es que viendo sus movimientos sin balón, se venía a la memoria la guerra interminable de su predecesor Cristian Fernández con el entrenador, que se hartaba de corregirle la posición, con gestos inequívocos. A Mario, sin embargo, no hace falta decirle nada, pues parece haber comprendido a la perfección lo que le pide la escuela asturiana: vascular con el juego, cerrando al extremo cuando atacan por su banda, pero cuando el balón está en el otro lado estrechar la defensa, alineándose casi como un tercer central. El cuarenta tiene interiorizados esos automatismos, que ejecuta con pericia y astucia.
A pesar del resultado, el canterano pudo irse satisfecho de un partido en el que incluso fue el encargado de botar los saques de esquina. Una muestra más de su buen desempeño con el balón, un nuevo argumento a su favor en un equipo empeñado por filosofía en sacar el balón jugado desde atrás.
Dani Fernández y Mario García jugaron ayer sus primeros minutos de esta temporada en Liga y ambos lo hicieron saliendo de inicio en la alineación de José Alberto. El primero se lesionó en pretemporada y hasta ahora había estado en la sombra, mientras que el canterano era uno del os pocos jugadores que no había disfrutado de un solo minuto en las siete jornadas, al igual que Miquel Parera y Juan Gutiérrez. Los dos laterales tuvieron su cuota de protagonismo y cumplieron con el rol que les encomendó el míster, dada su tendencia ofensiva. Más allá de que fue una sorpresa su concurso, el cuerpo técnico tiró de rotaciones.
Y el joven pudo haber sido, decíamos, mucho más protagonista, en lo bueno… y en lo malo. Suyos fueron los despejes más contundentes en el área propia, y comenzando la primera mitad pudo armarla cuando coló entre el lateral y el central y puso un centro envenenado que se paseó por el área chica, sin encontrar rematador.
Pero sobre todo le sonrió la fortuna en dos lances que pudieron resultar controvertidos: en el minuto treinta y tres, el revoltoso Luismi Cruz se coló caracoleando en el área racinguista. Mario le cerró el paso y le condenó a salirse por la línea de fondo, pero el delantero aprovechó un leve contacto con la mano de Mario para caer fulminado. Su picardía se llevaría el premio limón, y sin necesidad de VAR, pero defender con los brazos siempre es arriesgado. Y poco después, el público local reclamó mano cuando cortó un balón en la frontal, pero el árbitro no apreció infracción.
Entre ambas acciones, dejaría una muestra de temple y calidad, en una cesión al portero con el pecho, en el área chica. Eso sí, la gran ocasión le llegaría en el cuarenta y cuatro, cuando un ataque algo farragoso del Racing, con Ekain y Lago Junior percutiendo contra la defensa tinerfeña, acabó dejando al lateral con el balón en los pies a un par de pasos del área. Con el marcador todavía igualado, ni se lo pensó, y enfiló hacia la portería rival. Sin embargo, no es su hábitat natural, y no pudo culminar lo que hubiera sido todo un zarpazo.
Pero sí dejó claro que hay futbolista. Con un poco de continuidad, quién sabe hasta dónde podría llegar este muchacho, al que no le pesan en absoluto sus veinte años.
El Racing vuelve hoy a Santander después de casi una semana fuera y, sin descanso, tendrá que preparar el próximo choque liguero. Será el sábado, a las 18.30 horas, frente al Sporting, en los Campos de Sport. Un duelo que ha sido declarado de alto riesgo por la importante afluencia de seguidores rojiblancos.
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