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La mente también juega»; lo dijo José Alberto en la sala de prensa, dolido porque «cuando tienes los puntos no se te pueden escapar». Y así nos quedamos un poco todos: en lugar de suspender la incredulidad, lo que se nos cortó fue el alegrón que el Racing nos estaba dando.
«¿Cuánto hace que no éramos así de felices?», preguntaba al descanso el doctor José Carlos, absolutamente entregado al disfrutinguismo. Y sí que fuimos felices, sí, pero tampoco hace tanto: así estábamos en el Tartiere hace unos meses, al menos durante el descanso.
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Otra cosa es cuánto nos dure esa felicidad; a fin de cuentas, esto es fútbol, no estadística. Y la euforia colectiva ayuda, pero no puntúa.
Por fortuna, el racinguismo esto lo sabe de sobra, y más allá del disgusto de que se escapasen dos puntos en un partido que tenía, según el míster, absolutamente controlado, tampoco va a sacar las cosas de quicio: el control estuvo en el marcador más que en el juego, porque excepto después del dos a cero, con el rival muy tocado, el resto del encuentro fue mucho más rojiblanco. Y es que el Almería tenía un equipazo, muy superior en números –en plural, sí, porque noventa millones suponen un presupuesto estratosférico para la Segunda División– y que si acabo rascando en los Campos de Sport fue por esa 'mala cabeza' que José Alberto nos recordaba que también juega.
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Vamos, que aunque ayer escociera, por la ventaja desperdiciada, quién sabe si ese puntito ante uno de los huesos de la categoría no lo agradeceremos al final de temporada.
Otra cosa, claro, es que el Racing tiene a tres artistas en la zona de ataque, y ese argumento es incontestable para cualquier defensa. Entre Arana, Andrés Martín y, sobre todo, Íñigo Vicente hicieron un roto al Almería. Solo nos falta compensar un poco entre contención y creación, porque al final el Racing volvió por sus fueros de la última campaña, cuando tanto le costaba mantener la portería a cero. «Fallos individuales, no colectivos», recalcaba el míster, pero el resultado sigue siendo el mismo.
Cierto que el equilibrio es imposible; lo de defender como Italia y atacar como Brasil que predicaba Santamaría con el chándal de seleccionador es una quimera, y así le lució el pelo en el mundial de Naranjito, pero igual no haría falta jugársela tanto con el ida y vuelta. Se lo dijeron en la rueda de prensa y José Alberto se mosqueó: «Si queréis que nos colguemos del larguero lo podemos hacer, pero yo prefiero que la gente se divierta».
A ver, que tampoco es eso, pero no olvidemos que lo que más divierte a la afición es ganar. Y ayer lo comprobamos: lo que nos hacía felices era ir ganando dos a cero, aunque el Almería había jugado mejor y tenía más ocasiones.
El problema es que la primera jornada del curso es día de reencuentros, unos más felices que otros. Fabuloso ver de nuevo el estadio lleno, increíble que después de un año ya se pueda ir a los aseos, espectacular el ambiente, la entrega de la grada y el primer tifo, pero también volvieron algunos compañeros de viaje a los que es más difícil abolir. José Alberto lo llamó «inocencia». Esa mente a la que aludía, y que parece ser nuestro punto débil. El talón de JAL. En fin, hay que seguir creciendo, dijo. Y claro, qué le vamos a hacer… es lo que toca.
Porque lo que realmente resultaría inocente es plantearse desde ya expectativas demasiado altas. Cierto que el año pasado acariciamos el ascenso, y que los racinguistas no necesitamos que nos animen mucho para arrancar la máquina de soñar y ponernos con el cuento de la lechera. Pero si desde el principio te pones la luna como objetivo, va hacer falta mucha moral para ese viaje. No estaría de más un poco de realismo, y que en vez de que una ilusión nos persiga a nosotros, seamos nosotros quienes la perseguimos a ella.
Por el momento, disfrutemos de lo bueno, y mucho, que promete esta temporada; la marcha de Peque no se ha notado, y no todos los rivales van a ser como el Almería. Se avecinan muchas alegrías en el Sardinero, que parece que volverá a ser un fortín. Luego ya veremos si alcanzamos la media inglesa, la media tabla o a qué ola nos subimos. Y si este año vuelve a tocar rock and roll, pues que vayan afinando la sección rítmica, porque desde luego las guitarras no podían estar en mejor forma. Disfrutemos, pues, de sus solos y punteos.
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Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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